Viajes al fondo de las emociones

Una original propuesta visita el corazón de las sierras cordobesas y márgenes de ríos para combinar caminatas y yoga. Posturas, respiración profunda y meditación en solitarios parajes naturales son lugares ideales para alcanzar la armonía entre cuerpo y espíritu.

No es necesario alejarse mucho de la ciudad para encontrar senderos que estimulan a caminarlos, lomadas ideales para ser trepadas y ríos y arroyos para acompañar por sus costas. Córdoba desde hace ya muchos años desarrolla una práctica intensa del turismo alternativo que cuenta con numerosos seguidores que cada fin de semana pueblan de colores y energías las sierras provinciales.

Ahora una nueva tendencia enriquece la oferta al combinar el trekking con la práctica del yoga, la tradicional disciplina física y mental de remotos orígenes en India. Sus efectos provocan una armonía entre cuerpo y espíritu tan requeridos en tiempos donde el estrés domina la relaciones de la sociedad en su conjunto.

Paseos, ejercicio físico y meditación van de la mano junto a un experto guía de excursiones y una joven profesora de yoga. En medio de las montañas o junto a las márgenes del río aparece una figura femenina sobre una manta de suave vegetación o tal vez desde el apoyo de una lisa roca. Con sus brazos dibuja el majestuoso aleteo de un ave o la reverencia agradecida a la Pachamama o al dios Sol, tal como lo hicieron hace miles de años los nativos de estas tierras.

Las distintas posturas y ejercicios son realizados por la profesora de yoga Alelí Peiró Ambrosi quien, junto al guía local Martín Ávila, proponen en Córdoba disfrutar del yoga-trekking, una sabia combinación que toma al primero como una disciplina que se complementa a la perfección con las distintas excursiones de fin de semana en Córdoba.

“En las caminatas por las sierras se puede disfrutar de paisajes únicos, ríos, cascadas y quebradas, sin los riesgos de la alta montaña y a pocos kilómetros de la ciudad capital” comenta Alelí, quien tiene como testigo de sus saludos yogas, posturas y mantras (palabra en sánscrito vinculada a sonidos que influirían en el espíritu) a los cordones montañosos que parecen custodiarla como tótems.

Para encontrar ese ambiente mágico donde lograr la relajación y la meditación a través del yoga sólo hay que internarse sierra adentro, donde el aire y los paisajes parecen de otro mundo, hay que recorrer imperceptibles senderos sólo trazados por los animales y baqueanos, atravesar laderas de pajonales, ríos, vertientes y hoyas cristalinas.

Esos recorridos incluyen lugares como las cascadas Los Chorrillos (Tanti), cascada La Petaca (camino al Champaquí), quebrada del Socavón (cerro Champaquí), Quebrada del Condorito (Altas Cumbres), Valle de los Lisos (Los Gigantes), Los Terrones (Capilla del Monte), Villa Alpina y La Cumbrecita (valle de Calamuchita), donde el paseo invita a disfrutar del contacto con la naturaleza y a través del yoga del contacto con uno mismo.

Milenaria filosofía

En medio de la vegetación nativa, un contingente de turistas adquiere posturas que representan figuras del entorno, como el vrksasana o postural del árbol que se logra con el apoyo de una sola pierna (firme y sólida como un tronco) en el suelo.

La otra pierna elevada y flexionada hacia un costado como si buscara la luz del sol y el equilibrio.

Otras de las posturas que hacen referencia a la naturaleza y que forman parte del objetivo del yoga de brindar tonicidad, fuerza y flexibilidad al cuerpo, son las bhujangasana o postura de la cobra que se realiza recostados boca abajo y estirando la cabeza y el pecho hacia atrás; y kapotasana o postura de la paloma, con el pecho que se expande e hincha como el de una paloma buchona, lo que permite la apertura torácica.

Alelí Peiró Ambrosi expresa en su blog: “el yoga incrementa nuestro potencial y bienestar, reduce el estrés, nos permite ver la vida con visión más amplia y positiva. Su fin es lograr un estado de armonía y plenitud”, y precisamente todos esos objetivos se refuerzan en un contexto natural como el de estar inmersos en el corazón de nuestras sierras, en pleno pulmón de la naturaleza.

Como dijo Marcel Proust: “El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos caminos, sino en tener nuevos ojos” y precisamente ese es el objetivo del yoga -trekking: ejercitar cuerpo, mente y espíritu para redescubrir la belleza que nos rodea, envueltos en la calidez del sol, inmersos en la música del canto de las aves y salpicados por la frescura de los ríos y cascadas.