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Un viaje por los pagos de Brochero

Desde Mina Clavero hasta Villa Benegas, entre artesanías e historias, una ruta turística recuerda a José Gabriel Brochero. En diciembre, en ese trazado, ocho postas conformarán el “Camino del peregrino”, ideado a partir de la santificación del cura gaucho.

Dicen que fue el mismo camino de todos. Los antiguos pobladores comechingones, que ocupaban los faldeos de las Sierras Grandes, conocían sus cuevas y las adoptaron como refugio. El cura Brochero -llamado gaucho y ahora santo- transitaba esas huellas en las alturas llevando esperanza y socorro espiritual y material.

Este caminito, que el tiempo no ha borrado, cobra cada día mayor vigencia; recorrerlo es adentrarse por un sinnúmero de atractivos encuentros con su gente, con la naturaleza y con la historia, que pervive en cada recodo de Achala.

DATOS. Información útil para una escapada a las Altas Cumbres.

Clavero hasta Villa Benegas

El “Camino de los artesanos” es el paseo más tradicional que recomiendan en la Oficina de turismo de la Municipalidad de Mina Clavero. Para recorrerlo -unos 25 kilómetros- contamos con la compañía de Mariana López, ceramista y promotora cultural, heredera del talentoso maestro Atilio López.

Ella nos aconseja salir desde la intersección de la avenida San Martín con la avenida Jorge Recalde y tomar hacia el este por el sitio anunciado como Puerta de Garay. Allí comienza, si uno desea, la primera visita a Nicolás Peralta, “ceramiquero” tradicional, que ofrece sus productos desde la vereda de su casa.

“Nuestra técnica es transmitida de generación tras generación y se asemeja mucho a la que realizaban los antepasados comechingones -nos relata Mariana, mientras comenzamos a transitar por el ripiado ascendente hacia las cumbres achalenses- Seguimos buscando la arcilla en la vera de los ríos y la trabajamos mayormente para que luzca de color negro, muy típico de esta zona, lo cual logramos con un ahumado posterior”.

Los anuncios de ventas varias aparecen en árboles o tranqueras, a través de carteles cerca del balneario La Toma: ofrecen pastelitos, pan casero, cerámicas, tejidos, lana, cabritos, frutas secas. Hay relevados 14 puestos que pertenecen a las familias Chávez, Ponce, Cuello, Aguirre y González, casi todos hacedores alfareros que ponen el mejor empeño para darle a cada obra -vajilla o decorativa- algún toque de distinción.

Jarrones, lanas y comidas

Casi a mitad del recorrido nos encontramos con el Espacio Cultural Puente del Cura, que vale conocerlo porque allí se concentran variedades artesanales de muchas manos serranas. Además, oficia como mirador natural, centro vecinal y de información. Mariana López es una de sus principales propulsoras. “Tenemos exposición y ventas de artesanos muy buenos, pero están muy alejados del camino”, asegura.

Cerca de ese centro está la casa y taller de Atilio López, el renombrado creador de obras cerámicas, casi escultóricas, que asombran a los turistas. Desde su casa se puede hacer una caminata que lleva hacia el Cristo crucificado, de barro y de gran porte, que realizó con sus manos. “Aquí trabajó mi abuela la arcilla y yo sigo sus enseñanzas -cuenta López- pero me gusta inventar, buscar algo personal en cada pieza. Los últimos jarrones tienen metro y medio”.

Siguiendo el camino principal, entre el vado Divina Pastora y el balneario Abuela Teresa, está Huaca, el lugar donde vive, trabaja, expone y dicta talleres la artista textil María Inés Papy, reconocida por sus creaciones con lanas hiladas a mano y fieltros, todos teñidos con anilinas naturales que ella misma prepara, investigando como sabia alquimista.

El punto cúlmine del paseo es Eluney, en Villa Benegas, que hace las veces de taller de cerámica de su dueña, salón de ventas y parador. “Los viajeros llegaban desesperados por tomar y comer algo”, cuenta Gladys Pedernera junto a su marido José López, ambos grandes anfitriones. Y agregan: “Aquí siempre encontrarán empanadas, locro de verduras, pastas y dulces hechos en casa”.

“Camino del peregrino”

“El viento de la sierra susurra su obra”, dice una canción en homenaje a José Gabriel Brochero, quien a lomo de su mula Malacara desafió a las Altas Cumbres. A partir del 9 de diciembre, sobre este camino artesanal descripto más arriba, quedarán habilitadas las ocho postas -demarcadas por altos pilotes de cemento con capitel de hierro- que rememoran la epopeya del cura santo.

Las postas del “Camino del peregrino” están dispuestas sobre el trazado que une Giulio Césare hasta Mina Clavero. En la zona esperan que una gran convocatoria de peregrinos caminantes inaugure este nuevo hito dentro del concierto de ofertas de turismo religioso en Córdoba.

La Agencia Córdoba Turismo elaboró una exhaustiva “ruta de vida” de José Gabriel Brochero que engarza, como perlas de un rosario, los sitios emblemáticos de este nuevo santo. El recorrido comienza en Santa Rosa del Río Primero –lugar de nacimiento del cura- sigue en la ciudad de Córdoba –donde Brochero pasó su juventud- y continúa en el valle de Traslasierra y la zona aledaña a lo que se llamó Villa del Tránsito y que hoy lleva el nombre de Villa Cura Brochero.

Hoy, en esa localidad está el museo y quedará inaugurado un nuevo santuario en el Predio de la Providencia, junto a un parque temático brocheriano. El lugar incluirá esculturas de Fernando Pugliese, quien representará escenas importantes de la vida del santo empleando resina epoxi y fibra de vidrio.