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Cuarentena en el mundo: cómo viven en el exterior los argentinos que no piensan en volver

Copenhague, capital de Dinamarca, se ubica en las islas litorales de Selandia y Amager. (Gonzalo Mansilla)
Copenhague, capital de Dinamarca, se ubica en las islas litorales de Selandia y Amager. (Gonzalo Mansilla)

Tres argentinos y un francés que viven en diferentes países del mundo, y que no planean regresar a su país, cuentan cómo se vive la cuarentena en su lugar de residencia.

#yomequedoencas. Te recomendamos no salir de tu casa. Hoy, la mejor decisión que podés tomar es la de no viajar. 

El padre le pregunta a su hijo: ¿sabés cuál plan nunca falla? Ningún plan, se responde a sí mismo. La escena corresponde a la película Parasite, de Bong Joon-ho, diálogo que traje a mi memoria apenas nuestras rutinas y proyectos se vieron modificados. Frente a este panorama incierto y no programado en ninguna de nuestras agendas, se me ocurre averiguar cómo va la cosa en otras partes del planeta y conversar con algunos amigos esparcidos por el globo.

Del teatro cordobés al teatro madrileño

Vicky y Agustín se conocieron en Córdoba y en 2016 decidieron viajar y hacer base en Europa para seguir desarrollando su actividad teatral. Están radicados en Madrid desde hace algunos años. Agustín me comenta que el año estaba planificado pero que ahora debieron suspender todas las funciones de microteatro y las fechas de los festivales. "Estamos artísticamente afectados, se cortó todo, incluso mi laburo como guía turístico que venía realizando desde hacía un tiempo con tours para una compañía privada", cuenta. Además, agrega que es un trabajo que le gustaba y hacía en paralelo al teatro, ya que es todo en inglés y con clientes de Inglaterra: "Contaba historias sobre la Historia, anécdotas y datos. A la gente le gusta que le cuenten historias".

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Vicky, además de teatro, estudió cine y trabaja en una escuela de interpretación, donde la actividad no sólo no cesó por cuarentena sino que se incrementó. Dicta clases desde su casa y revela que estando en España la llamaron para actuar en una película cordobesa (cosas que pasan...).

Los cordobeses Vicky y Agustín, a puro teatro. (@portraitors)
Los cordobeses Vicky y Agustín, a puro teatro. (@portraitors)

Ambos, sin embargo, siguen apostando al arte y buscan la manera de seguir activos, filmando escenas, pintando, haciendo música y un poco de yoga. “Estamos afectados económicamente, todos los sectores se encuentran resentidos. Pero tratamos de seguir activos y entrenando juntos con distintas dinámicas actorales, investigamos para no detenernos y ver de qué manera seguir, buscar nuevas formas de hacer teatro on line, explica Vicky.

Así son las cosas en Dinamarca

Agostina es cordobesa y comunicadora social, quien de un día para el otro cambió sus planes de vida. Desde 2018 vive en Copenhague. Se fue de Argentina con el objetivo de finalizar los trámites para obtener la ciudadanía italiana. Cuando lo consiguió, se quedó a vivir en ese país seis meses. Su intención era hacer un máster en España, pero decidió viajar a territorio danés para trabajar, juntar plata y finalmente quedarse. Teniendo en cuenta que la educación en el país escandinavo es gratuita, estudió inglés, rindió el examen e hizo un máster en comunicación y negocios en la Universidad de Roskilde.

“Las condiciones son muy buenas para los estudiantes. El Estado danés, a los europeos que viven y trabajan acá, les da una ayuda económica que alcanza para cubrir el alquiler. Es el lugar ideal para vivir mientras se está estudiando”, dice.

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Su vida se estaba acomodando, incluso cambió de trabajo. Pasó de atender seis horas al público en un restaurante a hacer tours en español en un mercadito que se dedica a la venta de productos típicos argentinos. Pero el pasado 10 de marzo, como en tantas otras ciudades, cerraron todo los comercios por casos de coronavirus y decretaron la cuarentena, hiriendo de muerte al turismo, acaso el sector industrial más perjudicado por la pandemia del Covid-19. “Hoy, las cosas están avanzando bien, algunas profesiones empezaron a funcionar. Estamos en un proceso de apertura porque el número de contagios no se disparó tanto”, relata Agostina desde el país nórdico.

Agostina hace dos años vive en Dinamarca. Ya se adaptó a esa realidad. (Gonzalo Mansilla)
Agostina hace dos años vive en Dinamarca. Ya se adaptó a esa realidad. (Gonzalo Mansilla)

Si bien en Dinamarca se dispuso el distanciamiento social y otras medidas de prevención, no fue necesario prohibir la circulación. La curva de casos bajó considerablemente y los contagios están por debajo del 10 por ciento diario, nada en comparación con otros países de Europa. Además, el Estado paga el 70 por ciento de los sueldos, ya que considera que reactivar la economía es uno de los puntos más importantes. “Por eso la cuestión se relaja de a poco y hay más libertad. Este es un buen lugar para vivir, por la calidad de vida, pero también por cómo está organizada la sociedad y las respuestas económicas”, agrega.

Son muchos los motivos por los cuales Dinamarca es el lugar en el mundo para Agostina. Los numerosos espacios verdes, la disposición urbanística, la educación y la responsabilidad del ciudadano son solo algunos. “Todo esto marca una diferencia en cuanto a las libertades individuales, el respeto y la confianza mutua”, agrega.

El corazón confinado

Jean Lou nació en Francia en 1954, reside actualmente en España y vivió varios años en Argentina, período que describe como la realización de los sueños de juventud. Recibido de ingeniero electrónico a los 22 años en la ciudad de Bretagne, profesor de física en Marruecos con un máster en informática y largas estadías en Viena, París y Nueva York, hoy me habla de su “planetita de confinamiento” para hacer referencia a Villamanrique de la Condesa, un pueblo cerca de Sevilla. Allí lo encontró la cuarentena en la primavera europea. Cuando me cuenta la razón por la cual debió dejar Argentina, una emoción lo invade. “Tenía un problema de corazón y me volví a Francia. Me colocaron un marcapaso y luego viajé. En ese andar descubrí la cerámica andaluza y su excelente ambiente para vivir”, detalla.

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Con el asunto del coronavirus, Jean no pudo regresar al país francés para el habitual control con su cardiólogo y obtener una nueva receta en medicamentos. La nueva realidad lo obligó a recurrir, con la ayuda de su hermana y la de un amigo farmacéutico, al servicio de UBS (un correo privado de urgencia) y así poder recibir sus pastillas para su afección cardíaca. “Finalmente encontré mi nueva manera de viajar”, admite con un marcado humor.

Fotomontaje de Sevilla. (Jean Lou)
Fotomontaje de Sevilla. (Jean Lou)