Aruba: por qué ir y qué visitar en este rincón único del Caribe

La invitación para conocer Aruba llegó justo a tiempo: en pleno agosto y en un contexto de elecciones con mucho frío en esta parte del hemisferio. El speech decía que esta pequeña isla paradisíaca está fuera de la línea de huracanes, casi no registra lluvias y tiene un calor seco todo el año. Para llegar, basta salir de Córdoba a medianoche y saber que, antes del mediodía siguiente, los pies tocarán el mar Caribe. Nada puede ser mejor.

Al arribar a esta porción de suelo caribeño, el primer impacto es provocado por la mixtura de culturas. ¿Cómo combinar lo mejor de la arquitectura y la idiosincrasia holandesas con la calidez humana y el encanto latinos? Sólo los arubianos lo saben hacer, así como también saben recibir al turista en cuatro idiomas distintos: en holandés (por su pasado colonial), en español (muchos de sus pobladores son de la vecina Venezuela), en inglés y en papiamento (una lengua antillana que comparten con Curazao y con Bonaire).

Es divertido escucharlos hablar entre ellos en ese código secreto que una intenta descifrar en vano, y entonces piensa que sería bueno quedarse un tiempo largo en la isla, aprender su idioma, trabajar en la playa y olvidar por fin que existe el invierno. Pero volvamos a la realidad, que indica que estamos de paso y queremos comernos la isla bocado a bocado.

DATOS ÚTILES. Información útil para enamorarse de Aruba.

Por qué ir

Aruba ofrece servicios de primera, aunque también hay opciones alternativas para bolsillos más flacos. Una de las características que la hacen muy apetecible es su gastronomía. Como ocurre en la mayoría de las islas, casi todo lo que se consume a diario es importado del continente o de otra región insular. Esto hace que la variedad sea grande y que la calidad sea la mejor. Los arubianos se sincerarán al decirle que producen muy pocas cosas, pero también le aclararán que lo que importan es de lo mejor y eso se nota en los platos.

Un recorrido gastronómico por los restaurantes de la isla será para cualquier viajero como un itinerario culinario alrededor del mundo, sobre todo para disfrutar en pareja. La comida italiana es exquisita (más aún si tiene mariscos), las carnes son tan buenas como las que acostumbramos a comer en Argentina, y también hay comida asiática y francesa. Los locales saben cómo recibir al turista. E incluso hay un lujoso restorán llamado “Screaming eagle” ideado para que las parejas cenen en camas.

Sin duda lo más interesante es probar en sus bares de playa los platos caribeños, muchos de ellos con base en pescados asados o fritos. También hay una gran variedad de frutas y verduras combinadas en deliciosas ensaladas. La mayoría de los restaurantes tiene su carta en varios idiomas.

Entre árboles y acantilados

Pero, como no sólo de buena comida vive el hombre, también hay que decir que las playas de la isla son de las más bellas de mundo. Sin ir más lejos, la famosa Eagle beach fue elegida como la tercera más bonita por la plataforma TripAdvisor.

Los viajeros llegan a todas horas a esta playa, que tiene los clásicos árboles divi divi, para tomarse las mejores fotos. Si es romántico, vaya al atardecer, ya que podrá ver caer el sol entre las ramas y la imagen será una postal ideal para subir a las redes.

Por supuesto que Eagle no es la única playa recomendable, pero para tener una visión diferente deberá tomar alguno de los tours en 4x4 que llegan al otro lado de la isla. El Parque Nacional de Arikok ofrece un paisaje completamente distinto al que se puede ver en cualquier zona del Caribe. Un desierto con formaciones geológicas de lava, cuarzo y piedra caliza da lugar a escarpados acantilados que contrastan con las enormes y espumosas olas.

El mar en estas playas salvajes es de un azul profundo, mientras que del otro lado de la isla es turquesa, con aguas calmas y bajas. En todas, el viento es una constante que aplaca el calor y sirve para que los que practican windsurf, kitesurf o competencias a vela lo tengan entre sus destinos favoritos.