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Circuito gastronómico por Berlín

En medio de murales llenos de intensidad, museos desbordados de historia, parques y monumentos, la ciudad ofrece una gastronomía variada, colorida e internacional.

Hablar de la cocina de Berlín como algo auténtico es prácticamente imposible. Al igual que París y Londres, la capital alemana es una de las ciudades más cosmopolitas de Europa y eso, sin lugar a dudas, se refleja en su riqueza culinaria.

Durante mucho tiempo, fue un paso obligado en la ruta que conectaba Europa del Este con Europa Occidental. Numerosas comunidades de todas partes del mundo se asentaron en esta gran capital y dejaron sus culturas manar hasta transformarla para siempre.

Hoy, se puede encontrar desde barbacoas coreanas y hamburguesas veganas en el distrito de Prenzlauer Berg, hasta enchiladas mexicanas, sopas vietnamitas, especialidades persas y preparados de Etiopía en Kreuzberg o Neukölln.

De todas maneras, las tradiciones alemanas no han cedido del todo su lugar y, hoy es posible probar una amplia y variada cocina originariamente berlinesa. Aquí los platos no reparan en detalles. La estética no es un valor demasiado considerado a la hora de comer, como sí lo es la cantidad. Se prioriza terminar el festín sintiéndose lleno antes que dejarse llevar por las sutilezas y la elegancia de la presentación. Los platos típicos se caracterizan por ser abundantes, calentitos y calóricos; ideales para disfrutar al reparo de las lluvias y el frío que, en general, no abandonan la ciudad.

Aunque la oferta sea inmensa, existe una lista de cosas que no se deben dejar de probar al visitar esta ciudad.

"Currywurst" o salchicha alemana: por su tipicidad y popularidad, es la primera en la lista de obligados. En la década del '30, con la Gran Crisis de telón de fondo, una ama de casa dio origen a este fast food que hoy es el favorito en las calles de Berlín. Consiste en una salchicha cortada en trozos, sumergida en kétchup, curry y lluvia de papas. En general, el precio no suele superar los 4 euros (96 pesos). Los puestos más tradicionales son: Curry 61, Konnopke's y Curry 36.

"Eisbein": si el plan es sentarse en un sitio tradicional a disfrutar de un plato caliente, este codillo de cerdo es el recomendado. Se trata de un corte cocinado al horno, bañado en una salsa con especias y servido con sauerkraut (repollo hervido y avinagrado) así como también con puré de arvejas o papas al natural. Precio estimado: 10 a 20 euros (240 a 480 pesos). Los mejores de la ciudad pueden encontrarse en Boulevard Friedrichstrass, Zur Haxe y Georgbraeus Brauhaus.

"Schnitzel": aunque sea un plato originariamente austríaco, los berlineses lo han incorporado al punto tal de convertirlo en un infaltable para cualquier menú. Es un bife de ternera empanado y frito, similar a lo que nosotros llamamos milanesa. Suelen acompañarlo con papas y rodajas de limón. Se puede conseguir a unos 7 u 8 euros (170 a 190 pesos) en el tradicional Schnitzelei.

"Apfelstrudel" o pastel de manzana: después de un buen recorrido por la ciudad, esta colación acompañada de un café puede convertirse en una placentera recarga de energía. Se trata de un arrollado de masa hojaldrada con compota de manzana, canela y azúcar en su interior. Proviene de antiguas recetas turcas y armenias, y fue, durante muchos siglos, relegado a los sectores más empobrecidos. Hoy es un clásico en las calles de Berlín. Se pueden conseguir exquisitas versiones en prácticamente todos los cafés y pastelerías de la ciudad. Algunas recomendaciones son Café Einstein y Bäckerei Balze.

La no sorpresa

En cuanto a la bebida, la respuesta es una obviedad: los alemanes toman cerveza en todo momento y lugar. No será motivo de sobresalto ver a un berlinés con una botella de Pilsen camino al trabajo en las primeras horas de la mañana. Esta bebida está muy instalada en su cultura, desde temprana edad. Tienen en su haber más de 5.000 diferentes tipos, así que sentarse en algún bar a probar algunos de ellos es un excelente plan. Las más conocidas son Pilsen, Weizenbear, Schwarzbier y Altbier.