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El milagro de los rugbiers uruguayos

Travesía por el colosal cordón cordillerano para conocer el lugar de la tragedia andina.
Travesía por el colosal cordón cordillerano para conocer el lugar de la tragedia andina.

A casi 45 años de la tragedia vivida por los jóvenes deportistas uruguayos, a bordo de un avión bimotor turbohélice, y que tuvo una gran difusión mediática mundial, distintas empresas turísticas realizan el circuito a un lado y otro de la Cordillera.

El Fokker F H27 de la Fuerza Aérea Uruguaya, un bimotor turbohélice, en su viaje a la capital chilena, descendió en el Aeropuerto del Plumerillo, en Mendoza, porque un temporal le impidió cruzar la cordillera de los Andes. El avión provenía de Montevideo con el equipo de rugby, Old Christian Rugby Club.

Pasajeros y tripulantes pasaron la noche en Mendoza y la espera terminó a las 14.18 del 13 de octubre de 1972, cuando Julio Ferradas, piloto de la nave, le ordenó a su copiloto iniciar el procedimiento de despegue para volar a una velocidad de crucero de 473 kilómetros por hora.

Poco más tarde, el avión colisionó en las cercanías del monte Seler y su panza se arrastró por un glaciar hacia la muerte y la soledad. Así comenzó la historia de uno de los accidentes aéreos de mayor impacto mediático mundial. Nada se supo del avión en una búsqueda de varios días.

San Fernando, un pueblo chileno instalado en la VI Región de Chile, muy cerca de Rancagua, se convirtió en el búnker de familiares y de grupos de rescate.

Poco a poco, a medida que el tiempo transcurría y no había hallazgos, la mayoría desertó. El Gobierno dio la orden de cesar la búsqueda y el misterio sobre la desaparición se extendió hasta los días previos a la Navidad de 1972.

Con la angustia a cuestas el plástico uruguayo Carlos Páez Vilaró, padre de uno de los rugbiers que participaba del viaje, hizo de San Fernando su residencia y venció a la resignación. Buscó todas las formas de encontrar a su hijo y amigos. Alquiló aviones, camionetas, y hasta llegó a tomar contacto con mentalistas para lograr pistas.

Los sobrevivientes Fernando “Nando” Parrado y Roberto Canessa, cuando descartaron que los encontraran, decidieron abandonar al grupo de sobrevivientes en el avión y partir en búsqueda de ayuda. Marcharon durante 10 días, con temperaturas muy bajas y a través de la nieve.

El encuentro

El noveno día no lo olvidarán jamás, porque la nieve se volvió errática y encontraron en el trayecto latas de conserva oxidadas, herraduras, y de pronto al arriero chileno, Sergio Catalán, quien los rescató en Puente Negro, zona de Los Maitenes, con la ayuda de otro baqueano, Ricardo Cerda.

Ya repuestos de la tremenda fragilidad que los aquejaba participaron de la puesta en marcha del operativo con dos helicópteros de la Fuerza Aérea de Chile, piloteados por Carlos García y Jorge Massa, quienes se atrevieron a realizar verdaderos desafíos para cumplir con el rescate del resto de los deportistas. El lugar que señaló Nando Parrado era inaccesible, pero en sucesivos intentos lograron rescatar a los 14 sobrevivientes de la tragedia.

Tras la emoción y alegría por el reencuentro, como un sentido homenaje al pueblo chileno de San Fernando, Páez Vilaró pintó un enorme mural en el hospital regional del lugar.

En las alturas 

En el sitio del accidente sólo quedan cruces, plaquetas, muy pocos trozos del avión, pero el interés por visitarlo, no cesa. Después del rescate, se realizó una profunda limpieza de ese espacio natural y se quemó gran parte del fuselaje del Farchild.

Tanto del lado argentino como del chileno hay empresas que realizan excursiones al lugar de la tragedia. Guillermo Tibaldi lo hace desde el paraje El Sosneado, en la provincia de Mendoza.

En la caminata emprendida por Parrado y Canessa, no advirtieron que estaban en tierras argentinas y avanzaron hacia territorio chileno. Con una buena orientación, de haberse mantenido en jurisdicción argentina, en dos días hubiesen encontrado auxilio.

La excursión argentina se hace a través de varias corrientes de agua, vados y glaciares para llegar al denominado santuario de los uruguayos.

En tanto, en el país trasandino, Marcela Medina Arce conduce la empresa de viajes San Fernando Aventuras, en el valle de Colchagua. Una variante que desanda el camino emprendido en sentido inverso por Parrado y Canesa.

En la Ciudad Vieja de Montevideo, (Rincón 600) un museo expone testimonios de todo tipo facilitados por los sobrevivientes como un colector solar fabricado con partes de aluminio del avión, que fue vital para tener la preciada agua, fundamental para mantenerse vivos.

La historia más conmovedora de sobrevivientes de un accidente aéreo, con distintos recursos, escapa al olvido.

Lo que hay que saber 

Excursiones

Desde Argentina. Guillermo Tibaldi (empresa Tibaldi Way) teléfono (0223) 155-047503. E-mail: tibaldiway@hotmail.com

Desde Chile. Marcelo Medina Arce (San Fernando Aventuras), teléfono 66731700. E-mail: sanfernandoadventurs@gmail.com