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El gueto, un barrio cerrado

Pocos edificios subsisten al paso del tiempo y son hoy reliquias de otra época.

Murió viejo a pesar de que no debía pasar los 25. Mark Edelman era el único sobreviviente del gueto de Varsovia. Un experimento de barrio cerrado por muros coronados con alambres de púas donde los nazis separaban a los judíos en pleno centro de la capital polaca. Antes de la guerra, Varsovia contaba con el 30 por ciento de la población de origen judío, es decir, la primera comunidad de Europa y cuarta diáspora más grande del mundo.

Los nazis en 1940 crearon el gueto donde encerraron a 380 mil judíos que con el tiempo se redujo a 60 mil habitantes. El barrio era como un campo de refugiados en estado de supervivencia. Falta de alimentos, enfermedades, frío extremo, trabajos forzados, superpoblación.

Algunos morían por la condiciones extremas, otros salían para morir en el campo de exterminio de Treblinka, a 80 kilómetros de Varsovia.

La desesperación y la evidencia de la muerte impulsó la insurrección del gueto en 1943. Mark Edelman era uno de los líderes del contraataque por el honor. “Sabíamos que no teníamos ninguna posibilidad de ganar, éramos 220 personas mal armadas con pistolas y molotov contra un ejército potente”, dijo Edelman.

El combate duró tres semanas. Los nazis quemaron por completo el gueto.

Un domingo soleado. Es domingo de una jornada silenciosa y soleada. Las calles vacías huelen a comida. El perfume de la generosa cocina polaca.

Hay un restaurante cerrado, un negocio de lencería, botellas vacías de la noche anterior, una mujer de pelo amarillo natural, una pareja de ancianos que tal vez nacieron en el año ´45, rascacielos, monobloques de inspiración socialista y un supermercado con distintos tipos de carnes, chocolates y papas fritas. A pocos metros, en la calle Sienna y Zlota, hay unos fragmentos del muro del gueto, piedras como lápidas que reenvían al pasado sangriento. Unos pocos edificios subsisten a la erosión de los hombres y del tiempo, como reliquias de otra época. El año cero de Varsovia es el antes y el después de la guerra, hace apenas 65 años.

Mark Edelman y otros sobrevivientes lograron esc apar y se sumaron a las filas de la resistencia polaca.

En el año ’44, la insurrección de Varsovia fue aplastada por el ejército alemán. Los generales estalinistas observaban la batalla que duró 63 días desde el barrio obrero de Praga, del otro lado del río Vistule, escenario de la película El pianista, de Roman Polanski. Edelman, otra vez, alargó su vida. Murió en Lodz, norte de Polonia, a los 90 años.

Es domingo y se va a la iglesia. La televisión de un bar transmite la misa de las 11. Una monja de guantes negros cruza la lujosa avenida Jana Pawla II, el papa difunto y amado por los polacos. La iglesia Saint-Croix, concentra cuatro largas colas  frente a los confesionarios. Al costado, en esta pared se conserva el corazón de Chopin.