buscar

Volver a las fuentes en Killa Machalo

Killa Machalo, “luna encantada” en lengua quechua, está en Cruz del Eje y es un paraje casi virgen, tanto, que el arroyo y las cascadas todavía tienen nombre.
Killa Machalo, “luna encantada” en lengua quechua, está en Cruz del Eje y es un paraje casi virgen, tanto, que el arroyo y las cascadas todavía tienen nombre.

Hace muy poco se inauguró, a la luz de la Luna y al son de los tambores, una casa ecológica que sin perder las comodidades básicas, ofrece el privilegio de vivir rituales naturales y desayunos campestres de tisanas. Está ubicada a unos 150 kilómetros de Córdoba.

“Queremos compartir la experiencia de lo que se siente al vivir en una casa de materiales orgánicos y romper con la idea de que una casa de barro es un rancho”, confiesa Micaela quien, junto a su marido Michel, decidieron abrir las puertas de un original hospedaje ecológico para compartir cómo se siente vivir mimetizados con la naturaleza.

Para acceder a Killa Machalo (a 150 kilómetros aproximados de la ciudad de Córdoba)  hay que entrar siete kilómetros desde el último cartel que indica que la estancia jesuítica La Candelaria dista 11 kilómetros y luego, por un desvío del camino hacia la izquierda (en un ingreso rústicamente demarcado), se deben recorrer cuatro kilómetros más de travesía que implica cruzar cinco vados.

Así como la luna se abre paso en un cielo nublado, de la misma manera aparece a la vista este recóndito paraíso natural, y no es casual la comparación ya que Killa Machalo, en lengua quechua “luna encantada” precisamente porque en noches de luna llena el ambiente se hace tan luminoso que las personas ven su propia sombra y se sumergen en una atmósfera de ensueño.

Killa Uaira es el nombre que tiene este hospedaje especial, y significa “vientos de luna” por las corrientes de aire especiales que soplan en esa topografía.

La vivienda está construida artesanalmente con arcilla verdosa, amarilla y piedra azul, por lo que en su interior sus muros parecen cuadros pintados por la misma naturaleza. A su vez este tipo de arcilla produce de noche el efecto de paredes recubiertas como con brillantina.

Así bautizada, Killa Uaira es un verdadero refugio ecológico ya que las vertientes de aguas cristalinas son las que abastecen de agua al hogar, construido en desniveles cual si fuera una cascada. Una pantalla solar  abastece de energía, el calefón es a leña y las paredes de arcilla verde (de unos 60 centímetros de ancho) al igual que los techos, conjunto que ofrece un camuflaje perfecto con el monte serrano.

El entorno es lo que completa la magia de este lugar, enmarcado por las pircas de los comechingones, el río La Candelaria, dos bellas cascadas y uno de los pocos bosques de romerillo que sobreviven. Un paraíso que invita a actividades eco-turísticas tales como vuelos en paratrike biplaza, un mini spa con arcilloterapia a la vera del rio, caminatas, cabalgatas y memorables desayunos.

Sabor y aroma de tisanas. "Lo que queremos es que vengan a sentarse tranquilos a desayunar aunque tarden un par de horas en hacerlo, con pan y mermeladas caseras, café de algarroba o de mistol, con productos orgánicos, al calor de la chimenea y con la contención de una casa de tierra", comenta Micaela al ofrecer su especialidad: las tisanas o infusión de yuyitos serranos.

De esta manera, el ambiente se ve envuelto con los vapores de las tisanas cuyos aromas y sabores están encantadoramente rotulados como: susurro de la tierra, tesoro serrano, paciencia del monte y abuela sierra, entre otros, producto de la combinación de hierbas empleadas.

“Acá no tengo ningún cultivo de plantas, no siembro ni hago canteros, las obtengo directamente de la recolección del monte”, confiesa Micaela.

Para poder cosechar las hierbas en su hábitat natural es fundamental cuidar el monte, por eso únicamente hay caballos y llamas cerca, los primeros porque sólo comen pasto y las segundas, porque no arrancan las plantas de raíz sino que comen sólo sus hojas. Por eso no se ven por los alrededores cabras, ovejas ni vacas ya que arrasarían con la materia prima para elaborar las tisanas.

Precisamente el sabor intenso de estas infusiones se debe a lo generosas que son las hierbas al estar en su ecosistema natural, sin ningún tipo de intervención humana ni aditivo químico; luego ser filtradas por coladores artesanalmente tejidos con hojas de las cortaderas que crecen al margen del río y endulzadas con azúcar a las brasas que le deja a las tisanas un sabor ahumado.

“Con este emprendimiento apuntamos a que uno tome una tisana, no porque sirva para algún fin digestivo o relajante, sino porque se sienta la conexión con los aromas que transportan a algún paisaje; traen algún recuerdo, o llevan a disfrutar de las sierras”, confiesa Micaela rodeada por sus mellizas que colorean sus blancas caritas con lodo.

“Si uno consume una planta que creció donde hay mucho viento o donde hace mucho frío, esa planta indica que superó el problema ambiental y está regalando el remedio”, enseña Micaela quien con estos consejos le obsequia al turista un servicio con conciencia ecológica.

La intención es que los visitantes aprendan a conectarse con la naturaleza respetuosamente, tal como lo hicieron los nativos que en otras épocas vivieron allí.

Killa Machalo es un lugar prácticamente virgen, donde tanto sus cascadas como el arroyo más cercano carecen aún de nombres, y cuyos cielos son custodiados por el vuelo de los cóndores que por momentos hacen sombra al desandar los caminos hacia el río La Candelaria. Un sitio que transporta a lo más intimo de la esencia de la naturaleza. Informes: teléfono (0351) 156-837137 (dejar mensaje de voz) Facebook: Las Tisanas Sabores & aromas del monte cordobés.