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Amor amarillo, la ciudad de campos de girasoles sin fin

A finales de marzo concluye la etapa de floración, cuando están en su esplendor. (123RF)
A finales de marzo concluye la etapa de floración, cuando están en su esplendor. (123RF)

En Oaxaca hay santuarios dedicados a esta flor. Paisaje dorado hasta donde alcanza la vista, con una buena razón ecológica.

Hace unos días te contamos que Oaxaca, en México, fue elegida como el mejor destino del mundo para viajar este año. Es la excusa perfecta para conocer más sobre este lugar, empezando por sus santuarios de girasoles.

Miles de flores amarillas lucen resplandecientes en las hectáreas de terreno que conforman estos campos mexicanos. Los plantíos floridos son un lugar soñado para sacar fotos y escaparse un rato del mundo. No quedan dudas de que la escena de color intenso parece sacada de una postal.

Más que un lugar bonito

Lo mejor de todo es que estos sitios no son solo lugares de atractivo visual, en realidad se establecieron para fortalecer y aumentar las poblaciones de abejas, abejorros, mariposas y colibríes.

El polen de estas flores es mucho más nutritivo en comparación con el de otras, por lo que es un gran alimento para las abejas. Incluso algunos municipios de Oaxaca prohibieron toda forma de explotación agrícola que atente contra estos insectos.

Los campos son trabajados por agricultores locales, que además de cuidar las plantaciones se dedican a la producción de miel y productos cosméticos. Los recorridos son guiados por los mismos campesinos, y en ellos explican la importancia de los girasoles para el ciclo de la vida natural.

Además de ser una forma de entrar contacto con prácticas agrícolas sustentables, ir a caminar por una de estas plantaciones, perderse entre los tallos y comprar algunas flores cortadas en el momento, es definitivamente un paseo sensorial imperdible.