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Lisboa, la última parada

El barco llega temprano a Lisboa, pero Pessoa sigue marcando nuestro recorrido y nos alienta a visitar Sintra, a no más de 30 kilómetros de Lisboa.

El barco llega temprano a Lisboa, pero Pessoa sigue marcando nuestro recorrido y nos alienta a visitar Sintra, a no más de 30 kilómetros de Lisboa. A medida que avanzamos por la autopista, el paisaje va cambiando de una meseta árida a un verde explosivo al adentrarnos a la sierra.

Nada más placentero que caminar por el casco antiguo de Sintra, con escalinatas y callecitas escarpadas que suben y bajan y cuyos nombres están indicados en azulejos blancos, decorados en azul y amarillo.

Un sinuoso camino nos deposita en el bar del Lawrence´s Hotel, el más antiguo de la península ibérica (1794), donde se alojaba el poeta inglés lord Byron quien describiera Sintra como “eterno y glorioso Edén”.

Sólo una etapa más de la caminata antes de encarar la escala ineludible en Piriquita, la pastelería que desde 1862 hace los mejores travesseiros (pasteles rellenos con forma de almohada) y las queijadas (tartas de queso) más famosas de Portugal.

Sintra fue el lugar preferido de reyes y aristócratas quienes, atraídos por el verde exuberante y el clima impecable, construyeron sus palacios y mansiones. En el centro de la ciudad, está el Palacio Nacional y en el punto más alto de la sierra el bellísimo Palacio de Pena. Cerca de Sintra está el Palacio Queluz, conocido como “el pequeño Versalles” con un estilo rococó bien cargado.

Lisboa fue fundada por fenicios, ocupada por griegos, cartagineses y romanos. Perteneció brevemente a Galicia y fue ocupada cuatro siglos por los musulmanes, hasta volver a manos de los cristianos.

Cada una de las culturas marcó su impronta en la arquitectura, pero un terremoto en 1755 arrasó la ciudad y la dejó en parte sumergida en el río Tajo. La reconstrucción nos dejó esta Lisboa de hoy, la que caminamos y conocemos en nuestra breve visita. Con calles empedradas y estrechas, que suben y bajan serpenteantes y mágicas.

La caminata comienza en la Plaza de Restauradores donde nace la peatonal Rua Augusta, quizá la zona más comercial de la ciudad, que termina en la Plaza del Comercio.

La Plaza del Comercio es el lugar exacto donde estaba ubicado el Palacio Real, que fue devastado por el terremoto, el maremoto y los incendios que le sucedieron. En las cercanías de la Rua Augusta está el Elevador de Santa Justa, un bello ascensor de hierro forjado, construido por un discípulo de Eiffel en 1902. Tanto el elevador como otros tres funiculares,  conectan el Barrio de Baixa, la ciudad de abajo, con el Barrio Alto, el Chiado.

El Chiado fue el antiguo reducto de la vida bohemia de la ciudad; en sus bares se reunían políticos y escritores en tertulias y discusiones durante los primeros años del siglo 20. Allí está el café “A Brasileira”, el preferido de, por supuesto, Fernando Pessoa.

El barrio Belem, alberga uno de las más bellas edificaciones de Lisboa: el Monasterio de los Jerónimos, patrimonio de la humanidad y fiel reflejo de la arquitectura manuelina presente en toda la ciudad, mezcla de los estilos gótico y renacentista. Muy cerca del monasterio, está la Torre de Belem, enclavada en la desembocadura del Tajo, en el pasado centro de recaudación de impuestos de los barcos que entraban  la ciudad.  Desde allí, se tiene una panorámica visual del puente 25 de Abril, llamado así en honor a la “revolución de los claveles”, que en 1974 marcó el fin de la dictadura de Salazar, y permitió la independencia de las colonias portuguesas. El puente que conecta las dos márgenes del río Tajo, es obra de la misma compañía que construyó el Golden Gate de San Francisco, y muestra muchas similitudes con él.

En esta amable y plácida capital de techos rojos, el tranvía marca el ritmo del transporte. Es el medio más pintoresco y eficiente, además de una evidente atracción turística.

Lo que hay que saber

Costa Pacífica, enorme edificio flotante de 114 mil toneladas y 14 pisos de altura, con capacidad para más de 3.700 pasajeros y 1.110 tripulantes. Llamado "el barco de la música", es el primer barco del mundo en contar con un estudio de grabación profesional a disposición de los huéspedes que quieran grabar su propio CD y llevarlo como recuerdo de sus vacaciones.

Novedades. Dentro del Pacífica se puede alternar entre el simulador de Fórmula 1 de última generación; la piscina central con techo rebatible y una pantalla gigante de 18m² , y el  Play Station World, un área totalmente dedicada a la última generación de juegos de Play Station 3.

Comidas. Están incluidas todas las comidas excepto en los restaurantes de reserva. Para las bebidas, se aconseja contratar los packs a precios especiales.

Tarifas. Por tratarse de un viaje especial, no hay una tarifa específica para este programa, pero sí para algunos similares. Consulte a su agencia de viajes o puede pedir más información en el teléfono (011) 4590-7777 o en la página de Internet http://www.costacruceros.com