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A la sombra de Londres, tres capitales para descubrir

Un recorrido de postas entre tres de las ciudades más representativas de lo que alguna vez fue el Imperio Británico. Cardiff (Gales), Dublín (Irlanda) y Edimburgo (Escocia) son paradas obligadas con tradición, costumbres y hasta idioma propio.

Londres es la gran referencia de la cultura británica. Su elegancia, su historia, su dinamismo y su carácter multicultural la convierten en uno de los destinos preferidos por viajeros de todo el mundo. Sin embargo, más allá de sus límites, aparecen tres destinos alternativos con mucho por conocer.

Primera parada: Gales

A menos de 250 kilómetros de la capital inglesa, Cardiff agrupa gran parte de sus atracciones alrededor de su famoso castillo (propiedad de todos los ciudadanos, con llave incluida). Iniciado por los normandos en 1091, se puede visitar por unos 240 pesos. Pero afuera de las murallas también están a mano las famosas arcades (galerías comerciales de estilo victoriano) y el imponente Millenium Stadium, símbolo de la pasión por el rugby. Y ni hablar del increíble parque Bute, con una variedad de árboles y colores que deslumbra e invita a descansar sobre el césped.

Conclusión: Cardiff es una ciudad ideal para caminar. Desde el parque a la bahía, por el mercado central o en busca de un clásico fish and chips (pescado frito con papas). La gentileza y el buen humor se repiten tanto como el verde, el blanco y el rojo de la bandera nacional. Un pub legendario en casi cada esquina (con cerveza de todo tipo desde 70 pesos) y la sensación de estar en otro planeta cada vez que se lee un cartel en galés resumen el espíritu de una ciudad que exhibe como pocas su orgullo local y sus gustos.

El eslabón perdido: Irlanda

Desde Cardiff se puede combinar tren hacia Holyhead (extremo noreste de Gales) y ferry nocturno por 750 pesos para desembarcar en Dublín, la capital de Irlanda. Una vez allí, la simpatía, el acento cerrado y las disculpas por el clima nos meten de lleno en un ecosistema urbano en el que las diferencias con Gran Bretaña aparecen en cada detalle. El viajero está en Europa, se maneja con euros y no, a los irlandeses no les gusta que los confundan con los ingleses, sus históricos opresores.

Dublín es una ciudad amigable y encantadora, que muestra los vaivenes económicos de su país. Períodos de bonanza y grandes crisis han sembrado una inestabilidad que ya forma parte de la vida cotidiana. Eso se nota en una población que hace de la música y el festejo algo trascendental. Basta un paseo nocturno por la céntrica zona de Temple Bar para entender por qué, hoy por hoy, el día de San Patricio se celebra en todo el mundo.

Cierre a toda orquesta: Escocia

De vuelta en el Reino Unido, se puede llegar a Edimburgo en tren desde Liverpool (por 750 pesos), con una vista digna de ser recordada. La capital escocesa es una maravilla arquitectónica que se despliega en varios niveles y a través de callejones en forma de laberinto. El verde natural y la piedra dominan un paisaje sacado de un cuento medieval, excusa perfecta para perderse por ahí saboreando la tradicional barra de chocolate Mars frita al instante (por 15 pesos).

Un walking tour (recorrido a pie) es la mejor opción para conocer Edimburgo (desde 200 pesos). Entre museos, pequeños parques, edificios y cementerios, los estímulos se multiplican y la batería de la cámara se agota. Pero el final perfecto está cerca: un recorrido completo por la Royal Mile, esa preciosa arteria que conecta el castillo con el palacio real al pie del Arthur's Seat, un pequeño cerro que ofrece una panorámica inigualable de esta ciudad de ensueño.

DATOS DE INTERÉS: Información útil para visitar Gales, Irlanda y Escocia

Detalles Imperdibles: Para comer y curiosear

Sabores del sudeste asiático

Con un cartel que promociona comida asiática callejera, Neon (www.neon17.ie) recibe al visitante a solo unas calles del St. Stephen's Green, uno de los parques más bellos de Dublín. El menú consiste en una fusión de platos de Tailandia, Vietnam, Singapur y más. Hay escala de chiles para prevenir el picor y helado gratis para refrescarse. Imperdible para aventureros de la comida. Plato promedio: 200 pesos.

Compras y pasteles

El Mercado Central de Cardiff es una opción ideal para conocer un poco más de la idiosincrasia galesa. Libros, discos, productos alimenticios y utensilios de cocina conviven en una estructura victoriana de más de 100 años. Oportunidad perfecta para probar las famosas welsh cakes (a 6 pesos cada una), uno de los bastiones de la pastelería galesa.

El museo de los museos

El Museo Nacional de Escocia es una de las máximas atracciones de Edimburgo. Con ingreso libre, se pueden recorrer varias colecciones que hacen foco en la historia del lugar pero también en la naturaleza, la cultura, el arte, el diseño, la moda, la tecnología y la ciencia. Ideal para grandes y chicos. Más info: www.nms.ac.uk/national-museum-of-scotland.

Costa a costa

Cruzar la frontera entre Gales (Reino Unido) e Irlanda tiene un único obstáculo: el Mar Irlandés. La solución la ofrecen los ferries, que pueden contratarse en combinación con buses y trenes o por separado. La ruta más común es la que une a diario Holyhead y Dublín en 2 a 4 horas, dependiendo el servicio. Hay opciones para ciclistas y automovilistas. Más info: www.directferries.co.uk/holyhead_dublin_ferry.htm.

La conexión Harry Potter

Edimburgo es famosa por su arquitectura y su historia. Pero hace un tiempo se convirtió en uno de los lugares de peregrinación de los fanáticos de la saga Harry Potter. Allí, en el café The Elephant House, J. K. Rowling escribió gran parte del primer libro sobre el niño mago. Un detalle: los nombres de personajes extraídos de lápidas del cementerio Greyfriars. Y sí, hay un tour “a la gorra”: pottertrail.com.