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La bella novia del océano

Uniformidad de materiales y estilos en las coloridas construcciones.
Uniformidad de materiales y estilos en las coloridas construcciones.

La ciudad portuaria es una ventana al mundo y eterna inspiración de Pablo Neruda, que la plasmó en memorables poemas.

Pablo Neruda, el gran poeta chileno, estaba indisolublemente unido a Valparaíso, una de las ciudades más antiguas de Chile. Desde esos cerros y costas, el Premio Nobel de Literatura aprendió a amar al mar y a los barcos y ahí, encontró una eterna fuente de inspiración para muchas de sus consagradas obras.
Así lo dejó plasmado en el poema Amo, Valparaíso, cuanto encierras:

Amo, Valparaíso, cuanto encierras, / y cuanto irradias, novia del océano, / hasta más lejos de tu nimbo sordo. / Amo la luz violeta con que acudes / al marinero en la noche del mar, / y entonces eres –rosa de azahares– / luminosa y desnuda, fuego y niebla.

Las sirenas, con su grito lastimero, ahuyentan a las gaviotas que sobrevuelan el colorido puerto de Valparaíso. Ellas anuncian la llegada de otro barco y se acelera el trabajo de estibadores y remolcadores en las dársenas portuarias.

Colorido, febril y cosmopolita, el puerto insufla vida a la ciudad de Valparaíso, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Ubicada a 120 kilómetros de Santiago, la capital chilena, muestra la curiosa topografía que condiciona su configuración urbana en forma de gran anfiteatro, que mira al océano Pacífico desde sus 44 cerros.

Valparaíso, Capital de la V Región y sede del Poder Legislativo de la nación, muestra las calles que se extienden al pie de esas elevaciones y los estrechos pasajes, escaleras y miradores, abroquelados en las coloridas  casas que parecen suspendidas en las pendientes, separadas por senderos empedrados.

Los antiguos ascensores son otro de los atractivos de la ciudad, cuya población asciende a casi 300 mil habitantes, que tiene una historia que le confiere una particular idiosincrasia.

En el siglo 19 recibió sucesivas oleadas de inmigrantes, principalmente europeos, que le imprimieron un carácter cosmopolita y pluralista. Este fenómeno se vio reforzado al forjar un aspecto cultural propio y sin fisuras, obligados por la topografía natural de  grandes obstáculos naturales.


Tesoro patrimonial. Valparaíso atesora un tesoro en la heterogénea arquitectura que se observa al recorrer la ciudad y los cerros. Sin embargo,  es una ciudad donde conviven lo tradicional con lo moderno y que tiene el privilegio de mostrar, desde cualquier lugar, el atractivo puerto y el mar.

Numerosos circuitos turísticos se adentran en la ciudad y los cerros para conocer sus desniveles, escaleras, angostas veredas y los funiculares que transporta a quienes viven en la cima de los cerros. Entre las alternativas para recorrerla está la visita a La Sebastiana, casa de Pablo Neruda, donde se atesoran innumerables recuerdos del poeta, libros, botellas de colores, fotografía  y una colección de mascarones de proa. Con una panorámica de la bahía y del puerto cumple una importante labor como centro cultural.

Valparaíso en los últimos dos años registró un aumento en la llegada de turistas de casi tres veces. La tendencia la acompañó con un crecimiento del 35 por ciento de las plazas hoteleras. A establecimientos cinco estrellas sumó hoteles boutique, hostales e infraestructura para mochileros.


El alojamiento en hotel cinco estrellas, por noche, U 300 y en hoteles boutique desde, U 100.
La gastronomía de Valparaíso, como la de Chile en general, es un deleite para los sentidos. Las especialidades se basan en pescados y mariscos en una fusión de tradición e innovación en la que destaca la calidad de vinos chilenos.

En la ciudad también se organizan conciertos al aire libre, festivales de música, y exposiciones de arte, ferias de libros y de artesanías.Y el broche de oro de Valparaíso se produce al recibir el año nuevo, con una de las fiesta más importantes del mundo,  a lo largo de 20 kilómetros, se enciende toda la bahía en un impresionante espectáculo de pirotecnia.