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Festín para apasionados

En lo que respeta a la cultura, esta ciudad puede transformarse en un festín para los apasionados del arte. Munich es internacionalmente conocida por sus colecciones de arte antiguo y clásico.

En lo que respeta a la cultura, esta ciudad puede transformarse en un festín para los apasionados del arte. Munich es internacionalmente conocida por sus colecciones de arte antiguo y clásico. Y es debido a esto que la Alte Pinakothek (Pinacoteca Antigua) se ha convertido en uno de los museos más famosos del mundo.

Sin embargo, el arte moderno y contemporáneo también ocupan un espacio fundamental en la ciudad. La Neue Pinakothek (Nueva Pinacoteca), la Pinakothek der Moderne (Pinacoteca Moderna) y la Lenbachhaus (Casa de Lenbach) se erigen hoy  como lugares fundamentales a la hora de acercarse al arte de los últimos dos siglos.

Asimismo, el arte dramático y el cine también hacen de Munich una ciudad destacada. El Teatro Nacional, además de ser una joya arquitectónica, alberga a la famosa Ópera Estatal de Baviera. Además, esta urbe es conocida como la meca del cine en Alemania, ya que las grandes productoras cinematográficas se encuentran asentadas ahí.

Estilos de vida. Durante la primavera y el verano, no existe ninguna tarde cálida que no funcione como buena excusa para los muniqueses para acercarse a un Biergarten (patio cervecero). La cuota mínima para pasar un buen rato es un chop de medio litro de cerveza, tanto para hombres como para mujeres. En invierno también se conserva esta costumbre, aunque merma un poco.

Uno de los espacios más seductores de Munich, en donde cualquier visitante puede empaparse de la cultura, costumbres y gastronomía alemanas, es el Viktualienmarkt, el mercado de alimentos. En sus orígenes era un granero para los campesinos, pero en la actualidad se ha transformado en un lugar popular para los amantes de la buena comida y un sitio.de encuentro para todas las edades.

Allí, uno puede degustar una típica Weißwurst (salchicha blanca) acompañada por una Weißbier (cerveza de trigo). Aunque si hay poco hambre, un jarro de cerveza tirada acompañada de un Pretzel (galleta salada), será suficiente. Eso sí, es gastronomía al paso, no hay tiempo para sentarse. Por ello, los bares no tienen sillas y las mesas son más altas, para que uno pueda comer parado y en cuestión de minutos ya esté listo para continuar con las tareas diarias.

Este tipo de alimentación no es un escollo en la salud de los muniqueses, porque la actividad física ocupa un lugar muy importante en sus vidas. A pesar de contar con un sistema de transporte maravilloso, en lo que a metros y tranvías se refiere, la bicicleta es uno de los principales medios de locomoción en esta ciudad, la cual está perfectamente ambientada para que circulen estos rodados.

No deberá asombrar a ningún visitante si al caminar por la bicisenda algún conductor toca molestamente su bocina: las bicicletas tienen prioridad por sobre los autos e, incluso, los peatones.

Oktoberfest. A fines de setiembre y principios de octubre, se lleva a cabo en la ciudad bávara la famosa Oktoberfest (fiesta de octubre). Esta celebración popular, la más grande de toda Alemania, se viene realizando desde 1810 y convoca a millones de visitantes de todas partes del mundo. Gente de Italia, Estados Unidos, Japón, Australia y España, son los principales asistentes.

El escenario para la fiesta es el Theresienwiese (Prado de Santa Teresa), a pocos metros del centro de Munich. La celebración comienza con un espectacular desfile, encabezado por el alcalde y el Münchner Kindl (personaje que aparece en el escudo oficial de la ciudad). Los siguen majestuosos carros tirados por caballos, los cuales llevan los barriles de cerveza. Además, acompañan la marcha los carruajes de los Wiesnwirte (propietarios de las casas de cerveza) y las bandas de música.

Pero el comienzo oficial de la Oktoberfest es cuando a las 12 en punto el alcalde abre el primer barril de cerveza al grito de "¡o \'zapft is!" (¡ya está abierto!). Tras esto, 12 salvas de cañón se disparan desde las escaleras de la estatua de Baviera y funcionan como visto bueno para que los Wiesnwirte puedan empezar a servir cerveza.
En los últimos años, se ha puesto de moda asistir a la celebración con los trajes típicos de Baviera. Así, los hombres llevan los Lederhosen (pantalones de cuero) y las mujeres el Dirndl (vestido).

En el mundo se hacen réplicas de esta festividad, sobre todo en lugares en donde se han asentado una gran cantidad de inmigrantes alemanes, como el caso de Villa General Belgrano, en la provincia de Córdoba.