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Montevideo, entre el art déco, la rambla y los mercados

No hay nada más apacible que deambular por la capital uruguaya.

La Ciudad Vieja, el corazón de Montevideo, es un barrio de edificios icónicos, museos, cafés, restaurantes, librerías, anticuarios, locales de diseño y pequeños hoteles.

El casco histórico fue el origen de la fortificación militar española. Las murallas, levantadas en 1741, comenzaron a demolerse en 1829, pero aún quedan algunos restos en la rambla sur y la rambla portuaria. La Puerta de la Ciudadela, que conectaba el fuerte con la ciudad colonial, está ubicada entre la plaza Independencia y la peatonal Sarandí.

En la ciudadela hay bellísimos edificios históricos de estéticas diversas, consecuencia de las diferentes corrientes migratorias: colonial, neoclásica y, sobre todo, art déco. De hecho, se dice que Montevideo es, junto con Nueva York, una de las ciudades con mayor cantidad de construcciones de este estilo. Se destacan, por ejemplo, el museo Torres García, el edificio Alamar, el de la Aduana y el Palacio Rinaldi.

DATOS ÚTILES. Información útil para visitar Montevideo.

Circuito arquitectónico

Frisos y bajorrelieves. Diseños geométricos, facetados, acanalados. Pisos de mármol, frentes de granito, balcones de concreto y portones de rejas ornamentadas. Estructuras escalonadas que pugnan por llegar bien alto. Son algunos de los rasgos del art déco, que en Montevideo cuenta con unos dos mil exponentes.

No es poco si se la compara con Miami, que, con unas mil edificaciones de ese estilo, es un ícono mundial desde que en los ’70 rescató a aquel tesoro en decadencia. O con Nueva York, que lleva como estandartes los rascacielos del Empire State, el Rockefeller Center o el edificio Chrysler.

Claro que en la capital uruguaya todo se presenta a otra escala. Los edificios emblemáticos, como el Palacio Díaz, no son tan rimbombantes ni trepan tan alto como sus pares de la Gran Manzana; y las construcciones en estilo náutico, como el Yacht Club, carecen de los tonos pasteles que caracterizan a las de Miami. En el art déco uruguayo, la falta de colores es total.

En ese marco, las arquitectas Sabetay y Credidio diseñaron un proyecto para señalizar con baldosas los hitos del art déco en la Ciudad Vieja, y crearon además Art Déco Tours: circuitos personalizados que transitan del Puerto del Buceo a Pocitos, el parque Rodó, la avenida 18 de julio y la Ciudad Vieja.

La rambla y los parques  

La rambla es “el” lugar para andar en bicicleta, caminar y dejarse llevar por la brisa marina desde la Ciudad Vieja hasta la playa Ramírez. Enfrente está el parque Rodó. Con 43 hectáreas de verde, es el pulmón de Montevideo, y tiene un lago artificial donde se puede pasear en lancha a pedal, pista de patinaje, un parque de diversiones y una pérgola donde los tangueros despuntan el vicio. Cerquita están el Teatro de Verano y el Museo Nacional de Artes.

Desde ahí, hay que hacer unas 25 cuadras hasta el parque Batlle, otro rincón para tomar una bocanada de aire puro, donde se encuentran el Estadio Centenario y el Velódromo Municipal.

Se puede regresar lentamente al centro y a la Ciudad Vieja merodeando por los barrios residenciales de Buceo y Pocitos, con sus calles comerciales, bares, restaurantes y las playas más lindas de la ciudad. Más adelante, el barrio Punta Carretas se distingue por su faro, ubicado en la Punta Brava, que marca la línea imaginaria que divide el océano Atlántico del Río de la Plata.

Día de feria

Si el paseo por Montevideo es un día domingo, no hay que dejar de visitar la feria Tristán Narvaja, un mercado callejero que funciona desde principios de siglo pasado.

Es un gran gentío donde no cabe un alfiler; un entramado de puestos que se extiende por más de diez cuadras sobre la calle Tristán Narvaja y sus arterias laterales. En este sitio se consiguen desde frutas y verduras hasta los objetos más extravagantes.

Hay artesanos y revendedores; hay quien se acerca, pone una mesita y vende las cosas que ya no usa. Hay libros, discos de pasta, antigüedades, luminarias, juegos y muebles. Hasta mascotas se pueden hallar en este mercado callejero, que permanece inalterable al paso del tiempo.