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Esta localidad de Tenerife, en las Islas Canarias, se prepara todos los años con mucho color y tradición para celebrar el Corpus Christi.
Islas Canarias: las de las mil fiestas tradicionales, las de los colores, las del mar y los pueblos que aún viven a un ritmo más lento y conservan sus tradiciones. Un buen momento del año para visitarlas es a mitad de año, en junio o julio, cuando el calendario se llena de fiestas típicas: San Juan, Carnaval en Santa Cruz de Tenerife y Corpus Christi.
En el Corpus Christi hay una localidad pequeña que se vuelve protagonista: La Orotava, en Tenerife. Se trata del municipio más alto de España, va desde el nivel del mar hasta los más de 3.700 metros que tiene el Teide, pico más alto de todo el país.
Una visita a La Orotava desafía el estado físico de cualquiera, ya que el casco antiguo -uno de los mejores conservados de las islas- está ubicado cuesta arriba, entre callecitas de piedra y construcciones que datan del siglo 16. La Plaza Constitución; la Casa de los Balcones, una de las más antiguas del lugar, y el Molino de Gofio, son algunos de los lugares que hay que visitar.
El Parque Nacional El Teide, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por Unesco, aparece como otro de sus principales atractivos, ya que forma parte del municipio de La Orotava. Es el parque nacional más visitado de España, con tres millones de turistas al año.
Las alfombras de La Orotava
El pasado mes de junio, el octavo día de Corpus Christi fue uno de los momentos más importantes del año en esta localidad, cuando sus calles se llenaron de alfombras de flores y arena volcánica. Durante 50 días, los vecinos se dispusieron a diseñar, recolectar el material y preparar los dibujos que se instalaron sobre el empedrado de las cuatro calles principales (Colegio, Carrera, Tomás Pérez e Inocencio García).
Esta tradición deriva de la Fiesta de las Flores, que comenzó en 1847, cuando la familia Monteverde hizo la primera alfombra para acompañar el paso del Corpus Christi por el pueblo. Hoy los alfombristas de La Orotava componen 34 tapices que son desarmados por la propia procesión que se hace ese mismo día.
El trabajo fue minucioso. Un hombre se arrodilló en medio de la calle con una cajita de madera repleta de pétalos blancos, frente a él hay un cartón calado con La Orotava, que funciona como esténcil, y fue rellenando con mucho cuidado. Las calles estaban plagadas de visitantes que se acercaban para ver el espectáculo y que, pacientemente, caminaban por las veredas demarcadas con sogas blancas para evitar que se pisen las alfombras.
Más adelante había algunas ya terminadas. El sol irradiaba rayos que se veían de todos los colores de los pétalos de diferentes flores y plantas. Las fachadas de las casas también festejaban este día con ramas de Santa Rita y macetas de colores.
Una verdadera fiesta. Había música y los bares y restaurantes estaban repletos de visitantes que aprovechaban para tomar una cerveza o algo fresco. Otros se sacaban fotos con las alfombras de fondo y elegían cuál era su diseño favorito antes que la procesión pasara por allí y las desarmara.
La obra más importante
El epicentro de la celebración es en el Ayuntamiento donde, cada año, se crea una alfombra con arenas y cenizas que se traen directamente del Parque Nacional El Teide. Resulta la más importante de toda la festividad y su diseño hace alusión no sólo a cuestiones religiosas, sino también a cuestiones sociales, como en 2022, por ejemplo, se incluyó un mensaje con el deseo del fin de la guerra de Ucrania y la importancia de la protección del medioambiente.
La alfombra del Ayuntamiento tiene más de 900 metros cuadrados y más de 20 voluntarios son los que trabajan en el armado, que suele requerir de más de tres mil kilogramos de cenizas. El diseño cambia año a año y se desarma cuando la procesión llega a este lugar que es su punto final.
La tradición de las alfombras en La Orotava es un acto de amor, de paciencia, de entrega. Es un arte efímero que sólo quedará y podrá reproducirse en fotos y videos. También en la retina de los afortunados que, algún octavo día de Corpus Christi, estén en esta pequeña localidad en el medio del Atlántico.
