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La Paz, belleza en altura

La ciudad boliviana se mueve a su propio ritmo. Situada a 3.600 metros de altura, ofrece paseos con vistas increíbles, además de joyas arquitectónicas y mercados donde comprar artesanías, amuletos y pócimas.

Rodeada por las altas montañas del Altiplano y custodiada por el hermoso e impactante Illimani, La Paz es una ciudad vibrante que tiene su propio ritmo y modo de hacer las cosas. Está ubicada a 3.600 metros de altura, y sus edificaciones se esparcen entre los cerros formando un particular paisaje de ladrillos. Debido a su característica topografía irregular –por la cual varios puentes conectan los distintos barrios–, se dice que aquí no hay arquitectos sino acróbatas.

Aclaración: si bien se la suele confundir con la capital de Bolivia, en realidad es sede de los poderes ejecutivo, legislativo y electoral, lo que la convierte en la sede de Gobierno a mayor altitud del mundo y en el epicentro político y cultural del país. La capital constitucional (y sede del órgano judicial) es Sucre.

DATOS ÚTILES. Información útil para conocer La Paz.

Al llegar a La Paz se comienzan a escuchar términos como apacheta, achachilas, yatiris, waxta y otras palabras en lenguas originarias. Es que el Estado Plurinacional de Bolivia (nombre oficial del país) está compuesto por 36 etnias, y la ciudad es una muestra representativa de ello. En este destino multicultural conviven tanto aimaras, quechuas y mestizos como personas procedentes de otras partes del mundo, lo que le otorga una riqueza singular. Sumergirse en su cultura y caminar por sus calles se convierte en una experiencia única, y hay ciertos lugares que no pueden faltar en una visita.

De plazas y mercados

En pleno centro de la ciudad se encuentra la Plaza Mayor de San Francisco, que data de la época de la fundación, y frente a ella aparece la Basílica de San Francisco, una hermosa construcción barroca del siglo XVIII. Esta plaza es uno de los puntos de encuentro más intensos del lugar y ofrece espectáculos artísticos, venta ambulante y comercios de todo tipo.

A pocos metros se ubica una de las zonas más encantadoras de La Paz, conocida como el Mercado de las Brujas. En estas cuadras se pueden conseguir artesanías hermosas y tradicionales: prendas de lana, objetos de cuero, adornos y accesorios. También –y a esto se debe el nombre– hay locales que venden todo tipo de amuletos, pócimas y ofrendas para la Pachamama, o para atraer la fortuna, el amor o el trabajo. En este mercado también están los Yatiri, que son los curanderos y sabios de la cultura aimara. Lo más llamativo aquí son los famosos fetos de llama, que se entierran bajo las casas como ofrendas a la Pachamama para que no falte el bienestar y la buena suerte en el hogar. Cabe aclarar que son producto de abortos naturales de estos animales, no inducidos.

Siguiendo el circuito, uno de los lugares más elegantes para visitar es la plaza Murillo, llamada antiguamente Plaza de Armas y que tomó su nombre en homenaje a Pedro Murillo, uno de los precursores de la independencia. Plagada de palomas y decorada con hermosas estatuas, fue centro de importantes sucesos históricos y punto de encuentro de todos los sectores sociales de la ciudad. En los alrededores hay verdaderas joyas arquitectónicas del período colonial paceño, como el Museo Nacional de Arte.

Tocar el cielo con las manos

Uno de los rasgos que caracterizan a La Paz es su altura, por lo que se impone realizar ciertos paseos para disfrutar de estupendos paisajes.

El mirador Killi Killi es el punto ideal para apreciar toda la ciudad, ya que ofrece unas vistas privilegiadas de 360 grados con el fondo nevado del monte Illimani. En este espacio también se respira historia y tradición, ya que allí Túpac Katari realizó el primer levantamiento indígena ante el poder español.

Otro de los recorridos imperdibles del destino es el que se hace en su teleférico, considerado el más largo, moderno y a mayor altura del mundo. A través de cinco líneas se puede sobrevolar la ciudad y lograr una gran perspectiva por un precio muy accesible.

La Paz es un lugar auténtico que no deja de maravillar a quien lo visita. Con una profunda noción de respeto hacia su tradición, su cultura, su historia y la Pachamama, invita al viajero a sumergirse en su universo y a disfrutar de una de las grandes ciudades de América latina.