buscar

Un imperdible de Los Reartes: el bar que esquivó el paso del tiempo

Los Reartes. La vieja pulpería, lugar de encuentro de los parroquianos. (Nelson Torres)
Los Reartes. La vieja pulpería, lugar de encuentro de los parroquianos. (Nelson Torres)

Un pueblo con identidad e historia. Su calle principal alberga construcciones antiguas, entre ellas, el primer almacén de ramos generales que hasta el día de hoy conserva su tradición.

El Valle de Calamuchita es uno de los destinos más elegidos por los turistas en la temporada estival. Entre ellos se encuentra Los Reartes, un pueblo que aún conserva la tradición y que es considerado como el más antiguo de aquella zona de la provincia de Córdoba.

Ubicado a 90 kilómetros de la Capital cordobesa, el destino serrano nos transporta a mediados de 1700 con sus calles y veredas empedradas, construcciones con gruesos muros de adobe que preservan su identidad local.

Vinculado al patrimonio cultural de la época de la colonia y el Camino Real por donde transitaban viajeros y comerciantes, Los Reartes es un destino con identidad propia.

La calle principal presume su estilo colonial

Entre las construcciones más antiguas de la manzana histórica se encuentra la Capilla Inmaculada Concepción de 1815, la Escuela Fiscal Pedro Bonifacio Palacios de 1927 y las casonas de adobe que remiten al 1700.

En ese marco, uno de los lugares más visitados es la pulpería Don Segundo Sombra. Nació en 1929 y, desde entonces, el comercio pasó por varias manos. Finalmente en 1962, Abel y Aníbal Freytes continuaron con el primer almacén de ramos generales del pueblito del valle de Calamuchita.

Los Reartes, un rincón mágico de Córdoba que combina historia y naturaleza. (Foto: Agencia Córdoba Turismo)
Los Reartes, un rincón mágico de Córdoba que combina historia y naturaleza. (Foto: Agencia Córdoba Turismo)

Entre los hermanos Freytes se dividían las tareas. Mientras Abel era enfermero, su hermano se encargaba del cementerio. Sin embargo, en sus ratos libres, se ocupaban de atender la pulpería que vendía desde alpargatas hasta alimentos no perecederos. Con el tiempo, Abel continuó solo a cargo de Don Segundo Sombra.

Una ronda de mulitas

Fue el primer lugar que albergó a los parroquianos quienes, al terminar su jornada laboral, se daban una vuelta para compartir una ronda de “mulitas” (vino con ginebra) o un clásico vermú.

Cada día reunía a los aldeanos. Las rondas no se extendían hasta altas horas de la noche, ya que siempre preservó a las familias y el trabajo de cada uno de sus clientes. Volver ebrio y tarde a casa podía convertirse en un problema en el hogar o bien con el patrón.

El bar, que comenzó como un almacén de ramos generales, aún conserva la fachada de aquellos ladrillos rústicos y su cartel en altura de chapa. Todo un clásico. Sobre la tradicional avenida San Martín de Los Reartes, la fila de motos y de autos aguardan por sus dueños.

Actualmente, quien continúa con el oficio es Rubén, quien recuerda con nostalgia a su padre y aquella época donde los estantes estaban colmados de mercadería.

Desde atrás de un gran mostrador de madera, Freytes hijo anota en su cuaderno rayado el movimiento de las rondas de los clientes.

Los Reartes. La vieja pulpería, lugar de encuentro de los parroquianos. (Nelson Torres)
Los Reartes. La vieja pulpería, lugar de encuentro de los parroquianos. (Nelson Torres)

Cuando le hacen seña, inmediatamente se acerca a la mesa. Luego parte a la cocina, prepara el pedido y en un abrir y cerrar de ojos, todo resuelto.

Un porrón, una “mulita”, un vermú, un plato de maní o de palitos es lo más solicitado en la pulpería Don Segundo Sombra. En las mesas no se habla de política ni de religión. Cada cual paga su cuenta. Algunas veces, algún generoso levanta la mano e invita otra ronda.

Es un martes cualquiera de enero. El calor se hace sentir. Por la calle, desfilan los turistas. Llevan sus bolsas con regalos, con verduras, con la carne comprada para el asado. Los más chicos piden helado. Los más pibes no sueltan el celular.

Acodado sobre el mostrador, Rubén recuerda a su padre. El delgado hombre de prendas sobrias y pulcras se desplaza de manera silenciosa entre las mesas atendiendo los pedidos. Es parco pero amable. Cada tanto, esboza una tímida sonrisa.

De pronto, sus ojos se llenan de lágrimas y mira la lejanía. “Este lugar es todo para mí”, dice y hace una pausa.

“Todo se lo debemos a él”, comenta un baqueano, sentado en una mesa, mientras apunta con el dedo índice un retrato de Don Abel ubicado en el salón principal. Sus compañeros de trago asienten con la cabeza.

Un viaje en el tiempo

La pulpería de Don Freytes tiene dos salas. En una está la barra y sus altos estantes de madera que llegan hasta el techo. La otra, con mayor iluminación, tiene en su parte trasera una pequeña barra con una vitrina esmerilada. Allí se agolpan botellas de grapa, caña, ginebra y hasta un ron. También hay varios mazos de cartas olvidadas y cubiertas de polvo.

Las paredes están adornadas con fotografías de caballos, de jockeys, de carreras cuadreras y hasta con las distintas formaciones del Club Sportivo Los Reartes. Es una suerte de museo que remite a tiempos pasados.

Los Reartes. La vieja pulpería, lugar de encuentro de los parroquianos. (Nelson Torres)
Los Reartes. La vieja pulpería, lugar de encuentro de los parroquianos. (Nelson Torres)

“Éste que está acá es aquel canoso que está sentado allá en esa mesa”, comenta Rubén, mientras señala una foto donde aparece un equipo de fútbol. Sin soltar su vaso con vino tinto, el canoso sonríe.

El recorrido visual continúa con imágenes de su papá y su tío, algunos recortes de diario enmarcados y las clásicas imágenes gauchescas de Molina Ocampo.

No hay música ambiente ni televisores. Sólo se escuchan los sonidos de los vasos, las charlas y algunas risas.

Todo converge en un bar de historia, de recuerdos, de tradición, de familia y sobre todo de amigos.

Los turistas curiosos atraviesan la entrada principal. Observan las instalaciones, caminan por ambos salones, sacan fotos, hasta que finalmente algunos se sientan tímidamente y se integran en aquella postal detenida en el tiempo.

Pasar por Los Reartes sin visitar la pulpería Don Segundo Sombra es no haber pasado por el pueblo de tradición del valle de Calamuchita.

Este río serrano es un enclave para tener en cuenta en Calamuchita. (Instagram: @turismolosreartes)
Este río serrano es un enclave para tener en cuenta en Calamuchita. (Instagram: @turismolosreartes)