buscar

Mítica Ciudad de Reyes

En los últimos años, la capital peruana tuvo un notable cambio de imagen que hoy la presenta impecable, con arreglados espacios públicos y un valioso centro histórico que recuperó su esplendor.
En los últimos años, la capital peruana tuvo un notable cambio de imagen que hoy la presenta impecable, con arreglados espacios públicos y un valioso centro histórico que recuperó su esplendor.

La capital peruana pasó del esplendor a la decadencia en varios capítulos de su larga historia. Visitarla hoy equivale a enamorarse de una urbe que alterna el valioso patrimonio histórico y cultural con desarrollos de vanguardia, en amigable convivencia.

“La mayoría de los limeños no conocen los truenos, ni los relámpagos, ni los rayos ni el arco iris y prácticamente no llueve” dice Saby, una de las guías mientras caminamos por la Plaza Mayor de Lima. El espacio público, centro neurálgico limeño, está vestido de los colores de numerosas flores y del verde césped, y parecen contradecir esas palabras. Es que en la capital del Perú ocurre una situación curiosa con respecto al clima. Ubicada en la costa central del país, sobre el océano Pacífico y en territorio del desierto costero, combina una casi ausencia de lluvias con un alto nivel de humedad (90 por ciento) mientras tiene una persistente cobertura nubosa en sus cielos.

El riego es artificial, con un uso racional del agua de río pero además, es la alta humedad la que favorece la vegetación.

El curso del río Rímac atraviesa la capital y de diciembre a marzo aumenta su caudal con el agua que proviene de los Andes.

Paso a paso. La Plaza Mayor la rodean el Palacio de Gobierno, la Catedral, la Municipalidad y el Palacio Arzobispal que demuestran el protagonismo de Lima en la época colonial. Otro espacio significativo en la vida capitalina es la Plaza San Martín, también ubicada en el centro histórico y vinculada a la Plaza Mayor por el jirón de la Unión, y en cuyo centro el monumento central recuerda al libertador José de San Martín.

La caminata adentra en los testimonios que manifiestan la importancia de la metrópolis, desde que la fundara Francisco Pizarro el 18 de enero de 1535 y que merced a la ubicación estratégica de su puerto adquiriera gran relevancia en la América española.

Cultura y boato signaron la existencia de Lima hasta que en el siglo XVIII se creó el Virreinato del Río de la Plata que absorbió la explotación de las minas de Potosí. De allí en más, la capital peruana entró en un proceso de decadencia que culminó con la declaración de la independencia del Perú en 1821.

Los pasos depositan en la iglesia y monasterio San Francisco que representa a las iglesias de la Lima colonial. Se trata de un monumental complejo que abarca la iglesia, el convento y las capillas El Milagro y La Soledad.

Construidos en el siglo XVII, tanto claustros como patios con detalles de azulejos sevillanos y una biblioteca de incalculable valor, marcan la diferencia con otros templos de su tipo.

Es sede del Museo de Arte Religioso y de la Sala Zurbarán y por debajo de la iglesia se mantienen las catacumbas que oficiaron de cementerio colonial.

La importancia con la que se fundó Lima fue el acicate para que todas las órdenes religiosas llegaran a esas coordenadas en tiempos de la colonización española. La aseveración se manifiesta en las iglesias Santo Domingo y La Merced, entre otras.

Lima tiene en la actualidad 8.000.000 de habitantes de los cuales un millón son chinos, por ello la importante presencia de restaurantes de ese origen al que los peruanos denominan “chifas”.

Otros rasgos significativos de la capital son los numerosos casinos que concentra y que, según dicen, son herencia de la gestión del ex presidente Alberto Fujimori.

Otro común denominador es  la casi ausencia de motocicletas. Las que circulan están prácticamente reservadas a servicios de delivery y mensajería, aunque el tráfico en algunas zonas es caótico.

En la zona antigua de Lima no hay edificios altos ya que la mayoría tienen una antigüedad que supera los 300 años y fueron construidos de adobe y quincha (madera y caña) para resistir los terremotos. Sí hay construcciones en altura en barrios periféricos.

Lima cambió mucho en los últimos años. Hoy es una ciudad limpia, a la que le “sacaron lustre”, ordenada, y relativamente segura, merced a la inclusión de los serenazgos, encargados de proporcionar vigilancia.

Balcones. De tiempos coloniales y republicanos los balcones son una identidad de la ciudad. Integran el patrimonio, aunque muchos se perdieron por el avance de la expansión constructiva, antes de crear la ordenanza que hoy los protege.

Mis pensamientos llegan a Lima / a contemplar sus viejas calles /con sus balcones de recuerdo virreinal / y mi alma llena de ilusiones se va Del Puente a la Alameda para admirar La Flor de la Canela / airosa caminar...

Perú adorado de Luis Castillo.

San Isidro y Miraflores. La avenida Santa Cruz divide a los barrios residenciales San Isidro y Miraflores.

En el primero se encuentra la Huaca Huallamarca, pirámide de adobe pre inca que no tiene ni pasillos ni habitaciones sólo una terraza en el alto.

Huallamarca deriva del vocablo quechua “marca” (comarca o pueblo) y “hualla” (nombre del grupo aborigen).

En el lugar los huallas enterraban sus muertos hasta que en el siglo XV abandonaron el centro ceremonial.

Huaca Huallamarca quedó rodeada por la urbanización (Nicolás de Rivera 201) y cuenta con un museo de sitio de esmerado cuidado.

Los orígenes del actual barrio San Isidro fueron haciendas de olivares (en el Parque Municipal se conservan ejemplares de olivo que datan del año 1500). Hacia 1930 llegaron a esa zona muchos inmigrantes europeos que huían de la guerra. Allí se afincaron y construyeron algunas viviendas que explican la presencia de cierta arquitectura exótica en la residencial barriada.

Este distrito de áreas verdes y exclusivas construcciones,  últimamente reconvertido en centro de negocios, hay diversas cadenas hoteleras y renombrados restaurantes. Ahí se encuentra el edificio más alto de la ciudad, el Hotel Westin de 40 pisos, al final de la avenida Prado oeste.

La avenida Arequipa une el centro limeño con Miraflores, el distrito turístico que enamora a peruanos y extranjeros.

Enclavado de cara al Pacífico, entre acantilados y la bahía de Chorrillos, Miraflores concentra grandes y modernos centros comerciales como Larcomar; parques y espacios públicos e importantes hoteles, y en ese perímetro se gesta buena parte de la “movida” cultural y artística que se moviliza desde  teatros, cafés y pubs.

Más información

-Historia y vanguardia