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Tanto por ese “encanto de antaño” de viajar en vagones como por los paisajes que atraviesan, transitar por estas vías ya es un placer.
Enmarcados por el borde de la ventanilla, los paisajes se ven casi mágicos. Algo tienen estos gigantes metálicos que parecieran desplazarse en una danza sincronizada por los rieles que los sostienen: Desde el primer momento que se pisa un tren, su mística lo envuelve todo. Desde diferentes puntos del globo, estos son algunos de los mejores para conocer:
Por las alturas del Tíbet
El Tibet Railway, es uno de los ferrocarriles más transitados de Asia. Atraviesa altísimos paisajes de campos nevados: 960 km de su recorrido se hacen por encima de los 5.000 kilómetros sobre el nivel del mar, y cuenta con la estación ferroviaria más alta del globo: el paso de Tanggula, a 5.072 metros de altura.
Una maravilla en Ecuador
El Tren de las Maravillas conecta las montañas y poblados desde del norte del país con las costas en el Océano Pacífico en un viaje de cuatro días. Posee una terraza descubierta desde donde se puede apreciar la belleza del paisaje sin interrupciones. Además, es considerado el más lujoso de Sudamérica.
En los Alpes suizos
Inaugurado en 1930, el Glacier Express recorre cientos de puentes y más de 90 túneles por los paisajes más lindos de Suiza. A pesar de su denominación de exprés, su velocidad es más baja que la de otros de la categoría; transita a 40 km/h, lo que permite deleitarse aún más con las vistas.
Por los pagos
Hace poco te contamos sobre La Trochita, un ícono turístico de la Patagonia. El Expreso Patagónico marca su rumbo entre los valles sureños y termina su recorrido en Esquel. Con vagones fabricados hacia 1922, este tren es una reliquia llena de historias y fue declarado Monumento Histórico Nacional.
