En Praia do Forte, la ecología y el turismo sustentable son tomados muy en serio.
En Praia do Forte, la ecología y el turismo sustentable son tomados muy en serio. Allí tiene su sede el Projeito Tamar, programa de preservación de las tortugas marinas. Desde 1980, a raíz de este programa, los pobladores entendieron la importancia de cuidarlas.
Ellos recorren las playas detectando los lugares donde las tortugas hicieron nido y los protegen o los llevan a incubar a un lugar seguro.
Algunos atardeceres se puede disfrutar del espectáculo de la devolución al mar de las tortugas recién nacidas; siguiendo la luz, cientos de ellas emprenden una veloz carrera para llegar a agua y evitar que los pájaros las atrapen.
Muy cerca, está la Praia de Papa-Gente, donde con la bajamar se forman grandes piscinas naturales de más de seis metros de profundidad, perfectas para nadar rodeado de peces y estrellas de mar.
Es la hora ideal para emprender el regreso caminando por la playa hacia el Tívoli Ecoresort, que tiene varios cientos de metros de playa sobre la ensenada de Tatuapara. Las aguas son tranquilas, claras y óptimas para la práctica del windsurf. El hotel tiene ocho piscinas, una de ellas con agua de mar.
Al anochecer, es hora de aprovechar el Thalasso Spa, un oasis dentro del hotel. Cuatro mil metros cuadrados dedicados al relax y al disfrute. Saunas, húmedo y seco; piscina climatizada e hidromasaje; más de 25 salas para masajes y tratamientos de belleza, y áreas de descanso y silencio.
Un buen masaje y ya estoy listo para una buena cena en alguna de las opciones del resort: El Goa, restaurante bufet que ofrece en la semana más de 130 platos diferentes de cocina brasileña e internacional, todos de calidad pareja y tentadora. Otras opciones son el A sombra do Coqueiral, flanqueado por la piscina de horizonte infinito y el lago poblado de gansos y patos (se puede elegir a la carta) y el Tabareu, que sirve la famosa y contundente feijoada.
