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48 horas en Budapest

La capital húngara ofrece lugares de sobra para perderse, descubrirla y caer rendido a sus encantos. Aquí, un posible recorrido para hacer en dos días por esta maravillosa ciudad.

Un halo de misterio reina sobre Budapest, una de las ciudades más hermosas de Europa donde, apenas se empieza a escuchar el idioma, uno se da cuenta de que está en un lugar excepcional. Su nombre es la composición de los de las ciudades Buda y Pest, que se unieron (junto con Óbuda) para convertirse en una sola ciudad en 1873. Así, una buena manera de recorrer este destino en dos días es siguiendo esa antigua división, para conocer la riqueza histórica y cultural que existe a ambas orillas del río Danubio.

Buda, al oeste del río, fue muy importante durante el Reino de Hungría. Por eso, uno de los lugares más destacados para visitar es el Castillo de Buda (antiguo Palacio Real), donde hoy funcionan la biblioteca Széchenyi, la Galería Nacional Húngara y el Museo de Historia de Budapest. Las callecitas que lo rodean en un sube y baja constante son un paseo bien entretenido. Para acceder al cerro donde está situado el castillo se pueden elegir las escaleras, una cuesta, o un funicular precioso llamado Budavári Sikló.

Otro punto para conocer en Buda es el Bastión de los Pescadores, un mirador fortaleza que conmemora a las tribus que fundaron Hungría y desde donde se obtienen unas vistas espectaculares: se pueden divisar varios puentes que unen a esta parte con Pest, y muchos monumentos emblemáticos del otro lado del río.

Junto al Bastión se encuentra la Iglesia de Matías, que tiene unos azulejos muy característicos en el techo y que deleita por fuera y por dentro con su estilo neogótico. La mejor manera de terminar la jornada es sobre el mítico río Danubio, por lo que se recomienda llegar hasta el Puente de las Cadenas, el más antiguo de Budapest, y cruzarlo a pie al atardecer para ver desde el otro extremo los edificios iluminados que se visitaron en Buda.

Del otro lado

El segundo día está dedicado a Pest, la parte más comercial y dinámica de la capital. Una buena opción es comenzar por la Plaza de los Héroes (junto al Parque de la Ciudad Városliget y el Museo de Bellas Artes), una de las más importantes de la ciudad, y continuar con una pintoresca caminata por la avenida Andrassy, repleta de hermosas casas, palacetes, boutiques y restaurantes. En ese camino, el viajero se cruzará con un museo muy particular, el Terror Haza, dedicado a las víctimas del exterminio nazi y de la ocupación soviética. Otro imperdible en esta avenida es la Ópera, que cuenta con una arquitectura y un decorado majestuosos: sin lugar a dudas, merece la pena entrar.

Bañado por la rivera del río se encuentra uno de los mayores símbolos de Budapest: el imponente Parlamento con su cúpula roja. Finalmente, el enorme edificio del Mercado Central es un deleite para todos los sentidos. Su estructura art nouveau con hierro, ladrillo visto y tejas de colores alberga incontables puestos de mercadería llenos de color, frescura y nombres extraños. Entre tantas tentaciones, es muy probable que el hambre se haga sentir; la buena noticia es que en el piso superior se puede comprar a precios muy accesibles la mejor comida local.

Para terminar esta segunda jornada, nada mejor que encarar otra vez hacia el río y seguir maravillándose con los edificios iluminados de Budapest, esta vez desde otro puente increíble ubicado junto al Mercado: el Puente de la Libertad.