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Angkor Wat y la magia de sus templos

Angkor Wat, en Camboya, es el monumento religioso más grande del mundo. Ver el amanecer entre las ruinas es uno de los puntos fuertes de este destino, que convoca a amantes de la arquitectura y de culturas ancestrales.

El sudeste asiático es uno de los nuevos destinos preferidos por los argentinos. Gracias a la oferta de vuelos en aerolíneas con base en Dubai o en Doha (Emirates y Qatar, respectivamente), la posibilidad de cruzar el mundo para conocer este destino es tangible.

Además, recorrer esta región resulta más económico que pasar la misma cantidad de tiempo en Europa, por ejemplo. La variedad de vuelos que proponen las aerolíneas low cost y la masiva oferta de comidas económicas que exhiben carros y mercados callejeros hacen que la aventura se multiplique tanto en días como en lugares a visitar.

DATOS. Información útil para conocer Camboya.

Reconstruyendo las ruinas

Quizás es por este motivo que, en los últimos años, Siem Reap haya sido traído a la luz como un destino ideal para los amantes de las culturas ancestrales y las ruinas de civilizaciones antiguas. Y en buena hora: descubrir las ruinas de Angkor Wat es una experiencia imperdible.

Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1992, Angkor Wat es conocido por ser el monumento religioso más grande del mundo. Su terreno total consta de 162,6 hectáreas de diversa geografía: lagunas, puentes naturales, cascadas e incluso verdes bosques tupidos.

Su nombre, Angkor Wat, significa ciudad de templos. Y así lo es: en este lugar se encuentran más de 900 edificaciones realizadas con fines religiosos. Las más populares son el templo de Angkor Wat –que aparece en la bandera de Camboya– Angkor Thom, Ta Som y Templo Bayon, entre muchos otros.

Apasionados de la arquitectura no pueden perderse este destino: estar allí hace creer al viajero que es posible detener el tiempo, congelando las formas materiales de una civilización ya extinta.

Fueron construidos originalmente por los reinados de la dinastía Khmer para venerar a los dioses de la religión hindú, en particular a Vishnu –una de las deidades más importantes, que representa la protección y la preservación–. Con el correr del tiempo, llegando al siglo XII, se convirtió en un centro de veneración budista. En este proceso también reside la riqueza histórica de los templos que lo componen: se pueden apreciar las líneas arquitectónicas, la decoración de las paredes, y el tratamiento de las piedras y de los monumentos.

¿Cómo visitar la zona?

Circular a fondo por estas edificaciones se transforma en una aventura en sí misma. Se pueden recorrer sus 400 kilómetros en jeep, con bicicleta o tuk tuk. Lo ideal es hacerlo en este último: son motocicletas con un carro detrás con capacidad para hasta cuatro pasajeros.

Por un precio de entre 250 y 310 pesos diarios, aproximadamente, el conductor del tuk tuk busca a los visitantes antes del amanecer y los lleva a comprar los tickets. Alrededor de las 6 de la mañana, pueden estar en Angkor Wat junto con cientos de personas, esperando que salga el sol en un espectáculo que es imposible describir con palabras.

Los circuitos principales son dos: el grande y el chico. Cada uno lleva aproximadamente un día, desde el amanecer hasta el atardecer. Hacerlo en tuk tuk permite aprovechar el tiempo al máximo, además de lograr una experiencia de inmersión en el ambiente sin igual. Más allá de disfrutar de los paisajes que forman los templos, brindan la posibilidad de relacionarse con los locales que viven del turismo.

Las entradas pueden adquirirse por un día (por unos 580 pesos), tres días (970 pesos aproximadamente) o siete (alrededor de 1.125 pesos). Se consiguen en el Área de Conservación de Angkor, ubicada en la calle Charles de Gaulle en la mitad de camino entre Siem Reap y las ruinas de Angkor Wat.