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Campos do Jordão: la Suiza brasileña

Campos do Jordao
Campos do Jordao

A 230 kilómetros de San Pablo hay una postal desconocida de Brasil. Campos do Jordao es una ciudad con arquitectura centroeuropea y temperaturas bajo cero en invierno.

A poco más de dos horas de San Pablo, el Brasil tropical se diluye en un paisaje invernal. La postal brasileña conocida cambia al llegar a Campos do Jordao, una ciudad de 51 mil habitantes del estado de San Pablo recostada sobre la sierra de Mantiqueira, a 1.680 metros sobre el nivel del mar.

La primera sorpresa es su arquitectura de estilo alpino en el corazón de Sudamérica, idéntica a rincones de Europa. Las construcciones de madera con el sello centroeuropeo y los jardines de petunias marca la identidad de este lugar elegido por los brasileños para experimentar temperaturas bajo cero en los inviernos. En verano el clima es templado: piscina de día y fogones de noche. Se la conoce como “la Suiza brasileña” y es el techo de nuestro vecino: es la ciudad más alta del país.

Campos do Jordao es “el otro Brasil”, un desconocido para la mayoría de los argentinos. Se destaca por sus bosques de araucarias (¡sí!), los mismos y fantásticos árboles de copas en forma de cáliz y pompones en sus ramas que encontramos en Neuquén y en la Patagonia chilena.

El ambiente es extraño y cada tanto hay que recordar que seguimos en nuestro continente, cerca del trópico de Capricornio pero con frío para guantes y gorro entre julio y agosto. Aquí se come fondue y chocolate, se bebe cerveza artesanal (hay siete fábricas, muchas con producciones premiadas a nivel mundial), se celebra un tradicional festival internacional de música clásica, se respira el aire más puro del mundo (según una certificación internacional), hay cinco parques naturales y una reserva de araucarias.

La tranquilidad está en el ADN de Campos do Jordao, bautizada así en honor a un terrateniente y funcionario del emperador Pedro II que permitía el paso de los mineros por sus campos camino al trabajo.

Por su buen clima, recomendado por los médicos para las afecciones respiratorias, esta ciudad, al igual que nuestra Alta Gracia, comenzó a ser conocida a principios del siglo pasado por la llegada de enfermos de tuberculosis para ser tratados en los hospitales. Con el tiempo, aquellos centros médicos fueron convertidos en hoteles y todavía hoy hay un tren turístico que hace el recorrido que en otros tiempos trasladaba a los pacientes.

Campos do Jordão
Campos do Jordão

La ciudad, que el 29 de abril cumple 150 años, es de verdad bonita y elegante, lujosa. La vegetación exuberante se despliega generosa en caminos serpenteantes siempre coronados de hortensias, de quaresmeiras y de manacas da Serra, unas flores blancas que al ser polinizadas mudan a violetas.

Las calles de Vila Capivari, el centro turístico, son realmente pintorescas. Se parecen a los pequeños pueblos alemanes con las casas de estilo tudor de madera y con ventanas con macetas. De noche, la vía principal se ilumina con miles de lucecitas que forman un túnel de estrellas.

Lejos de lo que puede suponerse, aquí no llegaron inmigrantes suizos ni germanos sino que la impronta europea fue una estrategia de marketing de los empresarios de 1940 que buscaban posicionar este destino de condiciones geográficas y climáticas únicas en Brasil.

Ecoturismo

Campos do Jordao es un destino para muchos gustos: combina lujo, naturaleza, gastronomía y aventura. Es elegido por los deportistas; en especial, los ciclistas. Y, por los novios para su luna de miel.

Para llegar desde Córdoba, lo mejor es tomar un vuelo directo a San Pablo y una vez en el aeropuerto alquilar un auto para recorrer los 230 kilómetros que separan a la megalópolis paulista de Campos do Jordao. El vehículo es una buena opción para manejarse por la ciudad que ofrece más de 120 atracciones, muchas vinculadas al ecoturismo.

Hay opciones de alojamiento para todos los bolsillos: más de 250 hoteles, unos 300 bares y restaurantes y decenas de atractivos.

Si se anda a pie, es recomendable alojarse cerca de Vila Capivari. Una buena opción es Le Suisse Hotel (IG:@lesuissehotel), de elegante estilo europeo, buen desayuno y a sólo tres cuadras de la calle principal.

Para conocer la ciudad y sus atractivos naturales, culturales y recreativos se necesitan al menos cuatro días. Hay opciones de aventura, como arborismo o tirolesas, recorridos por museos a cielo abierto y espacios destinados a la música y, por supuesto, un imperdible circuito gastronómico.

