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Barcelona, a los pies de un incomprendido

Un paseo por cuatro puntos emblemáticos de la ciudad catalana que fueron producto del talento creativo de Gaudí.

"Original es aquello que vuelve a la simplicidad de las primeras soluciones”, dijo el arquitecto Antoni Gaudí (1852-1926). Gracias a él, uno de los genios indiscutibles del arte que forma parte indisoluble de la ciudad, Barcelona atesora una belleza original en muchas edificaciones que se combinan con otros atributos y le permiten alcanzar un rostro fascinante y cosmopolita.

Tomando como referencia la Plaza de Cataluña, rumbo al norte se encuentran dos de los edificios emblemáticos de Gaudí. Hay que inhalar profundo, agudizar los sentidos y desandar el Paseo de Gracia hasta llegar a la “manzana de la discordia”, en la que conviven estilos arquitectónicos diversos. Allí se ubica la Casa Batlló, con su fachada de balcones que adoptan formas de máscaras y columnas que se asemejan a huesos. Adentro, luego de subir la escalera caracol, se comprueba que en toda la casa no hay una sola línea recta. “El predominio de formas onduladas y tonos azulados, y el contraste entre texturas brillantes y mates, evocan escenas marinas, en la línea de inspiración de la naturaleza y la exaltación del universo mediterráneo”, dice la audioguía.

Algunos señalan que este Monumento Histórico representa la leyenda de San Jorge enfrentando al dragón. Su techo sinuoso emula el lomo del animal mitológico, con cerámicas multicolores a modo de escamas y una gran espada clavada en lo alto, con su empuñadura en forma de cruz. Una joya producto del apogeo creativo del arquitecto, que rompió con el historicismo y concibió un estilo plenamente personal.

En la misma dirección, el camino conduce a la última obra civil de Gaudí, diseñada en plena madurez creativa e incomprendido por sus coetáneos: Casa Milá o La Pedrera. Sus tres fachadas de piedra calcárea relucen cuando se impregnan de la luz del sol en su recorrido diario; desde la Provenza, al amanecer, hasta el Paseo de Gracia, en el crepúsculo.

En la terraza se visualiza la inspiración de George Lucas para La Guerra de las Galaxias. A pura semejanza a un desierto con sus dunas, con las chimeneas idénticas a los guerreros imperiales de la saga, todos los elementos trascienden su función para convertirse en esculturas inquietantes.

DATOS. Información útil para conocer la Barcelona de Gaudí.

La emblemática

Para llegar hasta la mítica obra inconclusa del arquitecto conviene tomar el metro. Al Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, Gaudí lo comenzó a dirigir en 1883 y le dedicó 43 años de su vida, imaginándolo con cinco naves, crucero, ábside, un deambulatorio a modo de claustro, 18 torres y tres fachadas. Cada una representa uno de los tres momentos culminantes de la vida de Jesús: su nacimiento (calle Marina), su pasión, muerte y resurrección (calle Sardenya), y su gloria, presente y futura (calle Mallorca).

En el museo se resguardan las maquetas del proyecto, que lleva ejecutado un 70% y prevé finalizar en 2026. En tanto, en el interior nada se desmerece. Ambiciosa, polémica y extravagante, aún continúa en marcha aunque, desde abajo, el cemento de una de sus caras parece derretirse como una vela.

El proyecto fracasado

Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el Parque Güell quiso ser una ciudad jardín pero se convirtió en un lugar repleto de imaginación, donde todo el ideario se desplegó para integrarse con la naturaleza.

Originariamente el plan contemplaba levantar 60 casas unifamiliares en 15 hectáreas, pero sólo se construyeron dos; en una vivió el propio Gaudí y hoy es su casa-museo. En la escalinata principal, con sus 45 escalones en dos mitades que unen el vestíbulo del parque y el mercado, se agolpan los flashes de los viajeros. Desde el Calvario, el punto más alto, la vista de Barcelona es solemne.