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La Habana, una capital llena de vida

Vista panorámica, que muestra el Malecón al fondo, el Capitolio a la derecha y el Parque Central.
Vista panorámica, que muestra el Malecón al fondo, el Capitolio a la derecha y el Parque Central.

“Si me pierdo, que me busquen en Andalucía o en La Habana...”, escribió Federico García Lorca a su madre en 1930. El rico patrimonio habla de historia y convive con inquietudes culturales y artísticas en delicioso ensamble. Dignidad y alegría, estandartes de su pueblo.

La humedad envuelve a La Habana, la capital de Cuba. Al dejar el Aeropuerto Internacional José Martí y emprender el viaje hacia el centro, comienza a desgranarse el maravilloso catálogo capitalino que lleva al Parque Central. Ese es el punto equidistante entre el Capitolio y el Malecón, donde se agrupan carruajes tirados por caballos, bicicletas- taxi y autos de colección, de mediados del siglo 20 e incluso anteriores, hoy puestos en valor y disponibles para el turismo.

Más de dos décadas transcurrieron de la primera vez que pisé la isla. Mucho tiempo para cualquier país, incluso para Cuba donde los proyectos de restauración multiplican tiempos de ejecución.

El deterioro del valioso patrimonio arquitectónico en la década del ´90 era evidente, porque coincidió con la crisis más intensa derivada de la caída del muro de Berlín (1989) y la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1990, que terminó con el hasta entonces apoyo ruso.

La actualidad muestra a La Habana con construcciones que piden a los gritos mantenimiento, pero al mismo tiempo es evidente el sostenido plan de recuperación que devuelve el esplendor a nobles y antiguos edificios. En esta tarea es fundamental Eusebio Leal, historiador y maestro en Ciencias Arqueológicas, quien comenzó con la restauración de las plazas de la Catedral y la de Armas.

Después fue por las iglesias no consagradas, como la de San Francisco de Asís y la de Paula, a las que convirtió en teatros. La primera dedicada a la música antigua y la segunda como sede de la Camerata Romeo. Creó la agencia Habaguanex y reclamó la necesidad de una sólida formación multilingüe de guías turísticos. Hoy, centra el interés en palacetes del siglo 19 para convertirlos en hostales.

Frente al Parque Central, ombligo de la ciudad, el hotel Iberostar.
Frente al Parque Central, ombligo de la ciudad, el hotel Iberostar.

Un día cualquiera

A pocos pasos del Parque Central, en la esquina de Obispo y Monserrate, turistas de todo el mundo, en su mayoría canadienses, se agolpan en el restaurante y bar Floridita. El propósito que persiguen es seguir la ruta del escritor norteamericano Ernest Hemingway, quien acostumbraba visitar el local. Desde hace muy poco, el recuerdo del autor de El viejo y el mar (obra con la que obtuvo el Premio Nobel de Literatura) y Por quien doblan las campanas, entre otras, está asegurado en el Floridita con una escultura en tamaño real, acodada en la barra del mítico bar, frente a un daiquiri.

Muy cerca, La Bodeguita del Medio, sobre la calle Empedrado, tuvo origen en la antigua bodega que Ángel Martínez compró en 1942. Desde 1950 lleva el nombre actual y siempre atrajo a actores, hombres de letras y políticos, como Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Nicolás Guillén y Salvador Allende, que estamparon firmas y dedicatorias en los muros del bar-restaurante. Allí Hemingway escribió: “Mi mojito en la Bodeguita y mi daiquiri en el Floridita”.

En la calle, el calor contiene a ese universo vivo. Ahí deambulan jineteras y pingueros, que ofrecen su servicios para atender la demanda de turistas; conductores de variopintos rodados, y algunos timadores que tientan con puros de dudosa procedencia. Nada distinto de lo que se encuentra en otras capitales turísticas.

Arquitectura y política

Un recorrido urbano muestra las influencias de las distintas etapas históricas en la arquitectura de palacetes, fortalezas, iglesias, calles y avenidas.

Como una suerte de catálogo, surge el estilo colonial en la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña (1558-1577), diseñada por Juan Antonelli, y el Castillo de los Tres Reyes del Morro (1589), a la entrada de la bahía. Responde a esa tendencia la muralla construida en 1674 para frenar el asedio de piratas y corsarios y de la que sólo quedan restos.

Unos pasos más y en la Plaza Vieja (de 1749), la Catedral de 1748 muestra el barroco cubano. Alrededor del templo están la Residencia de los Condes de Casa Bayona (1720), la del marqués de Aguas Claras (1751) y la que fue vivienda de los marqueses de Arcos (1746).

En la segunda mitad del siglo 18 la prosperidad de los terratenientes habaneros, dedicados a la producción de azúcar y café, se inspiraron en estilos franceses para hacer sus viviendas.