Campos do Jordão
Campos do Jordão

El paisaje es precioso y hay puntos con increíbles vistas panorámicas. Un imperdible es la degustación de cervezas artesanales en el predio de la Cervecería Campos do Jordao (@cervejariacamposdojordao), armoniosamente edificado respetando el ambiente, para luego disfrutar del atardecer en un balcón escénico vidriado y suspendido entre las copas de los árboles.

Otro recorrido recomendable es la visita al jardín botánico Amantikir (@amantikir). Se trata de un predio de 40 hectáreas con 25 jardines inspirados en 14 países y diseñados por Walter Vasconcelos (“Doctor Garden”) con 700 especies de plantas y otras 400 sin clasificar. Son los jardines más altos de Brasil. El lugar es tan maravilloso que es posible pasar una tarde caminando en los jardines japonés, chino o escocés; entre las lagunas y observando los cerezos, arces y bambúes. Hay un laberinto de 700 metros y 2,5 metros de alto, con 25 entradas y una sola salida que, a decir de Vasconcelos, es “el más grande del mundo”. Recibe a 20 mil visitantes por mes.

Circuito cultural

El circuito cultural es igual de fascinante. Se puede visitar el Palacio de Gobierno, un edificio histórico de estilo neoclásico que data de 1947 y que es utilizado como residencia de invierno del gobernador de San Pablo. Es también un museo donde se exhiben piezas de arte y el mobiliario. Es gratuito y está abierto todos los días.

Otro punto clave es el Museo a cielo abierto Felicia Leirner (@museufelicialeirner) donde se exhiben más de 80 esculturas de la artista polaca-brasileña. Las piezas en bronce, granito y cemento se aprecian andando por senderos en un parque de dos hectáreas con araucarias y flores.

A pocos metros, se encuentra el Auditorio Claudio Santoro con capacidad para 800 personas, una acústica excepcional y paredes vidriadas que permiten una inmersión con el entorno. Construido en 1979, es una de las sedes del Festival Internacional de Música Clásica, el más grande de Latinoamérica.

Campos do Jordão
Campos do Jordão

El arte de la comida

Por supuesto hay que probar la gastronomía regional con productos orgánicos directos del campo a la mesa. Muy recomendable visitar Dona Chica (IG: @donachicanahorta @donachicarestaurante), un restaurante agrícola que rinde homenaje a las mujeres de la familia del chef Anderson Oliveira.

En cualquiera de sus dos sedes, la experiencia culinaria es única. En un caso, es posible recorrer el predio sembrado y comprender el ciclo del alimento, desde el comienzo al fin. En otro, se almuerza en el bosque de araucarias en una reserva natural que las protege desde 1948. Allí, el visitante experimenta con alimentos no convencionales como hojas, plantas, flores, una paella de montaña o un ceviche con productos locales. Y, claro, nadie puede irse del lugar sin probar -en cualquiera de sus formas- el pinón (pinhao), el fruto de la bella araucaria.

Datos útiles

Cómo llegar. En avión directo Córdoba-San Pablo. Lo mejor es alquilar un auto en el aeropuerto de Guarulhos. Los ómnibus salen desde la Terminal Rodoviaria Tieté.

Casas de cambio. Cambiar en el aeropuerto. En Campos do Jordao no hay donde cambiar. Reciben tarjeta de crédito en todos lados.

Teleférico y bar de hielo. En el Parque Capivarí (@parquecapivari), el teleférico sube hasta el Morro do Elefante. Hermosas vistas. Hay un trencito parecido a una mini montaña rusa el filo de ladera. Muy cerca de allí está el bar de hielo Iceland, una experiencia a 15 grados bajo cero.

Arborismo y tirolesa. Hay circuitos para caminar en puentes colgantes, tirolesas y redes suspendidas en los árboles. IG: @rsa.ranchosantoantonio y @tarundu

Parque Lagoinha. En este circuito turístico forestal es posible ver una de las nacientes de un río que recorre seis mil kilómetros hasta desembocar en el Rio de la Plata. IG: @parque.da.lagoinha

Artesanía local. La Mãostiqueira (@maostiqueiras) es una cooperativa de artesanos que reúne a productores de la región. Se puede conocer el proceso de elaboración de las artesanías y comprar productos originales.

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Cachazas y chocolates. La Cachaçaria Danguá (@danguacachacaria) tiene un impresionante tonel de 25 mil litros de cachaza en la entrada. El lugar para comprar chocolates y licores (riquísimo el de milho verde) es Spinassi (IG: @chocolatespinassi)