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José Ignacio, un destino exclusivo

Hace mucho tiempo que Punta del Este se convirtió en uno de los balnearios más glamorosos del mundo.

Hace mucho tiempo que Punta del Este se convirtió en uno de los balnearios más glamorosos del mundo y, quizás, el más chic de Sudamérica.

Si durante el invierno la ciudad esteña se queda vacía y silenciosa, jetsetters (miembros del jet set) y celebrities (celebridades) de todo el mundo apuntan su norte a esa hermosa costa del Uruguay, cuando llega el verano al hemisferio sur, que transforma sus playas en algunas de las direcciones más VIP del planeta.

Pero, en los últimos tres años la pequeña José Ignacio, la última playa de Punta, llamó la atención de los viajeros al convertirse en la zona más elegante de las cercanías. Allí se instalaron algunos de los mejores bares, restaurantes y cafés “de allá”, como dice el celebrado chef Francis Mallmann.

Es en José Ignacio que se celebra la más interesante fiesta de Año Nuevo; donde se puede ver la más hermosa puesta del sol; donde se llevan a cabo las mejores happy hours y es en José Ignacio donde están también los más nuevos y exclusivos hoteles de la región.

Hace dos años inauguraron la Estancia Vik (www.vikretreats.com), una hermosa propiedad ubicada a 10 minutos en auto desde la playa de José Ignacio, rodeada de mucho verde, ríos y una gran tranquilidad.

La casa, toda blanca y de agradable arquitectura tiene solamente 12 habitaciones, todas en suite y con generosos balcones con vista limpia para el horizonte de José Ignacio.

Cada una de las 12 habitaciones fue decorada por un artista distinto, desde las paredes y los muebles hasta las obras exhibidas y los modernos baños y bañeras, hechas a mano. Así, todas las suites son absolutamente distintas.

El desayuno, típicamente uruguayo, se sirve en el restaurante o en la habitación, a gusto del huésped, antes de salir para una cabalgata, paseo en canoa por el río o caminata por la pampa.

El éxito de Estancia Vik fue tan contundente que en los dos años de existencia, sus propietarios inauguraron el 9 de este mes, el establecimiento hermano, Playa Vik (www.vikretreats.com), justo a orillas del mar en José Ignacio.

Frente al más perfecto punto para ver la puesta del sol, Playa Vik se construyó de acuerdo a un estilo villa, con seis casas distintas. Cada una de ellas cuenta con living y dos o tres habitaciones, decoradas de manera exclusiva por un artista distinto. Restaurante gourmet; sala de juegos; infinity pool (piscina cuya vista se prolonga en el mar); un muy animado club de playa; deportes acuáticos, y clases de yoga a la puesta del sol, son algunas de las propuestas del nuevo hotel.

En el centro. A pocos pasos se encuentra el centro de José Ignacio, con sus tiendas, bares y restaurantes que se llenan de gente proveniente de todas partes del mundo en temporada alta.

Conviene recordar que algunos de ellos cierran sus puertas durante la baja temporada.

Ahí, los bares ofrecen docenas de tragos distintos para celebrar la happy hour todos los días y también los más exquisitos cócteles para la noche, antes de que la gente se vaya a las boites y discos de Punta del Este, cuya noche es una de las más “movidas” del planeta.

El día en José Ignacio empieza despacio y despierta muy tarde. Los hoteles, en general, sirven el desayuno hasta las 12, en estilo brunch (mezcla de breakfast y lunch) y luego todos rumbean para la playa, a disfrutar de días llenos de sol, en confortables y coloridos sillones y tatames japoneses en la arena, antes de refrescarse en el mar, siempre movido.

Es normal que la gente se quede en la playa, entre caipirinhas y mojitos, escuchando buena música, hasta la puesta del sol, que sí, es una de las más hermosas, con un cielo muy rojo y naranja al final.

Para cenar (y hay que hacer reservación), los más disputados son los restaurantes La Huella (www.paradorlahuella.com) y el Garzón (www.restaurantegarzon.com/), de Francis Mallmann, y hacen mérito para serlo.

Los dos ofrecen los platos más exquisitos y elaborados de toda la región, fruto de la mezcla de ingredientes típicos uruguayos con lo que mejor en la cocina internacional, en agradables ambientes.

La Huella, por ejemplo, está justo en la playa, construido sobre el mar. Es aconsejable para largas cenas con amigos o encuentros románticos.

Después, muchos prefieren ir hasta el centro de Punta y gastar sus dólares en las mesas y máquinas de los dos casinos de la ciudad, ubicados en los hoteles Conrad (el más famoso) y Mantra (el más exclusivo).

Otros eligen seguir en una buena disco y bailar toda la noche para, al otro día, despertar otra vez relajado, dedicarse al ocio y disfrutar del sol de verano en la exclusiva José Ignacio.