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Colonia: paz al otro lado del río

A sólo una hora en ferry desde Buenos Aires, Colonia del Sacramento, en Uruguay, espera a los visitantes con callecitas empedradas y una excelente oferta turística.

En el extremo suroeste de Uruguay se levanta Colonia del Sacramento, una pequeña ciudad orgullosa de su pasado que vive un presente cargado de belleza. En sus rincones se conjuga lo antiguo, a través de las callecitas empedradas de herencia portuguesa, y lo moderno, con todos los servicios de primer nivel que ofrece al turista.

Sólo 50 kilómetros la separan de Buenos Aires, Río de la Plata mediante, lo que permite la visita de miles de argentinos al año. Luego de una hora en ferry, se puede disfrutar de su centro histórico, sus museos y especialmente su gastronomía, en restaurantes muy bien presentados y atendidos.

La llamada “Puerta de Campo” o “Puerta de la Ciudadela” es el punto de ingreso a un viaje al pasado. Allí, un puente levadizo de madera y hierro conduce hacia los restos de la antigua muralla, que soportó los reiterados ataques de los españoles que intentaron quedarse con la ciudad, de posesión portuguesa tras su fundación en 1680.

El paseo, que se puede hacer caminando o alquilando un vehículo eléctrico –similar a los que se utilizan en los campos de golf–, es sumamente atractivo y transporta al visitante a un mundo sin ruidos y con calles y casas que sorprenden. Se destaca particularmente la Calle de los Suspiros, adoquinada, con un canal de desagüe central y rodeada de pintorescas viviendas de la época colonial.

La plaza Mayor, antiguamente destinada a ejercicios militares y a la venta de diversos productos provenientes de los campos cercanos, es hoy un punto de referencia para este recorrido. A pocos metros se encuentra la basílica del Santísimo Sacramento, levantada en 1699. Aunque sufrió los efectos de las distintas batallas que se libraron a su alrededor, en la actualidad está totalmente puesta en valor.

DATOS. Información útil para disfrutar de Colonia de Sacramento.

Una luz en el camino

La inauguración del faro, en enero de 1857, fue un gran acontecimiento para la población y especialmente para los marinos, cuyas embarcaciones muchas veces encallaban o se hundían en las aguas del río por la falta de luz.

Fue construido sobre las ruinas de una de las torres del convento San Francisco Xavier, destruido por un incendio en 1704,  y se puede visitar. Una recomendación: se requiere de buen estado físico para subir los 120 escalones que llevan hasta la parte más elevada del faro, desde donde se obtiene una hermosa vista panorámica de la ciudad y, en días despejados, se alcanzan a ver las costas argentinas. El costo de la entrada es de 15 pesos.

Desde afuera se pueden observar los restos históricos de la Casa del Virrey, donde vivió durante un mes el último virrey del Río de la Plata, Baltazar Hidalgo de Cisneros, mientras que la Casa de Nacarello invita a introducirse en una típica vivienda portuguesa de clase media-alta.

Ocho por uno

Abonando una entrada de sólo 27 pesos, se pueden visitar ocho museos de Colonia. Si hay poco tiempo, una buena elección es el Museo Portugués, diseñado sobre una construcción lusitana con techo a cuatro aguas de madera y tejas, que exhibe mobiliario de la época, armamento, mapas antiguos e incluso el escudo original de Portón de Campo.

El Museo del Azulejo es otra interesante opción para asombrase con una importante colección de azulejos españoles y franceses usados en el siglo XIX para la construcción de viviendas. La Casa de Nacarello, el Museo Municipal, el Archivo Histórico Regional y los museos Indígena, Español y Paleontológico completan la serie de espacios en los que se puede dimensionar la historia de Colonia del Sacramento.