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Barú, la isla del ensueño

Tras una visita a Cartagena, reservarse unos días para hacer playa en isla Barú es una buena opción.
Tras una visita a Cartagena, reservarse unos días para hacer playa en isla Barú es una buena opción.

No se trata de una isla sino que era un istmo, o sea parte del continente, pero a alguien se le ocurrió hacer un canal, el Canal del Dique, y quedó separada. Hoy, un puente une ambos lados del canal y se puede hacer el trayecto por tierra.

La sugerencia para los viajeros es que, en un plan de vacaciones de una semana, Cartagena de Indias merece no menos de cuatro noches de estadía y, al quinto día, a la playa, en isla Barú.

Pero, antes de abandonar Cartagena, hay que darse un paseo por la ciudad amurallada a bordo de un mateo tirado por un caballo, cuyo conductor seguramente le irá detallando y explicando el nombre de las calles.

Si siente que la ropa le cruje como si estuviera almidonada, no se asuste, es el realismo mágico que lo ha transportado a la época colonial.

También es recomendable una pasada por La Bóvedas, una larga galería del siglo XVIII con 23 bóvedas que fueron utilizadas como cárcel y que hoy son tiendas con artesanías, ropa y esmeraldas.

Y para despedirse, un paseo en “chiva cartagenera”, ómnibus abiertos, con largos bancos para sentarse y una orquesta al fondo haciendo tronar las cumbias y vallenatos. Al subir le entregarán dos botellas de ron y otras tantas de gaseosa cola, un recipiente con hielo y vasos. Está incluido en el precio y hay que tomar, para dejar de lado las inhibiciones y bailar.

Por último, una pasada por la calle de las Damas, el parque Bolívar, la plaza de la Aduana y el portal de Los Dulces, con vendedores de cigarrillos y de dulces, músicos y lustrines de zapatos y, para la despedida, la casa donde vivió Gabriel García Márquez.

Barú, la isla

En realidad, no se trata de una isla sino que era un istmo, o sea parte del continente, pero a alguien se le ocurrió hacer un canal, el Canal del Dique, y quedó separada. Hoy, un puente une ambos lados del canal y se puede hacer el trayecto por tierra.

Pero, la mejor manera de acceder es por mar, a bordo de lanchas que cruzan la bahía de Cartagena. Parten desde el puerto Turístico, entre las 9 y las 11, y tras unos 15/20 minutos de viaje, se arriba a la isla.

El viaje en las lanchas colectivas ronda los 30.000 pesos colombianos, unos U 14,50. Si el viajero contrata unos días en el Royal Decameron, el traslado a la isla está incluido en la tarifa.

Si bien es un destino que se puede tomar como paseo de un día (las lanchas regresan hasta las 16, por la marea), si quiere hacer playa se recomienda quedarse por lo menos un par de noches.

Hay varias playas para conocer y disfrutar, con arenas blancas y las aguas templadas y cristalinas del Caribe, algunas con más o menos servicios, pero todas lindas: Punta Iguana, Puerto Naito, la Playita de Cholón, Playita de los Muertos y la que se lleva el premio a la mejor, Playa Blanca, donde el agua es tan clara como la arena y el mar tan manso que se asemeja a una gran piscina.

Precisamente, esas características hacen que deportes como el snorkel y los paseos en kayak sean absolutamente recomendables.

Conviene tener en cuenta que Isla Barú comenzó a imponerse como un destino turístico con mayor demanda alrededor de 2010, por lo tanto su infraestructura aún está en desarrollo y si bien no es muy completa ni abundante, sí hay hoteles y servicios como para pasar unos días gozando del mar.

Entre los hoteles categorizados, están el Royal Decameron Barú Hotel, el Hotel Playa Scondida y el Hotel Sport Barú, pero además cuenta con B&B (bed & breakfast), cabañas y casas en alquiler.

Los atardeceres desde la isla son un espectáculo aparte y bien vale una estadía allí para verlos, además de disfrutar de las playas, el mar, las bondades del clima y la simpatía de su gente.