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La tierra del Cuervo

José Cuervo nos invita a conocer la experiencia de sus hoteles, sus haciendas, la fábrica de la famosa bebida y el tren propio en Tequila, uno de los pueblos mágicos del estado mejicano de Jalisco.

Si hubieras nacido o pudieras vacacionar en un lugar llamado “Fernet con Coca”, probablemente, estarías roncando, ya que se trataría de un sueño. Pero en México, existe un pueblo asombroso, situado a 60 kilómetros de Guadalajara, al que se lo conoce como Tequila y donde lo que abunda es, precisamente, la bebida que hace honor a su nombre.

Desde 2006, la región mejicana en la que se produce el tequila fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. Numerosas marcas de esta bebida como José Cuervo, Destiladora Rubio, Casa Sauza, Tequileño y muchas más realizan su producción en este lugar. Una de esas marcas desarrolló una experiencia multisensorial en la que invita a sentir una conexión única con la bebida que hizo famoso a este lugar.

Si a uno no le hubieran asignado la tarea de generar contenidos para un diario, tranquilamente se podría haber tomado una copa de más y olvidar fácilmente todo lo vivido en uno de los pueblos mágicos más entretenidos de México. Pero como el deber (y no el beber) manda vamos a contar uno de los circuitos de marketing experiencial más sorprendentes que se pueden disfrutar: Mundo Cuervo.

José y la fábrica de tequila

Al ingresar a la destilería La Rojeña, famosa por ser la más antigua de América latina, nos encontramos con un “cuervovica”. No se trata de un personaje inflado a pesas o esteroides, sino de una impactante y tenebrosa escultura de hierro con silueta de cuervo oscuro y elegante, que nos invita a recorrer con respeto el corazón del tequila.

Obras de arte, esculturas de trabajadores, autos antiguos y vasijas gigantes adornan diferentes sectores de esta colorida fábrica donde lo dulce del agave -planta de la que se obtiene el tequila- se impregna en todas sus paredes y espacios.

Gigantescos tanques, escaleras y hornos forman parte también del paisaje inmóvil que contrasta con el ir y venir de los jimadores, encargados de separar la pulpa de la planta que se utiliza como materia prima de esta bebida blanca. Sus botas con protectores de hierro en las canillas advierten lo peligrosa que resultaría una distracción o error de cálculo al emplear mecánicamente su poderosa coa de jima para fraccionar al vegetal.

Otro de los cuidados es evitar el contacto de la planta con la piel, ya que ésta produce una picazón tan fuerte que dan ganas de arrancársela a tirones o bien beberse por adelantado el fruto del trabajo. Lo rápido que mueven sus herramientas no se condice con el proceso de elaboración del tequila: ocho horas de cocción; nueve de destilación; 28 días de reposo en el caso del tequila blanco, dos meses a un año para el tequila reposado y de uno a tres años para el añejo. Cuando hablamos de la versión extra añeja deben pasar de tres a cinco años.

Hotel y estancia de lujo

El mundo José Cuervo también ofrece la posibilidad de alojarse en Solar de las Ánimas, un refinado hotel de 92 habitaciones con una arquitectura virreinal de los siglos XVII y XVIII. Cuenta con habitaciones de lujo y vista al volcán Tequila y a la plaza principal del pueblo, próxima a la pintoresca iglesia Santiago Apóstol, hecha de barro y ladrillo.

Si algo despierta la atención de quienes lo visitan es su bar Chucho Reyes, donde su imponente barra invita a degustar todo tipo de tragos.

El mismo hotel tiene conexión con Hacienda Centenario, un centro para eventos de siete mil metros cuadrados con jardines y colecciones de arte que puede albergar hasta 1.500 personas. En la hacienda se organizan bodas y eventos tanto de día como de noche. Además, hay una cava propia que genera una atmósfera mágica para disfrutar de catas.