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Tres razones para enamorarse de Mar Chiquita

El espejo de agua se extiende hasta donde se pierde la vista. (Córdoba Turismo)
El espejo de agua se extiende hasta donde se pierde la vista. (Córdoba Turismo)

El nordeste de la provincia resguarda esta mítica laguna de agua salada: un mar para disfrutar en plena llanura cordobesa.

Córdoba es una provincia de ríos y sierras, no quedan dudas, pero también tenemos varios lagos para marcar en el mapa. Uno de ellos es, nada más y nada menos, que el más grande de Argentina y la mayor laguna salada de América: Mar Chiquita. Acá, tres razones (más) para enamorarse de este paraje:

1. Sus paseos con historia

La memoria de la localidad está plasmada en varios sitios de interés que pueden recorrerse en una caminata o en un paseo en bicicleta. La primera parada es el Gran Hotel Viena, un eco de tiempos pasados hoy convertido en museo. El paseo sigue por otro hotel abandonado; el Copacabana, que aunque sólo conserva su torre es una postal típica del lugar. Infaltable también pasar por la Capilla San Antonio, que fue utilizada como refugio para niños durante la Segunda Guerra Mundial.

2. Su maravillosa fauna

Si hay un grupo que se destaca entre sus habitantes autóctonos es el de las aves acuáticas. Es un lugar elegido por albergar varios tipos de patos, gansos, gaviotas, garzas, y claro, flamencos. Estos últimos son los protagonistas más vistosos de la laguna, donde se pueden encontrar tres especies diferentes. En un paseo en lancha es posible observarlos de cerca.

3. Los atardeceres

Muchos coinciden en que los mejores ocasos de la provincia se ubican ahí, a unos 197 kilómetros de la ciudad capital, en el mar cordobés. Con las últimas luces del día, el plan es simple: bajar a la orilla y sentarse a contemplar un rato el paisaje. Cuando el espectáculo termina, hay varios locales sobre la costanera para ir a comer. Un buen cierre para una jornada de paseo.