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Escandinavia en barco

El barrio histórico de Estocolmo, con callecitas angostas, bares, restaurantes y negocios de souvenirs, como cascos de vikingos (Gentileza Mario Cherrutti).
El barrio histórico de Estocolmo, con callecitas angostas, bares, restaurantes y negocios de souvenirs, como cascos de vikingos (Gentileza Mario Cherrutti).

Los cruceros por el norte de Europa, además de atracar y permitir conocer varias ciudades bálticas, resuelven temas importantes como alojamiento, comidas y descanso. En esta nota, Estocolmo, Helsinki, Tallin y San Petersburgo, en Rusia.

Viajar, y mucho más cuando se trata de recorrer Europa, es un placer que no admite concesiones: nada de dormir la siesta, ni de volver al hotel temprano. Hay que caminar hasta que duelan los pies, indica el manual del buen turista, y tironear con el compañero de viaje a ver quién aguanta más.

Pero, ha llegado la liberación: el crucero, que permite conocer y descansar. Además de hacer puerto en bellas ciudades, viajar en barco resuelve hospedaje, traslados, comidas y trámites en migraciones. Entre puerto y puerto, los entusiastas podrán anotarse en clases de chachachá, ir al teatro, participar de fiestas temáticas o escuchar música en vivo. Los reflexivos podrán echarse en la reposera con un libro o auriculares y otear el horizonte.

La compañía naviera italiana MSC cuenta con una importante flota de barcos que recorre el norte de Europa, en el verano boreal; el Mediterráneo, todo el año, y Sudamérica, entre el 9 de diciembre y el 27 de marzo. Los buques Orchestra, Sinfonia y Splendida, recorren hasta mediados de septiembre los fiordos noruegos, la península escandinava y el mar Báltico.

El Orchestra, con capacidad para 3.223 pasajeros y 1.000 tripulantes, es una auténtica ciudad flotante, con ascensores que comunican 10 pisos -que se llaman puentes- donde se distribuyen las cabinas, restaurantes, piscinas, teatro, bares y salones.

Algunos de estos cruceros de siete noches parten de la ciudad alemana de Kiel y van enhebrando Copenhague, Oslo, Estocolmo, Helsinki, Tallin y San Petersburgo.

Estocolmo, corazón vikingo

Una buena opción –en Estocolmo (capital de Suecia) y en cualquier ciudad, sobre todo cuando se tiene poco tiempo– es comprar un boleto de los colectivos turísticos con el sistema hop on — hop off, con audioguías en castellano que permite ir directo a los puntos de interés y subir y bajar las veces que uno quiera.

La parada cero es el barrio histórico de Gamla Stan, construido en el siglo XVII, de angostas callecitas adoquinadas de nombres imposibles de retener, que concentran restaurantes, bares y negocios de diseño o de souvenirs, como cascos vikingos con trenzas y almohadones con forma de reno.

Aquí también están el Palacio Real, donde el rey vive en una de las 600 habitaciones; el Museo del Nobel, donde se lleva a cabo año a año la selección de los premiados; el Museo de Armas, establecido en 1628, dedicado a los carruajes, armaduras y vestidos, y la catedral católica, construida en 1273 y convertida en templo luterano en 1527.

El museo Vasa es un barco del siglo XVII, el único de esa época conservado intacto en todo el mundo. Hundido en 1628 a metros de la costa, el día de su partida, fue rescatado 333 años después y recibe un millón de visitas al año.

Menos visitado pero igual de interesante es el museo Fotografiska, íntegramente dedicado a la fotografía. En el bar del segundo piso sirven los típicos smorrebrod -rodajas de pan de centeno con pescado, quesos y otros ingredientes- para comer en la barra con vista a la isla de Gamla Stan.

A metros de Fotografiska parten las embarcaciones por los canales, también con el sistema de hop on — hop off. De vuelta en Gamla Stan, tienta llevarse alguna prenda de lino y lana, de excelente calidad, pero carísimas.

Helsinki, meca del diseño

Los finlandeses (habitantes de Finlandia, cuya capital es Helsinki) son personas relajadas y sumamente amables. Se los ve casi eufóricos en los meses de verano, algo lógico si pensamos que esta gente vive tapada por cinco metros de nieve nueve meses al año.

Con gran optimismo, hacen vida de playa en las costas del Báltico, entre el puerto de gran calado y la rambla pesquera en el centro de la ciudad. Allí funciona una feria donde venden pescado fresco, verduras y frutas –gloriosos frutos rojos–, pero también comidas al paso a base de pescado, además de vasos con orejas de reno tallados en madera y sombreros de piel.

Esta ciudad de 630.000 habitantes fue declarada Capital del Diseño en 2012, año que se inauguró la Capilla de Kamppi, también conocida como la iglesia del Silencio, una pequeña construcción curva íntegramente realizada en madera de abeto, en medio de la céntrica plaza Narinkkatori.

Por dentro, la austeridad de la madera y una pequeña cruz de plata, invitan a la pausa. Esta obra, de arquitectos japoneses, recibió numerosos premios internacionales. Los melómanos pueden ir a saludar al compositor finlandés Jean Sibelius frente a su monumento hecho con tubos de acero como un gran órgano en el barrio de Toolo.

De camino al barco, vale la pena bajar en el café Ursula, desde donde puede apreciarse alguna de las 300 islas que conforman el país. Cuando el Orchestra deja el puerto de Helsinki, el paisaje de casitas e islas con bosques de abedules, lo sigue por varios kilómetros.

Datos

Nombre oficial. Reino de Suecia.

Capital. Estocolmo.

Gobierno: monarquía constitucional.

Población: 8.800.000 habitantes.

Superficie: 449.964 kilómetros cuadrados.

Idioma: sueco.

Religión: evangélica-luterana.

Moneda: corona sueca.