Surgieron entonces fachadas con columnas neoclásicas que se abren a patios, tal el caso del Palacio Aldama de 1844, frente al Parque de la Fraternidad.

Los albores del siglo 20 llegaron con aires renovadores e influencias como el art nouveau, art deco y ecléctico. Claros exponentes del eclecticismo son la Universidad de La Habana (1906) y el Capitolio (1926).

La renovación llegó hasta la periferia, donde surgieron los barrios residenciales de Miramar y Playa, sede de diplomáticos y embajadas. Se construyeron grandes tiendas de lujo y avenidas y, en esos años, los mafiosos de los Estados Unidos hicieron de La Habana un destino de juegos de azar y lavado de dinero.

Las cabezas visibles, Lucky Luciano y Al Capone, entre otros, realizaron en 1947 una reunión entre líderes de la mafia estadounidense y la Cosa Nostra, en el Hotel Nacional.

Aparecieron en el perímetro habanero colosales construcciones, como el hotel Riviera y otras tantas que acuñaron la denominación de “burdel norteamericano” para referirse a La Habana.

Tiempos de revolución

La Plaza de la Revolución tiene 72 mil metros cuadrados y está rodeada de varios edificios modernistas: Teatro Nacional (1958); Palacio Presidencial (1958); el Ministerio del Interior, y el Memorial a José Martí (1958) con su torre de 109 metros. Se levantó en tiempos de Fulgencio Batista como Plaza Cívica. Sin embargo, ese espacio público recién adquirió trascendencia a partir de la revolución cubana.

En uno de los costados está el Ministerio del Interior, con la clásica imagen del Che Guevara en relieve, y en el Ministerio de Comunicaciones la imagen de otro héroe revolucionario, Camilo Cienfuegos. De esos años surgieron edificaciones típicas del duro y pragmático estilo estalinista, prefabricadas y de diseño elemental.

Los tiempos políticos en Cuba también tuvieron su influencia en los nombres de las distintas generaciones.

Hay curiosidades, como llamarse “Yusneivi”, por USA Navy, en tanto la influencia rusa se multiplica en Valia (diminutivo de Valentina); Teleskova (la primera astronauta rusa) o Alexei, para los varones.

El plan de recuperación devuelve el esplendor al patrimonio histórico.
El plan de recuperación devuelve el esplendor al patrimonio histórico.

Lo que hay que saber

Moneda: peso convertible cubano (CUC) se cambian por euros y por dólares (la moneda estadounidense se grava con un 10 por ciento).

Cotización: 1 euro= 1,25 CUC.1 U=0,86 CUC. Los cambios conviene hacerlos en el hotel (cotización oficial).

Aéreo. Copa vuela diariamente a Panamá desde Córdoba y allí ofrece conexión inmediata a La Habana con seis vuelos diarios. Desde el 9 de diciembre volará dos veces por semana directo a Santa Clara (puerta de ingreso a los cayos: Cayo Santa María). Tarifas a La Habana: final con todos los impuestos incluidos y percepción Afip: U 1.422, pagaderos al tipo de cambio oficial. Más información en: copa.com, en las oficinas de Copa en Córdoba (avenida Vélez Sársfield 478) o en su agencia de viajes de confianza.

Gastronomía. Desde "paladares" (comedores privados) a restaurantes gourmet e internacionales.

  • Doña Eutimia (Callejón del Chorro, en la Plaza de la Catedral). Paladar que ofrece comida cubana casera con bebida, de 10 a 15 CUC.
  • Café del Oriente (esquina de Oficios y Amargura en la Plaza San Francisco de Asís). Lujoso restaurante con especialidades gourmet. Desde 50 CUC por persona
  • El Templete (avenida del Puerto y Narciso López). Gastronomía mediterránea. Desde 50 CUC por persona.
  • Paladar Los Mercaderes (en calle Mercaderes entre Lamparilla y Amargura). Dos platos, postre y café desde 12 CUC por persona, en temporada baja.
  • Paladar Vistamar (avenida Primera, Miramar) gastronomía regional desde 25 CUC.
  • El Floridita. (Obispo esquina Monserrate). Gastronomía cubana. Desde 50 CUC por persona.
  • Los Nardos (frente al Capitolio). Dentro del edificio de la Sociedad Asturiana Cocina cubana desde 20 CUC con bebida incluida.

Para bailar salsa. Café Taberna (Mercaderes esquina Teniente Rey). Con la orquesta de Roberto Faz. Precio: 30 CUC que incluye tres tragos.

Alojamiento. Hotel Iberostar Parque Central (categoría Premium Gold, en ubicación privilegiada); piscina en la terraza con vista panorámica y restaurantes italiano e internacional y gourmet steakhouse. Por persona y por noche desde 120 CUC.