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Viejos pueblos prehispánicos

Ciénaga del Coro en el departamento Minas, a 220 kilómetros de la capital provincial, punto de partida y regreso del recorrido por el noroeste provincial.
Ciénaga del Coro en el departamento Minas, a 220 kilómetros de la capital provincial, punto de partida y regreso del recorrido por el noroeste provincial.

Un recorrido por el noroeste de Córdoba con la modalidad de trekking por las canteras de Las Playas y Ciénaga del Coro y un circuito de cicloturismo por los departamentos Minas y Cruz del Eje.

La localidad de Ciénaga del Coro, en el departamento Minas, a 220 kilómetros de la ciudad de Córdoba, fue punto de partida y arribo de la nueva aventura que condujo por caminos vecinales y por la ruta 15. En total se cubrieron poco más de 80 kilómetros.

Ciénaga del Coro, se ubica en el cordón occidental de las sierras de Guasapampa y su fundación se remonta a agosto de 1651.

El nuevo recorrido se trazó en base a la oferta natural y cultural con el objetivo de conocer el lugar. La partida se fijó en el balneario Los Cajones, sobre el lecho del arroyo Ciénaga del Coro, y muy cerca están los viejos hornos de cal, construidos en piedra y que muestran parte del pasado productivo.

Son dos enormes bocas con una vía y algunos carretones oxidados que quedaron abandonados para evitar los desmontes que provocaba la necesidad de leña que mantenía los hornos encendidos.

El pueblo. De regreso en el casco urbano fuimos a conocer la iglesia Nuestra Señora del Rosario, la más antigua del departamento, donde tres devotas organizaban el templo para la misa, ante la vigilante mirada de la antigua imagen del Cristo que corona el altar.

El pueblo estaba movilizado con los preparativos de un campeonato de fútbol y baile de cierre en conmemoración del aniversario del club.

Algunos marcaban la cancha o colocaban parrillas y otros, preparaban la sede para el baile. Participan del encuentro deportivo equipos de todos los caseríos de la región en lo que se vive como una gran fiesta.

Visita a La Playa. Por la tarde nos dirigimos a la localidad de La Playa, a 22 kilómetros de Ciénaga, para reco­rrer la zona donde se encuentran pictografías de pueblos originarios.

En el lugar fuimos asesorados por Quique, uno de los 12 hermanos Luna, con una vida de minero. El improvisado guía demostró su idoneidad para descubrirnos cuevas y aleros a lo largo de toda la caminata.

En algunas cuevas hay que reptar para ingresar y ya en el interior se desvela el mundo del imaginario indígena.

En cada cueva hay cientos de pictografías, donde se identifican suris, guanacos, víboras, tortugas, entre otros, además de símbolos de variados colores y morteros tallados en la roca.

El recorrido se hizo en una pequeña porción de campo que deslumbra por la cantidad y diversidad de pictografías que al decir de Quique, en otros lugares cercanos, hay muchas más, pero las mejor conservadas están en una estancia privada.

Fueron los comechingones los que poblaron la zona hasta el arribo de los españoles que los redujeron, desalojaron y repartieron las tierras en merced entre los expedicionarios.

Ese valioso patrimonio pictográfico oculto ofrece una batalla desigual contra la extracción del granito gris mara, típica explotación de la localidad.

Es que a pesar de cierta protección gubernamental, la necesidad, pero sobre todo, la ambición pueden más.

Conocedor de la flora y fauna, Quique aportó datos de árboles y arbustos, mientras insta a sentir los aromas.

Cuando el sol se despedía en el horizonte comenzó el regreso por un laberinto de enormes bloques de granito preparados para ser transportados.

Hacia Ojo de Agua. La mañana lluviosa fue ignorada por los deseos de seguir viaje. Desde ese momento en bicicletas por las arenosas calles en las que las ruedas se hundían.

Atrás quedaron el caserío y la gruta de la Virgen de Fátima cuando comenzó la trepada por la cuesta de los Romeros, entre una mezcla de vapor y lluvia muy fina.

El camino trepa a lo largo de cinco kilómetros hasta que

se observa el valle que se extiende al oeste de la sierras de Guasapampa mientras una pirca, prolijamente elaborada, limita la calzada mientras la ­altura permite hermosas vistas lejanas.

Al bajar la cuesta, el Gauchito Gil tiene su santuario debajo de un enorme algarrobo y ahí los promesantes dejan cajas y botellas de vino y etiquetas de cigarrillos como ofrenda.

La ermita se arma con un cajón de fruta colgado del árbol donde la imagen queda protegida, en medio de velas y algunos colgantes siempre rojos.

A pocos kilómetros se encuentra la ruta que llega desde Tuclame, donde se asienta el poblado de Guasapampa y se siguió con rumbo sur para seguir el derrotero.

En ese punto ya hay un viraje en el paisaje, el desmonte gana terreno para usos de cría de ­ganado, en un ambiente repre­sen­tado por bosques de palmas caranday. La lluvia registrada produjo cambios en colores y aromas.

Al llegar al paraje Sauce Grande, kilómetro 18, sorprende el edificio de una escuela en desuso, con las habitaciones abiertas, el molino abandonado y el patio lleno de malezas altas.

Triste es ver un edificio escolar abandonado e inevitables las preguntas: ¿migraron los que justificaron su construcción? ¿No podrá vivir una familia en el lugar y aprovechar el edificio?

A continuación se cruza el desvío que conduce hacia Las Palmas. Al sur, se ven los volcanes de Pocho, aunque el protagónico por la altura es el Yerba Buena, que tiene su cumbre entre las nubes.

Para avanzar hay que cruzar el vado del balneario de la cuenca de Ojo de Agua de Totox, que preanuncia la cercanía del pueblo.

Hoy Ojo de Agua es un pequeño poblado con escuela, un típico almacén de campo y la iglesia sobre una loma.

El camino desciende hasta el paraje llamado Cuatro Esquinas donde un viejo almacén, hoy cerrado, conserva los carteles oxidados de gaseosas en la fachada y un patio con sombra.

Hacia el norte se llega a la ­estancia Guadalupe pero nuestra marcha continúo hacia el este, por un canal de añejos chañares, hasta encontrar kilómetros más adelante la ruta provincial 5.

Lo que hay que saber

Partida y destino final: localidad de Ciénaga del Coro, departamento Minas.

Recorrido total: 82 kilómetros a través de ruta vecinal consolidada desde Ciénaga, Guasapampa, Ojo de Agua, hasta cruce con ruta provincial 15 donde se circula por asfalto, San Carlos Minas, Las Higueras. Regreso a Ciénaga por camino consolidado de montaña.

Alojamiento: Hotel Comunal de Ciénaga del Coro, tarifa por persona $ 30.

Recomendaciones: llevar cámaras opcionales y parches (hay muchas plantas con espinas).

Los caminos presentan continuos desniveles y cambios en el suelo, arena, tierra, consolidado, etc.

En verano el calor es intenso.

Llevar ropa apropiada para recorridos al aire libre.

Agua y alimentos en todos los parajes.

Informes: rebord.gustavo@gmail.com