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Bratislava: belleza del Danubio

Bratislava. Ubicada a orillas del río Danubio, resulta ideal para conocer la cultura de Europa del Este. (tomas1111 / 123RF)
Bratislava. Ubicada a orillas del río Danubio, resulta ideal para conocer la cultura de Europa del Este. (tomas1111 / 123RF)

Es la capital europea más pequeña. Ubicada en el suroeste del país, seduce por sus edificios históricos, sus platos típicos y los paseos por el río. 

Capital de Eslovaquia desde 1993, esta hermosa y pequeña ciudad se levanta en el suroeste del país, a orillas del Danubio. Es uno de los vértices obligados para quienes desean viajar por el este del continente.

Al casco antiguo ingresamos  por la Puerta de San Miquel, y se continúa por la calle Michalska, amplia y limpia, sobre la cual se levantan numerosos bares y restaurantes.

Más adelante nos encontramos la pequeña plaza principal (Hlavni namestie), donde están el Viejo Ayuntamiento del siglo XV (convertido en museo municipal desde 1868) y el Primatial Palace, en donde los emperadores Napoleón y Francisco I de Austria firmaron el Cuarto Tratado de Paz de Presburgo, en 1805.

En el centro de la plaza, aún se conserva la fuente más antigua de la ciudad, la de Maximiliano, levantada en ese sitio desde 1572. Aquí se monta el mercado de Navidad con numerosos kioscos de comidas y artículos para las fiestas de fin de año.

Muy cerca de allí se encuentra la Iglesia Azul, o de Santa Elisabeth, de un estilo art noveau de principios del siglo XX. En los alrededores se encuentran varias esculturas en bronce, que simbolizan, entre varias figuras, a un obrero trabajando y a Napoleón descansando.

Desde la colina

Caminando hacia el popular río, nos encontramos con una extensa y larga plaza a cuyo final se construyó, en 1886, el edificio del actual Teatro Nacional Eslovaco. Muy cerca de allí vemos el de la Orquesta filarmónica.

Nuestro recorrido continúa por la Catedral de San Martín, terminada en mitad del siglo XV. En su interior, entre los años 1563 y 1830, se celebraron 19 ceremonias de coronación de reyes húngaros y sus esposas. Al castillo, ubicado en lo alto de una colina, se puede llegar caminando por la calle Panska o se puede contratar un antiguo coche con chófer y audio en idioma español, por 10 euros. Con este coche aprovechamos para recorrer también otra parte de la ciudad.

La vista desde lo alto es maravillosa. Al regreso, pasamos por el antiguo Barrio judío, que se encontraba entre el Castillo y el Casco viejo, razón por la cual había tres sinagogas y un cementerio judío a orillas del Danubio, bajo la colina de la fortaleza.

Siguiendo el trayecto hacia el centro, encontramos la sede del Gobierno y el Palacio Presidencial, construido fuera de las murallas de la ciudad en el siglo XVIII. El lugar pertenecía al conde Grassalkovich, uno de los personajes más influyentes del país en aquella época.

Entre tantos edificios antiguos, nos llama mucho la atención una impresionante estructura redonda y moderna, parecida a un ovni, denominada, precisamente, UFO. Está situada sobre uno de los puentes (Novy Most) que cruza el río, a 95 metros de altura, con un restaurante en lo más alto, al cual se puede acceder por ascensores ubicados en uno de los costados del puente.

CÓMO LLEGAR: desde Viena, a 60 kilómetros, se puede acceder en auto por autopista, aunque antes de ingresar es obligatorio comprar en la frontera o en la primera estación de servicio, una viñeta que cuesta 10 euros (debe colocarse en el parabrisas, sobre el lado derecho). En tren: desde la capital austríaca se demora una hora y media; el billete cuesta 12 euros. En ómnibus: 16 euros. También se puede hacer el viaje en un barco por el Danubio, que dura 75 minutos y cuesta entre 20 y 35 euros por trayecto.

PASEOS: fuera del casco antiguo, Obchodna es el nombre de la calle principal. Allí se encuentran tiendas con las marcas de ropa más reconocidas. Por esta vía circulan tranvías, trolebuses y ómnibus urbanos. La velocidad en el casco urbano es de 60 kilómetros por hora; en rutas interurbanas, 90; y en las autopistas, 130.

ALOJAMIENTO: existen numerosos hoteles tradicionales y una opción de pasar tres noches en un barco anclado en el Danubio, frente al casco antiguo, a un costo de 120 euros. De cualquier manera, con un solo día de visita alcanza para recorrer la pequeña ciudad (lo ideal es hacer base en Viena).

GASTRONOMÍA: la comida es muy sabrosa. Recomendamos probar el bryndzove halusky, unas bolitas de papa con harina, queso de cabra y bacon, muy similares a  nuestros conocidos ñoquis. Se sirven en un plato generoso a cinco euros. En general, comer en Bratislava resulta muy barato y hemos visto menú diario por 2,90 euros (dos platos y postre) aunque, en contrapartida, tomar un café puede costar dos euros.

MÁS DATOS: www.visitbratislava.com

*Especial