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Algún día me lo van a agradecer

El portal del cementerio de Laprida rompe la hegemonía pampeana y es uno de los más altos de América.
El portal del cementerio de Laprida rompe la hegemonía pampeana y es uno de los más altos de América.

¿Cuál es el patrimonio de una familia que está en movimiento? ¿Qué perdura en el tiempo?

Hay viajes en los que nunca queremos llegar a destino. Nos emociona estar flotando en la ruta, mirando los bordes donde se proyecta una película muda. Escenas que suceden fugaces pero quedarán fijas en el tiempo. El destino es el camino.

Existen lugares que a simple vista solo son posibles de conocer de paso hacia otro lugar que alguien supone de mayor jerarquía turística. Teniendo eso en claro, impuse como padre de familia, conductor designado y bajo la consigna “algún día me lo van a agradecer” que cuando viajemos hacia el mar argentino, tendríamos que visitar algo de la obra de Salamone, el arquitecto de las pampas. Estar en la ruta y el mambo de Salamone son dos cuestiones que comparto con Gastón Ribba, creador de esta hermosa sección que nos permite hablar de aquello que a veces se pierde entre la novedad y el furor por los clicks. Volviendo al viaje y con la consigna aceptada, descubrimos que la segunda cruz más alta de Sudamérica, después del Cristo Redentor de Río de Janeiro, está en la llanura bonaerense.

Es vital que el nombre del desvío no se devele en el origen. Hay que esperar que en algún momento del viaje la señal se pierda y ahí decirlo: Laprida. Cuestión de que nadie pueda googlear qué hacer allí. Y dejar espacio para el asombro, porque el pueblo es maravilloso.

Una geografía plana con plazas luminosas. Un centrito lineal que termina en un bulevar arbolado que te conduce a la joya que vinimos a ver. Pero en la entrada de Laprida, un centro de interpretación para la obra de Salamone sirve para entender la dimensión de lo que hizo este genio del hormigón.

El portal del Cementerio fue construido en 1937. Varias partes viajaron en tren. La cruz tiene 33 metros de altura y el cristo crucificado 11. Recordemos que la idea de Salamone y del gobernador Fresco, era trazar los símbolos más importantes de lo que se consideraba una sociedad: la municipalidad, el matadero y el cementerio. Dios, patria y muerte. Y por supuesto, mostrar un Estado fuerte. Por eso su característica fue el monumentalismo, construcciones que se elevaban hasta los treinta metros en comparación con el entorno, la planicie, que generalmente no superaba los cinco metros. En sólo cuatro años Salamone construyó más de 60 edificios en toda la pampa bonaerense. Poco a poco, su obra se está revelando como la ruta salamonica: un recorrido turístico para darle visibilidad y mantenimiento a este enorme legado.

¿Cuál es el patrimonio de una familia que está en movimiento? ¿Qué perdura en el tiempo? Construir nuestras historias basadas en la experiencia del viaje, no importa donde, cerca, lejos, en auto, en el medio que sea. Es una forma de materializar esa idea.

Y en eso, el ritual de desviarse de las rutas tradicionales es más común de lo que parece. Sobran historias de viajeros que vieron un caminito y una laguna al final, una playa azul, un sendero que no era sendero y en ese devenir todo se transformó en un auto enterrado en la arena, sin nafta, perdido en la bruma. Pero siempre, o casi siempre, la curiosidad tiene premio.

Porque la mayoría nos movemos bajo el mismo cielo, poniendo en pausa la rutina y activando la capacidad de desplazarnos a otro territorio que nos ofrece algo fantástico, un misterio geográfico atravesado por un relato de otro país, vivo en la memoria, con distintas versiones.