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Mujeres piloto, una tendencia que crece

De la década del ’60 a esta parte, muchas cosas cambiaron en el mundo de la aviación. Primero como pilotos privados y cada vez más como pilotos comerciales, las mujeres se abren paso en las cabinas de los aviones.

Martha Cañete no se acuerda cómo ni cuándo comenzó su fascinación por los aviones, pero cuando cumplió 18 años, en 1963, le comunicó a su papá y a su mamá que quería estudiar para ser piloto privado: “Mi papá me apoyaba totalmente, pero a mi mamá le parecía una locura; decía que podía accidentarme y lo responsabilizaba a mi padre por eso”. Hoy está jubilada y vive en la localidad de Sacanta, y, aunque no se acuerda cómo empezó todo, sabe que la primera vez que se subió a un avión se sintió libre: “Estar arriba de un avión es como ser un pájaro por un rato”. Martha fue la única mujer de su curso en el aeroclub La Carlota y una de las tres que piloteaban aviones en toda la provincia de Córdoba por ese entonces.

Certificado para ser “hombre del aire”

“No dudamos que sabréis interpretar el espíritu de caballerosidad, camaradería y colaboración que siempre ha distinguido a los hombres del aire”, dice el certificado que le entregaron a Cañete después de terminar el curso de piloto. Como bicho raro de ese mundillo, hasta entonces completamente masculino, recibía un trato que igualmente aprendió a pilotear: “En casi todos los ámbitos, pero más en este y en esa época, los hombres subestimaban a las mujeres. A mí me divertía que me vieran de esa forma y por suerte fui lo suficientemente testaruda como para que ese machismo no me impidiera hacer nada”.

Por ese entonces, aspirar a ser piloto comercial siendo mujer era impensado. “Las tres mujeres que estábamos en esto sabíamos perfectamente que nunca se nos iban a abrir puertas para trabajar en aerolíneas”, cuenta.  En su caso, no lo vivió como una frustración. “A mí me gustaba volar como un deporte, como un hobbie. No lo veía como un trabajo. Pero me alegra que hoy esas puertas profesionales y otras se estén abriendo para las mujeres”, dice.

Las que llevan los pantalones en la cabina

Cambiado el siglo, a María Fernanda Coronel le tocó ingresar a un mundo de la aviación del que ya participaban algunas pilotos. Sin embargo, cuando le dieron su uniforme, se dio cuenta de que las aerolíneas se habían actualizado pero no tanto: “Las pilotos usábamos el mismo uniforme que los hombres. Mi pantalón tenía espacio para partes del cuerpo que yo no tengo y nuestros zapatos definitivamente no eran de mujer, lo que implicaba algo más que tener una imagen masculina: no era cómodo”, repasa la piloto, hoy una de las 15 mujeres que ocupan las cabinas de los aviones de Aerolíneas Argentinas. Contemplando a Austral, las mujeres representan un 1,5 por ciento en nuestra aerolínea de bandera. Los porcentajes se replican en otras aerolíneas comerciales, y las incorporaciones se produjeron, en su mayoría, en la última década, lo que habla de una tendencia creciente en la integración de mujeres piloto.

Dos años después de su ingreso, María Fernanda propuso a la empresa cambios en el uniforme que acompañaran y reconocieran los nuevos tipos de cuerpo que ocupaban la cabina, hasta que en 2016 se formalizó un uniforme exclusivo para las mujeres pilotos de la compañía.

Un convenio para las pilotos mamá

De la misma forma que a Martha le otorgaron un certificado para ser un caballeroso hombre del cielo, cuando María Fernanda llegó a una aerolínea comercial, encontró que el convenio laboral para los pilotos todavía excluía las particularidades de las mujeres en la actividad. “Un día se me ocurrió preguntar qué pasaba si una de nosotras quedaba embarazada y me di cuenta de que legalmente estábamos desprotegidas en ese sentido, porque se utilizaba el convenio de las Tripulantes de Cabina de Pasajeros (TCP)”, explica. A diferencia de una TCP, una piloto tiene que rendir exámenes cada seis meses o un año de acuerdo con la licencia que tenga, y una licencia por maternidad implica dejar de volar por varios meses y reiniciar un proceso de permisos complejo y engorroso.

Junto con su padre abogado, María Fernanda colaboró para que se siguieran abriendo nuevas puertas para las mujeres en la aviación. Ella y su padre elaboraron un convenio de trabajo específico para mujeres piloto en Aerolíneas Argentinas, que es el que hoy está vigente en la empresa estatal. “Fue un trabajo desde cero porque implicó hacer lo que no estaba hecho, pero yo disfruto de esos espacios, y Aerolíneas Argentinas te retribuye los esfuerzos”, comenta.

Aunque entre la época de formación de Martha y la de María Fernanda pasaron más de tres décadas, existen, en sus historias, algunas continuidades. “A pesar de que cada vez hay más mujeres en la aviación, muchas actualmente formándose para ser pilotos, todavía la gente se sorprende cuando contás cuál es tu rol en el avión. Es bueno que más chicas se acerquen y se animen. Volar un avión es emocionante y nadie que sienta que es su vocación debería privarse de hacerlo”, cierran.

Detalles: Casos y números

Una tendencia que crece.

Andes suma a su primera piloto. El 8 de marzo último, la firma argentina Andes Líneas Aéreas presentó a su primera piloto mujer en un spot institucional. Se trata de Lualí Eisler, incorporada en octubre de 2017. En el video, Eisler sostiene: "Me enamoré de esta profesión y no pude zafar. La cabina de un avión es la mejor oficina que te puede presentar la vida".

Air Canada y Emirates. Unas 210 mujeres trabajan como pilotos en Air Canada, lo que representa un seis por ciento de la planta total de pilotos. Por su parte, Emirates reveló que el 44 por ciento de su personal está compuesto por mujeres, con 29.000 empleadas de 150 nacionalidades diferentes. Las que ocupan la cabina serían unas 60 mujeres de entre 20 y 59 años.

Un equipo íntegramente femenino. El 8 de marzo de este año, Ethiopian Airlines sumó a Buenos Aires como destino (el sexto en América). Aprovechando la efeméride, lo hizo con un vuelo inaugural operado completamente por mujeres: una piloto, dos oficiales de vuelo, una técnica de vuelo y diez tripulantes de cabina.

Pionera en el mundo. Élise Deroche (1886-1919) se convirtió en la primera mujer en el mundo en obtener una licencia de piloto de avión a sus 24 años. Trascendió en el mundo como "la baronesa francesa Raymonde de la Roche" debido a un equívoco: Raymonde de Laroche era su nombre artístico como actriz, y en la revista Flight le añadieron el título nobiliario que no tenía. Élise era hija de un plomero y su familia pertenecía a la clase media francesa.

La primera en Argentina. La primera piloto argentina fue Amalia Celia Figueredo, una rosarina nacida en 1895, estudiante de música y obstetricia. Descubrió el mundo de la aviación cuando se mudó cerca del aeródromo de Villa Lugano y conoció a Jorge Newbery, quien la acompañó en su vuelo de bautismo.