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Serenidad con vistas a las Altas Cumbres en Nono

A 150 kilómetros de Córdoba, este pueblo ofrece balnearios únicos, caminatas y mucha paz. El cordón montañoso de las Altas Cumbres asoma en todos los paisajes.

Es un domingo de septiembre en Nono y pareciera que aquí no hay nadie. Hasta que Federico, Iván y Alan aparecen con una bicicleta, la pelota de fútbol y sus precoces años. “Acá podés andar tranquilo para juntarte con amigos”, dicen. Después escapan por alguna callecita. A 150 kilómetros de Córdoba, sobre la ruta 14, este pueblo no necesita alzar la voz para hacerse notar.

En la plaza San Martín algunos toman aire puro. Enfrente, la capilla Juan Bautista permanece cerrada y en la entrada una placa de bronce deja leer: “La comunidad cristiana de Nono agradece al Señor. Al cura José Gabriel del Rosario Brochero y sus feligreses”. Nono –como todos los sitios del Valle de Traslasierra– tienen la mejor publicidad a cero pesos: el cordón montañoso de las Altas Cumbres que asoma por detrás, un clima amigable en verano y la serenidad de los que piden gancho al vértigo.

DATOS. Información útil para relajarse en Nono.

De un kiosco asoma Claudio. Nació en Pergamino hace 57 años y tiene un emprendimiento de cabañas a siete kilómetros del pueblo. Cuenta que, cuando compró el terreno, se lo consideraba una zona muy alejada. Hoy, este enclave está entre los destinos más elegidos por los veraneantes.

Postales de la tierra

La confluencia de los ríos Los Sauces y Chico merece una foto. O mejor, quedarse en silencio y ver cómo se unen sin molestarse entre ellos. “Acá me gusta venir cuando todavía no hay turismo y disfruto esta paz; mirá lo que es el lugar”, expresa Claudio. A unos metros de allí, surgen los dos cerros que le dieron el nombre al sitio. En la pared de una casona histórica que sirvió de posta en 1880, se explica: “Monseñor Cabrera dice que le fue aplicado el nombre de Ñu Ñu a la población significando en lengua quechua ‘Senos de mujer’”.

En estas tierras de comechingones, y después invadidas por españoles en 1573, ahora hay balnearios con los cuales uno se casaría para toda la vida: el manso río Chico que avanza entre rocas y árboles, el espejo líquido de Los Sauces o Los Remansos. Y la joyita para muchos: el Paso de las Tropas, repleto de ollas naturales y cuyo surco de agua es custodiado en tramos por paredes de piedra que lo convierten en una especie de cañadón natural. El balneario debe su nombre a que por allí pasaron las tropas del General Paz –unitario– y del Gral. Bustos –federal– en la cruzada libertadora de 1830.

Saciar la curiosidad

Supongamos que llueve y no está para el chapuzón, o que vino el frío. A unos cinco kilómetros de la plaza principal se llega por camino de tierra hasta el museo polifacético Rocsen. Lo fundó Juan Santiago Bouchón, quien se radicó en Nono en 1959 y logró lo imposible: un lugar con 100 temas de exposición y más de 55.000 piezas, con otras tantas que esperan en el depósito. Hay espacio para la paleontología, la geología, la arqueología y más: la lista es interminable.

Acá todos devuelven el saludo. Pamela, también. Ella tiene un local de artesanías, ropa y cerámica y destaca: “Nono tiene vida propia. Me atrajo porque socialmente acá somos todos más parejitos. No hay muchos lugares de consumo y la vida se hace sencilla. Disfrutamos de las cosas más simples”, dice quien vive hace siete años y recalca las bondades naturales del lugar.

Con el atardecer encima, Claudio se despide y en algún rincón queda la confesión de su mundo personal y el de Liliana, la esposa: “Se murieron nuestros viejos de golpe y, más allá de que el proyecto de venir ya estaba en marcha, eso me hizo un clic. Se cortó la raíz”. Y fue acá, lejos, que Claudio asomó y empezó a cavar hasta encontrar, otra vez, la raíz propia.

Casas con historia

Es un recorrido de ocho paradas en construcciones históricas. Se puede visitar la escuela primaria Domingo Faustino Sarmiento, el primer hospedaje del pueblo construido en la década de 1920 y otra construcción del ’50 cuyo frente de 13 metros es de ladrillo sin revoque. También se distinguen la subcomisaría de Nono y un almacén construido en 1920.