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¿De dónde huía el niño ahogado en Turquía?

AYLAN. La imagen que conmovió al mundo (AP).
AYLAN. La imagen que conmovió al mundo (AP).

Aylan Kurdi venía de Kobani, una ciudad siria destruída por la guerra civil. La Voz estuvo en ese lugar hace dos meses. Quiénes son los refugiados que escapan del infierno.

Aylan Kurdi, el pequeño de tres años ahogado en la playa turca de Bodrum, huía de Kobani junto a su familia. Kobani es una ciudad siria destruida por una guerra civil que ya causó 200 mil muertos en cuatro años. Todos los días, decenas de personas huyen por la frontera hacia la ciudad turca de Suruc, escapando de la destrucción y la miseria.

Horror fronterizo

Se llega a esa parte de la frontera turco-siria por una ruta polvorienta, seca y plagada de cráteres. Suruc es un caserío, a través de cuyo alambrado fronterizo se divisa Kobani: paredes grises que apenas se sostienen, molidas a balazos y bombas.

Hasta marzo, Kobani estaba en manos del Estado Islámico (EI). Luego lo tomaron las milicias kurdas. Pero se sigue peleando en las aldeas cercanas

Al otro lado de la frontera se divisa Kobani, destruida (La Voz).
Al otro lado de la frontera se divisa Kobani, destruida (La Voz).

Carpas en el desierto

Dos kilómetros al norte de Suruc, un campo de refugiados recibe a cientos de los sirios que escaparon de Kobani. Las carpas de campaña hierven por dentro, abrasadas por el sol del desierto.

Hay dos millones de civiles que escaparon a Turquía. Entre 300 mil y 400 mil habitan estos centros en los que reciben alguna ayuda. El resto está desperdigado por el país.

Los niños, los más afectados por la guerra civil siria (La Voz).
Los niños, los más afectados por la guerra civil siria (La Voz).

El miedo

"Apenas entró el EI, salimos de Kobani. Tardamos tres días en llegar a este lugar. Teníamos miedo de que nos ejecutaran", dice Alí. Cuenta que en Kobani no hay electricidad ni agua, y que no se animan a volver. "No es la guerra de la gente. Nosotros estamos en el medio", le decía a La Voz a fines de junio.

Alí huyó de Kobani. No cree que pueda volver (La Voz).
Alí huyó de Kobani. No cree que pueda volver (La Voz).

Sin futuro

Los refugiados eran campesinos, plomeros, hacían ladrillos, colocaban pisos. Pero hace meses o años que cientos de miles se pasan el día o buscando agua o arreglando la carpa, sin trabajar, sin papeles, sin proyectos, mientras el futuro se les va de las manos.

Un campo de refugiados en Suruc, al lado de Kobani (La Voz).
Un campo de refugiados en Suruc, al lado de Kobani (La Voz).

Falta ayuda

En marzo, además, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU recortó la ayuda en campos de refugiados turcos por falta de fondos. Y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) hizo un llamado desesperado a los donantes para evitar la hambruna de millones.

Dentro de Siria, más del 10 por ciento de la población vive de la ayuda internacional. Por lo general, los camiones con mercancías llegan hasta la frontera, y allí cambian de chofer. Pero el 30 por ciento "se pierde" en el camino por incautaciones, apropiaciones o robos comunes.

Refugiados sirios mendigan en las calles turcas (La Voz).
Refugiados sirios mendigan en las calles turcas (La Voz).

Mendigos

Ya son más de cuatro millones los sirios que huyeron de su país. De los dos millones que cruzaron a Turquía, apenas 300 mil viven en campos en la frontera. El resto se expande por las ciudades, tratando de sobrevivir como puede: juntan cartones o mendigan.

Muchos refugiados se agrupan en plazas, hasta encontrar otro lugar (La Voz).
Muchos refugiados se agrupan en plazas, hasta encontrar otro lugar (La Voz).

Sin trabajo

De día, se juntan en pequeños grupos en plazas y bulevares, a la espera de que pase un camión que los levante a trabajar para una mudanza, o una carga y descarga de mercadería pesada. "A veces pasamos todo el día acá y no viene nadie", dice Yuma, de 40 años, un refugiado frustrado por tener que volver ese día a su precaria carpa, sin nada.

Hace años que los niños sirios no van a la escuela (La Voz).
Hace años que los niños sirios no van a la escuela (La Voz).

Los huérfanos de la guerra

En ciudades como Gaziantep se agolpan los huérfanos de la guerra civil siria. Como Mohamed Nusr, un chico de 16 años que estuvo casi un día atrapado debajo de los escombros de su casa en Aleppo, junto a los cadáveres de sus padres, que murieron aplastados tras ser alcanzados por una bomba. Muestra una herida de bala en la pantorrilla, con entrada y salida.

Mohamed, de 16 años, perdió a ambos padres en un bombardeo en Kobani (La Voz).
Mohamed, de 16 años, perdió a ambos padres en un bombardeo en Kobani (La Voz).

Sin familia

Al menos tres millones de chicos ya no van a la escuela en Siria y, junto a sus madres, están a merced del EI, o de las bandas criminales comunes. La mayoría de los hombres adultos que conformaban esas familias fueron asesinados o muertos en combate, que es casi lo mismo.

Huérfanos de la guerra siria intentan vivir en Turquía (La Voz).
Huérfanos de la guerra siria intentan vivir en Turquía (La Voz).

Generación perdida

La mitad de los refugiados en Turquía son niños: casi un millón de almas. En los campos oficiales, más del 60 por ciento recibe educación formal en escuelas precarias. Pero no es el caso del 70 por ciento de los que viven en las ciudades, según Acnur (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados).