buscar

Chile: un tesoro del Pacífico

Iglesias declaradas Patrimonio de la Humanidad, gastronomía única y paisajes salidos de cuentos invitan a explorar Chiloé. 

En la Isla Grande de Chiloé el mar siempre está cerca. La isla en sí tiene 180 kilómetros de largo por 50 de ancho, y es parte de un gran archipiélago formado por más de 40 islas menores. La región está colmada de paisajes ondulados verdes y bahías con playas que son acariciadas por un tranquilo océano Pacífico, ideales para “terapias pedestres” con vistas a bosques que parecen de cuento. La naturaleza es otro tesoro de Chiloé. La riqueza está en la tierra y en el mar.

En 1960, toda la región sufrió el mayor terremoto marítimo en la historia del país trasandino, con epicentro en Valdivia, que afectó a todo el sur del país. En Chiloé destruyó casas, puentes y rutas. Desde entonces, toda la isla fue reconstruida casi íntegramente. Sin embargo, ese paisaje desolador quedó en el recuerdo de los chilotes y hoy casi no quedan rastros gracias al trabajo que desarrollaron los habitantes, enfocando esa reactivación en atraer al turismo. Los viajeros empezaron a ser el puente que rompió con el aislamiento de aquella porción de territorio, la segunda isla más grande de América del Sur, después de Tierra del Fuego.

Pueblos con encanto

La Gran Isla de Chiloé está integrada por diversas comunas, pueblos con identidad propia que se refleja en los paisajes naturales y urbanos.

La capital, Castro, fue fundada en 1567 y es la tercera ciudad más antigua de Chile. Allí se encuentra el Aeropuerto de Mocopulli, gracias al cual se puede llegar con un vuelo directo desde Santiago de Chile, con una breve parada intermedia en Puerto Montt.

Símbolos de Castro son los palafitos, construcciones coloridas de chapa y madera, edificadas sobre pilares que se levantan en el mar. Antiguas viviendas de pescadores, hoy funcionan en su mayoría como bares, restaurantes y hoteles. Pequeñas tablitas con forma de tejuelas constituyen “la piel” de las casas originales, que se pueden ver en todos los pueblos de la isla: Ancud, Quemchi, Chonchi, Achao, Curaco, Dalcahue y Cucao, sitios con nombres y paisajes que parecen de cuento.

La tierra del curanto

El aroma de la comida chilota flota constantemente en el aire, y es otro emblema de la isla que dio recetas originales replicadas en todo el continente. Un ejemplo de eso es el curanto, que todavía se suele cocinar en un hoyo en la tierra, aunque también se prepara en grandes ollas en las que se colocan, en sucesivas capas, verduras, mariscos, papas, chorizos, chapaleles de harina de trigo y chicharrón de cordero, cubiertos por hojas de nalca.

Otras delicias autóctonas son los milcaos, las empanadas de macha queso (relleno con un tipo de molusco y mozzarella). Una rareza gastronómica típica es la utilización del cochayuyo, un alga empleada en la repostería para hacer queques, dulces y tartas.

En peligro

Chiloé está en alerta por la denominada “marea roja”, fenómeno ocasionado por la salmonicultura desmedida, la cría del salmón rosado con alta presencia de químicos que se descargan como desechos y residuos en el mar, en un uso intensivo del océano que sobrepasa la capacidad de carga del ecosistema marino.

Esta situación provocó una mortandad importante de mariscos como machas, piures, picorocos, jaibas, locos, lapas, choros y cholgas; los cuales aparecieron muertos de manera masiva en las playas.

Patrimonio

Iglesias jesuíticas. Una serie de templos de madera son Patrimonio de la Humanidad.

Arquitectura religiosa. La llegada de los jesuitas al archipiélago, a mediados del siglo XVI, dio origen al proceso de evangelización que se expandió en todo el país. En Chiloé, los jesuitas marcaron su presencia con la construcción de muchísimas iglesias de madera autóctona, que guardan entre sí una arquitectura particular, con techo a dos aguas, torre, hastial y pórtico.

Este estilo de construcción se lo conoce como Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera. Bajo esa tipología en la isla se levantaron más de 200 templos, de los cuales un grupo de ellos fue relevado por Unesco y declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2000.

Datos útiles

CÓMO LLEGAR: vuelo directo Córdoba-Castro por Latam desde 14 mil pesos (ida y vuelta). Una opción más económica es hacer en bus Córdoba-Santiago de Chile, desde 2.600 pesos (ida y vuelta) y aéreo Santiago-Castro, desde 4.400 pesos (ida y vuelta). En auto: se puede viajar hasta Puerto Montt, y de allí cruzar en embarcación hasta Chiloé por 226 pesos.

Alquiler de auto: 700 pesos por día.

PASEOS: Cucao es el punto de partida para la caminata de hora y media que lleva hasta el Muelle de las Almas, una pasarela de madera que parece terminar en el Pacífico. El lugar evoca una antigua leyenda aborigen, que cuenta el camino que cada hombre emprende después de la muerte.

ALOJAMIENTO: la habitación doble en hotel boutique Tierra Chiloé, desde 20 mil pesos por dos noches; cuatro noches, 39 mil pesos; incluye desayuno buffet, almuerzo, cena, bebidas y excursiones (www.tierrachiloe.com). Otra opción más económica es el bed and breakfast Chiloé is Life, a mil pesos la habitación doble por noche, con desayuno que incluye frutas, fiambres, quesos y variedad de panes (chiloeislife@gmail.com).

GASTRONOMÍA: almuerzo en las cocinerías del Mercado de Dalcahue, desde 100 pesos (plato de pescado con ensalada); cazuela de carne y verdura, 80 pesos; milcao, 20 pesos; curanto en olla, 140 pesos.

MÁS DATOS: www.chiloe.cl

*Especial