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Un paseo y una leyenda para recorrer la historia de Cosquín

Cerro Pan de Azúcar - Cosquín (Foto gentileza Ariza Trevisson Fotografía y Diseño)
Cerro Pan de Azúcar - Cosquín (Foto gentileza Ariza Trevisson Fotografía y Diseño)

Las sierras cordobesas son poseedoras de paisajes únicos que muchos visitantes eligen durante todo el año para realizar paseos cortos pero también actividades como ciclismo, trekking o cabalgatas. El Cerro Pan de Azúcar es, además, el escenario de un cuento que narra el origen de la ciudad.

El Cerro Pan de Azúcar es uno de los íconos de la ciudad de Cosquín y ofrece increíbles vistas de las Sierras Chicas. Conocido entre los pueblos originarios bajo el nombre de Supaj-ñuñú, al día de hoy aún hay controversia por su traducción, aunque la más aceptada es “seno de vírgen”.

Se puede acceder por Cosquín o por Villa Allende, ambas opciones por camino de tierra. Su cima se encuentra a unos 1260 msnm y allí se erige una cruz de hierro de 14 metros. Llegar a la cima puede ser un paseo relajado en aerosilla (pago) o una aventura para realizar trekking o mountain bike. De hecho, muchos ciclistas de la zona utilizan el camino como parte de su entrenamiento.

Además de una perfecta oportunidad para respirar aire puro, la panorámica que ofrece el Pan de Azúcar permite ver el Lago San roque y la ciudad de Villa Carlos Paz, y por el lado de las Sierras Chicas, Villa Allende y Unquillo.

Una historia de amor en la cima del Supaj-ñuñú

La leyenda se sitúa en las primeras décadas del siglo 16, luego del derrumbe del Imperio Inca con la llegada de los españoles a América. Esto produjo la migración de esa población milenaria rumbo a nuevos horizontes. Los españoles, bajo el mando de Jaime de Aragón, avanzaron con el objetivo de arrebatarles las riquezas que llevaban consigo en ese éxodo.

Fue en el año 1526 cuando comenzaron a llegar las primeras noticias que desde el Alto Perú venían bajando seres de otros continentes, vestidos con ropas brillantes y acorazadas, lo que despertó preocupación y el alerta en el poblado asentado en las Sierras Chicas. Comandados por el jefe Camin, los pobladores implantaron una severa vigilancia pero para la primavera llegó aquello que tanto temían: por primera vez llegaban a Cosquín los conquistadores españoles.

En un marco de abusos, malos tratos, explotación y sometimiento, el conflicto personal entre Camin y un oficial español se suscitó cuando este último mostró interés por la esposa del jefe indígena: Cosco-Ina. Al enterarse, Camin se enfrentó con el oficial en franco duelo, dándole muerte.

“La reacción de la patrulla expedicionaria fue inmediata, ordenándose la captura de Camin, quien fue perseguido por las sierras varios días. Por la Quebrada de los Leones trepó la sierra y enfiló hacia el Cerro Supaj Ñuñú donde fue acorralado. En desventaja para la lucha se defendió arrojando grandes piedras por las pendientes las que tuvo a los españoles en jaque por varias horas. Esta situación no podía durar mucho tiempo, hasta que al final, no teniendo otra alternativa, decidió tomar la medida más extrema, prefiriendo la liberación a cambio de su vida y tomando por la pendiente en desenfrenada carrera, llegó al borde de los enormes despeñaderos ubicados en la ladera norte y, como si fuera un cóndor, con ímpetu se arrojó al espacio, para luego desplomarse en el abismo, donde encontró la muerte” cuenta la leyenda.

Con la esperanza de volver a verlo Cosco-Ina se encaminó hacia el cerro con el propósito de buscar a su marido y escapar juntos, hasta que al tercer día se dirigió al Supaj Ñuñú y divisó una bandada de jotes que planeaba en círculos sobre un punto fijo: en el fondo de la quebrada yacía el cuerpo sin vida de su amado.

Sin consuelo, clamando en un largo gritó el nombre de su amor, Cosco-Ina saltó al vacío y el eco de las motañas reiteró por mucho tiempo su lastimero llanto. “Desde entonces, al llegar la primavera, a orillas del arroyo de cantarinas aguas que vierten de los cimientos del majestuoso Supaj Ñuñú, las acacias rojas se cubren con sus racimos granates, como si fueran gotas de sangre, que se derramaron aquella vez en aras del amor, de la libertad y la fidelidad” concluye la historia cargada de sentimientos.

Opciones para conocer el lugar de la leyenda

Desde la Secretaría de Turismo de la ciudad de Cosquín suelen organizarse caminatas diurnas y nocturnas al Cerro Pan de Azúcar e incluso recorridos que incluyen el ascenso y la visita a otros atractivos de la ciudad como el río Cosquín.

Pero además de la actividad física recreativa, en la zona hay distintas propuestas gastronómicas como Casa de Té para disfrutar de una rica merienda, cervecería artesanal con pizzas caseras y espacios para disfrutar de otros platos regionales como humita o guisos; todo sin necesidad de bajar hasta la zona céntrica de la ciudad.