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Estrasburgo, una ciudad mitad francesa y mitad alemana

Unida a través de un puente con la alemana Kehl, Estrasburgo, en la región francesa de Alsacia, se caracteriza por una bella arquitectura medieval y por los canales que la atraviesan.

Si bien no se ofrece en la mayoría de los paquetes turísticos, Estrasburgo es sin dudas una de las ciudades más lindas de Europa, y se recomienda visitarla aunque sea por 24 horas.

Este destino que se disputaron franceses y alemanes fue construido hace 2.000 años sobre un campamento romano, y se convirtió en uno de los principales centros del comercio en la antigüedad por la estratégica ubicación de su puerto sobre el río Rin.

Hoy, caminar por su casco histórico –Patrimonio de la Humanidad desde 1988–, ubicado en la Grande Ile sobre el río Ill, es un verdadero placer, especialmente en el  barrio de La Petite France. Callecitas empedradas, bordeadas por los brazos del río que serpentea por la ciudad, animan a un paseo con total seguridad, ya que el tránsito vehicular está vedado en ese sector.

Paseando por el antiguo barrio de los curtidores, cuyas viviendas con techos y ventanas de madera servían para secar las pieles, se atraviesan varios Puentes Cubiertos. Antaño cerrados, disponen de torres defensivas desde las cuales se advertía el posible ataque enemigo. Los antiguos pobladores contaban con una represa, aun bien conservada, construida sobre 13 arcos, que les permitía cerrar las compuertas e inundar la zona sur por donde ingresaban los agresores.

Al igual que en otras ciudades europeas, los canales de esta zona son navegables y se los puede recorrer en modernos barcos panorámicos. Llevan a los pasajeros hasta las inmediaciones de la pasarela peatonal y ciclística que une a Estrasburgo con la ciudad alemana de Kehl a través del Rin, donde se ubica el Jardín de las dos Orillas.

DATOS. Información útil para conocer Estrasburgo.

El templo que se ve desde todas partes

Además de los canales y las casitas con estética alemana, otro símbolo de la ciudad que puede visitarse en esta zona es la Catedral de Notre Dame, edificada entre 1277 y 1439, cuya torre de 142 metros se ve desde la distancia y regala, desde lo más alto, una hermosa vista panorámica de Estrasburgo.

Su reloj astronómico también es motivo de atracción para los turistas, ya que, todos los días a las 12.30, las figuras de los 12 apóstoles desfilan ante la imagen de Cristo. El entorno de la Catedral es muy agradable y en uno de sus costados se encuentra la Oficina de Turismo, donde siempre es bueno consultar sobre otros sitios de interés.

Varias construcciones antiguas adornan el lugar, como la Maison Kammerzell, del siglo XVI, habitada entonces por ricos mercaderes, y la Farmacia del Ciervo, construida cien años después.

Muy cerca de la Catedral se encuentran también la plaza de la Grande Boucherie y el Palacio Rohan, que albergaba a los príncipes obispos de la ciudad y en cuyo interior se pueden visitar los museos de Bellas Artes, Arqueológico y de Artes Decorativas, donde sobresale una impresionante colección de cerámicas.

Centros neurálgicos

Actualmente, su centro moderno gira alrededor de la plaza República, convertida en punto de encuentro de los habitantes de la ciudad, gracias a que sus inmediaciones están pobladas de bares y restaurantes. El palacio del Rin, la Biblioteca Nacional Universitaria y el Teatro Nacional completan el entorno junto con la plaza Kleber, la más grande de Estrasburgo.

También se destaca el llamado Barrio Europeo, en el que se levantan los edificios de importantes instituciones del continente como el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo y el Palacio de los Derechos Humanos.