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Cinco lugares increíbles para recorrer desde Nápoles, la segunda cuna de Maradona

El mito de Diego Armando Maradona terminó de consolidarse en el Nápoli, en una zona relegada de Italia que tiene algunos de los destinos más bellos del país a orillas del mar Tirreno.

La partida de Diego Armando Maradona dejó de luto no sólo a la Argentina. En Italia también lo sufrieron, y en Nápoles –que se transformó con la llegada del argentino– el dolor por la despedida fue tan grande como en nuestro país.

Después de Roma y Milán, el de Nápoles es el tercer municipio más grande de Italia con casi un millón de habitantes.

Junto al Mar Tirreno, en el sur del país, la ciudad está rodeada por algunas maravillas de la historia, que vale apuntarse para descubrir en un próximo viaje a Europa.

Elegimos cinco lugares de Nápoles que resultan imprescindibles en una visita al país, que combinan la belleza natural con la historia de cientos de años.

Amalfi

Está junto al Golfo de Salerno, bañado por las aguas del mar Tirreno, a 70 kilómetros. Es uno de los principales pueblos, que da el nombre a la Costa Amalfitana. Nació como puerto comercial en el año 339, y creció rápidamente con la venta de grano, sal, madera… y esclavos.

Llegó a ser tan importante como Venecia o Génova, pero al ser atacada por el rey de Sicilia comenzó su declive y perdió importancia. Allí resurgió como centro turístico, hoy su principal economía.

Allí se puede recorrer la Piazza del Duomo, la Catedral de Sant’Andrea del siglo IX, con una escalinata que es la preferida por los viajeros para llevarse la imagen; la Basílica del Crucifijo, el Claustro del Paraíso construído entre 1266 y 1268 como cementerio para la alta burguesía.

Vía San Gregorio Armeno

Está en el corazón histórico de Nápoles. Es una de las principales calles de la ciudad, que reúne a los mejores artesanos y tiendas especializadas en figuritas para el portal de Belén.

Esta calle tradicional solía contar con un templo dedicado a Ceres, donde los devotos ofrecían pequeñas figuritas de terracota realizadas a mano en las tiendas de los alrededores. A finales del siglo XVIII estas figuritas se convirtieron en las piezas del pesebre.

En la actualidad, esas figuras no sólo son religiosas, sino que incluye personajes modernos. Por supuesto, Diego aparece allí.

Sorrento

Está en el Golfo de Nápoles y es uno de los destinos turísticos más importantes de toda Italia. Su carácter mediterráneo reúne lo mejor de la región de la Campania con su mezcla de naturaleza e historia. Está a 50 kilómetros de Nápoles, y puede ser una visita de un día, o combinada con otras localidades de la Costa Amalfitana.

Se puede conocer el Duomo, construido en el siglo XI, es una catedral de estilo románico cargada de historia e historias; Corso Italia, la calle principal con las principales tiendas y restaurantes; el Mirador de Via Capo, para disfrutar de las vistas de la bahía de Nápoles y del Monte Vesubio; la Piazza Tasso, en el centro neurálgico; o Bagni della Regina Giovanna, calita de aguas claras de difícil acceso y uno de los lugares menos conocidos por los turistas

Capri

Es una isla de 17 kilómetros de diámetro, que se convirtió en musa de escritores, lugar de inspiración de artistas y refugio para figuras del jet set internacional. Sólo se llega por agua.

Capri vio surgir las villas de grandes emperadores romanos como Octavio Augusto, Tiberio o Calígula. Tras caer en el olvido y convertirse en refugio de maleantes y piratas, fue redescubierta para convertirse en un destino exclusivo frecuentado por millonarios y todo tipo de artistas que cayeron rendidos ante sus encantos.

La isla está dividida en dos poblaciones: Capri, envuelta por un ambiente de glamour, lujo y moda, y Anacapri, una cara más tranquila de la isla donde la vida sigue su propio ritmo. Ambas cuentan con un encanto particular y resulta un auténtico placer perderse entre sus laberínticos callejones.

Hay que visitar la Gruta Azul, cueva marina envuelta por un azul intenso que la convierte prácticamente en un paraje mágico.

Pompeya

Antigua ciudad romana que quedó sepultada bajo las cenizas del Vesubio hace más de 2.000 años.

Se llega desde Nápoles en tren (unos 40 minutos) o en auto de alquiler. Significa un viaje por la geografía y también por el tiempo, adentrándose en la historia por sus callejones adoquinados.

Durante el siglo I, Pompeya vivió su época de esplendor, y era una de las ciudades más ricas y prósperas del mundo. En el año 79, el volcán cambió el rumbo de la historia y la sepultó bajo las cenizas.

La ciudad fue redescubierta recién en el siglo XVI. En comenzaron las excavaciones para sacarla a la luz, y desde entonces se han desenterrado más de 45 hectáreas de terreno.

El Foro era el centro de la vida política, social y religiosa de Pompeya, una de las zonas más modernas e interesantes de la ciudad; también está el Templo de Apolo; el Lupanar (antiguo prostíbulo) o “Orto dei fuggiaschi”, un lugar en el que se exponen algunos cadáveres petrificados de los antiguos habitantes de la ciudad que no lograron escapar a tiempo.