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Buena vida, en las alturas

Cuenca está sobre tres terrazas (alta, media y baja) y la atraviesan de este a oeste los ríos Tomebamba, Tarqui, Yanuncay y Machángara, algunos de los cuales nacen en el Parque Nacional Cajas y pasean sus aguas cristalinas por el espacio urbano (ver Cuenca Valle Interandino: un lugar para volver).

En la agenda está visitar el barrio El Vado, en la zona del barranco del río Tomebamba, a través de la calle La Condamine donde todavía se agrupan los talleres de hojalateros; de restauradores de sombreros de paño y engominadores de los de paja toquilla; barberías, y costureras de trajes típicos.

La plaza Cruz de El Vado es un viaje al pasado. Sobre el lado sur, una de las cruces de la ciudad usada como “humilladero” y una magnífica escultura denominada “Palo encebado”, recuerda el juego rural tradicional.

Sobre la misma calle, se encolumnan viejas construcciones muy bien mantenidas. Una de ellas, de estilo republicano, fue vivienda del escritor y periodista cuencano Federico Proaño y a metros, el pub under “Prohibido”. Desde ese nivel sobreelevado se observa el marcado contraste con el sector más nuevo de la urbe, con edificios modernos de ladrillo visto.

Algarabía en los mercados

La ciudad de Cuenca tiene tres mercados municipales tradicionales: 3 de Noviembre, 9 de Octubre y 10 de Agosto. En todos se venden flores, verduras, legumbres, carnes, pescados, quesos y un amplio espectro de víveres.

En esa explosión de colores y mixtura de aromas, la atención de los turistas se centra en las chamanes. Son cholas que ejercen la “medicina” natural y ofrecen servicios de “limpias”; curas de mal de ojo; mal aire; espanto, y otras dolencias. Las terapias consisten en aplicar golpes con ramos de ruda, floripondios y otras hierbas, para luego frotar un huevo por el cuerpo del enfermo y finalmente “leen” la yema. Los pacientes abarcan desde adultos mayores a bebés y se arman largas colas de espera. El servicio cuesta U 3.

Mirador de Turi

Turi, derivado de la palabra quechua Toriyc, significa vigía o mirador. El mirador de Turi es una colina ubicada cuatro kilómetros al sur y ofrece una amplia panorámica de la zona urbana.

Una iglesia, una gruta, negocios artesanales y de servicios atienden a los turistas que llegan al lugar para hacer sus mejores fotografías.

De regreso en el centro y mientras cruzan al paso los vendedores ambulantes, que ofrecen los típicos jugos de linaza y sábila (aloe vera), llegamos al sector del Barranco del río Tomebamba. En esas coordenadas está la calle Larga, donde se agrupan 120 estructuras arquitectónicas, protegidas como bienes de la ciudad y donde se registra buena parte de la vida nocturna.

Las costas del río están protegidas como un parque lineal y entre encantadores puentes, se distribuyen el Parque de la Madre, elegido por los deportistas; la vieja Escuela de Medicina, hoy Escuela de Turismo, y el Paseo 3 de Noviembre.

El presente

A comienzos del siglo 20, Cuenca tuvo un notable florecimiento económico gracias a la producción de quinina y a la labor artesanal del auténtico sombrero llamado “Panamá”, que se tradujo en la construcción de edificios de estilo republicano.

La producción del típico sombrero se vio incrementada por la demanda de los obreros que construían el canal de Panamá y el producto no tardó en alcanzar fama como “sombrero Panamá” (Panama hut). Livianos y frescos, son realizados en paja toquilla y representan una importante industria de Cuenca.

Uno de los iniciadores fue Homero Ortega y hoy, en manos de la tercera generación, la fábrica continúa con los métodos artesanales originales.

En 1999, Ecuador atravesó una descontrolada inflación que fue sorteada con la decisión de eliminar el sucre (moneda nacional) y dolarizar la economía. De manera coincidente, Cuenca fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad y la ciudad comenzó a posicionarse como destino turístico internacional. En la actualidad, aún los críticos del gobierno del actual presidente Rafael Correa, admiten sin cortapisas que Ecuador disfruta de un presente de recuperación democrática en materias de salud y educación y destacan la ejecución de modelos económicos solidarios, basados en la agroecología, que redundan en un mayor bienestar en todo el país.

La población actual en Cuenca ronda los 500 mil habitantes y un buen parámetro del progreso es que cuenta con una universidad estatal gratuita, que con examen de ingreso sólo exige el pago de una matrícula única.

La ciudad es una de las de mejor calidad de vida de Ecuador y el dato no pasó inadvertido a turistas norteamericanos, canadienses y europeos, que al momento de jubilarse fijaron residencia en Cuenca.

En general, los “gringos”, como los llaman, viven en complejos de condominios a los que los cuencanos denominan “Gringolandia” y esa comunidad ya supera los 6.000 residentes.