México más allá de las playas: tres destinos imperdibles en Chiapas

Si te apasiona la historia no podés dejar de visitar Chiapas, en México, un estado donde las ruinas hablan del pasado y se fusionan con la selva. Estos son los tres puntos que no deberías dejar de conocer en tu viaje:

Una tumba gigante en la selva tropical de Palenque

A 760 kilómetros de Playa del Carmen se encuentra la ciudad de Palenque, que alberga una de las ciudades prehispánicas más impresionantes de México. Sus ruinas, de hecho, fueron declaradas en 1987 como Patrimonio de la Humanidad.

Dentro del sitio se pueden hacer numerosos recorridos. Uno de ellos –quizás el más importante– es el que visita el templo de las inscripciones, que guarda la tumba de Pakal (gobernante de la ciudad en el siglo VI). Con un peso aproximado de siete mil toneladas, el sarcófago cuenta a través de un tallado en jeroglífico maya la vida del gobernante.

Además, las ruinas están enclavadas en la selva Lacandona, lo que permite observar gran presencia de fauna silvestre, entre la que se destacan monos aulladores y aves de colores.

Un pueblo mágico con historia

San Cristóbal de las Casas es la principal ciudad turística del estado de Chiapas. Declarada como pueblo mágico debido a la singularidad de su acervo arquitectónico y cultural, sus calles coloridas invitan a perderse entre plazas auténticas y andadores.

Aquí la cultura ancestral también se encuentra latente, ya que a sus alrededores se despliegan comunidades tzotziles y tzeltales que trabajan el barro, cultivan flores y confeccionan intrincados textiles.

Además, la ciudad posee numerosas iglesias de arquitectura barroca, entre las que se destacan el exconvento de Santo Domingo, la Catedral de San Cristóbal y la Iglesia de Guadalupe.

La ciudad maya oculta

Si bien Palenque y San Cristóbal de las Casas son destinos muy visitados por los turistas que eligen Chiapas, existen otros lugares menos frecuentados como Ocosingo, un pueblo que se encuentra entre ambos puntos, sobre la carretera federal número 199.

Cerca de este municipio de casi 200 mil habitantes –considerado “la puerta a la selva Lacandona”, como reza su letrero de bienvenida– se encuentra el sitio arqueológico de Toniná, nombre que en tzeltal significa “casa de piedra” y que está rodeado de un armonioso verde. La caseta que ocupa la boletería y el museo son las únicas intervenciones del hombre moderno en este sitio.

Uno de los puntos a destacar es el campo del juego de la pelota, decorado con figuras que mantienen el pigmento con el que fueron pintadas originalmente. La poca afluencia de turismo ayuda a conservar este escenario mágico.

Por otro lado, en lo alto de lugar está el Templo del Espejo Humeante, desde donde se puede observar la inmensidad de la ciudad y también dar espacio a la imaginación.