buscar

Sierras de Pocho, el lejano oeste cordobés

El paisaje de esta zona contrasta con el de otras regiones de la provincia. Un recorrido entre volcanes, túneles y palmeras.

No es necesario atravesar cientos de kilómetros para conocer lugares nuevos: sólo hay que observar el mapa y zambullirse en rincones que no forman parte del itinerario turístico habitual (eso sí, siempre bien informados).

Una vez leí que el paisaje es el presente de un pasado, y el oeste de Córdoba alberga una geografía particular que contrasta notablemente con la de otras regiones de la provincia. Basta con detener la mirada en una pampa y ver cómo triángulos perfectos parecen pirámides naturales, o cómo las palmeras se despliegan predominantes sobre un terreno que alguna vez estuvo más animado.

No surgió de la nada: algunas de las sierras son volcanes extintos que estuvieron activos hace 5 millones de años (Poca, Boroa y Vériz, entre otros).

Las sierras del departamento de Pocho se encuentran a 202 kilómetros de la Capital si se  cruza por el Camino de las Altas Cumbres y se pasa por Mina Clavero, Cura Brochero y Taninga por RP 15. También está la opción de llegar a través de Tanti, costeando Los Gigantes en un sinuoso camino de ripio por más de 80 kilómetros.

DATOS ÚTILES. Información útil para una escapada a las Sierras de Pocho.

Perspectivas cambiantes

La óptica cambia según el lugar por el que se acceda. Yo decidí comenzar el viaje por la RP 15 desde Villa de Soto. A medida que se avanza aparecen diferentes protagonistas: descendiendo por la primera cuesta, en La Higuera, se divisan a lo lejos montañas con formas cónicas.

El camino continúa por San Carlos Minas. Una opción es seguir un viejo cartel que indica el acceso al interior de las sierras: Talaini, Cañada de Salas, Las Palmas. Ahí fui. Me esperaban 20 kilómetros por un camino de ripio en buen estado pero que se puede deteriorar si hay lluvias, según me alertó un lugareño. Mi elección fue acertada. La visión de las montañas cambia a medida que me acerco: palmeras caranday copan las pampas y los volcanes acrecientan su tamaño.

Con imaginación, se puede pensar que las Sierras de Pocho hace 5 millones de años tuvieron una geografía muy similar a la actual, pero con volcanes que explotaban y emanaban nubes de humo y material volcánico por toda la zona.

Sobran paisajes

Arrancando desde Taninga, la RP 28 invita a disminuir la marcha y preparar la cámara porque lleva hacia una de las vistas más imponentes del departamento –no sin antes pasar por una iglesia jesuita de más de 300 años, Nuestra Señora del Rosario de las Palmas–.

Algunos ríos animan el paisaje, como el Cachimayo o Salado que proviene de la Laguna de Pocho, un microhábitat que sirve de refugio a algunas especies silvestres.

Cuando la ruta comienza su tramo más sinuoso, se acerca la principal atracción turística: los túneles de Pocho. Esta serie de cinco pasos por debajo de la montaña forma parte del camino que en los años ’30 permitió una conexión más fluida entre Córdoba y la Rioja.

Por su ladera se puede apreciar la imponente Quebrada de la Mermela, y debajo de la cuesta, los extensos llanos de bosque donde se encuentra el límite provincial.

La belleza inigualable de la región, que involucra el 3% del bosque nativo que queda en Córdoba, conllevó a que grandes hectáreas estuvieran protegidas, como la Reserva Natural Chancaní y el Parque Nacional Traslasierra. Este último se ubica alrededor de la exestancia Pinas y desde 2018 es área protegida.

Aquí predominan las especies típicas de la región de bosque seco, como algarrobos, mistoles, quebrachos y palma caranday, entre otros.

Y un dato no menor es que se estima que el área es hábitat de 161 especies de aves, 24 de mamíferos y 30 de reptiles. Pumas, osos meleros, guanacos, martinetas, carpinteros negros, pecaríes de collar y especies endémicas como el tucu-tucu cordobés son algunas de las más representativas.

Las Sierras de Pocho conforman un paisaje distante que vale la pena conocer, no sólo por su belleza sino también para comprender por qué es importante protegerlas.