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Según pasan los días

Desde épocas remotas, el hombre se preocupó por medir el tiempo. Los relojes, una de las tantas creaciones humanas, sirven para ordenar el transcurso del día a la noche y viceversa

Innumerables relojes marcan, con simples o sofisticados mecanismos, el tiempo diario de la ciudad. Relojes de sol, relojes electrónicos, relojes pulsera, relojes de bolsillo, relojes de arena y de péndulo, entre otros, conforman un curioso itinerario por la capital cordobesa.

El área de Guías de la Dirección de Turismo Municipal ofrece un recorrido gratuito por el casco histórico local para descubrir la historia de algunos edificios y conocer algunos datos de los relojes que adornan sus fachadas.

El hombre primitivo seguramente veía transcurrir los días y las noches sin un orden aparente, pero a medida que surgían las comunidades y sociedades con relaciones más complejas se hizo indispensable medir el tiempo, para determinar momentos rituales, para establecer los tiempos de siembra y cosecha, para cobrar impuestos, para escribir la historia de la propia cultura, entre tantas otras cosas. Por lo tanto, se fueron creando métodos para ordenar el tiempo en horas, días, semanas, meses y años, y así surgieron los calendarios y también los relojes.

Los egipcios conocían el año solar de 365 días y lo dividían en 12 meses de 30 días más cinco días complementarios. Los meses se dividían en tres semanas de 10 días.

En Babilonia también medían el año en 365 días y de esta cultura hemos heredado el minuto de 60 segundos, la hora de 60 minutos y la semana de siete días.

Actualmente utilizamos el Calendario Gregoriano para contabilizar nuestro tiempo, cuyo nombre proviene del Papa que le dio origen, Gregorio XIII, y que comenzó a regir en octubre de 1582.

Este calendario se basa en el antiguo Calendario Juliano, de origen romano, y del cual derivan los nombres de los meses y los días de la semana, dedicados en su mayoría a las deidades romanas: Jano (enero); Februa (febrero); Marte (marzo); Maia (mayo), Luna (lunes); Mercurio (miércoles); Júpiter (jueves); Venus (viernes), entre otros.

Los calendarios se utilizan para medir el tiempo largo, pero el tiempo corto lo medimos con relojes. Los primeros datan del siglo XIII y estaban hechos de acero, por lo que los cambios de temperatura expandían y contraían el metal afectando la exactitud de sus mediciones entre 15 y 30 minutos.

En los siglos siguientes los relojes se fueron perfeccionando surgiendo así el “reloj de saco” que podía llevarse en un bolsillo, sonaba cada 60 minutos y su duración máxima era de 40 horas. En el siglo XVII se creó el reloj de péndulo siendo casi tan preciso como el reloj de sol. El siglo 19 trajo consigo el surgimiento del reloj eléctrico y el siglo 20 el reloj atómico, el más preciso que existe en la actualidad y el que se usa para coordinar el tiempo mundial; de gran importancia para las mediciones terrestres a gran distancia y para la navegación en general.

Relojes cordobeses. Antiguos relojes pueden observarse en el centro de la ciudad, sobre todo los que coronan importantes edificios.
Uno de ellos se encuentra en el edificio que hoy ocupa la Anses, en la esquina de Rosario de Santa Fe y Rivadavia. Esta construcción fue inaugurada en 1949 como sede del Banco Español del Río de la Plata Limitado y cuenta con un sistema de siete relojes, uno de péndulo que coordina los seis restantes, cinco de ellos en el interior del edificio y uno fuera que posee cuatro cuadrantes y es el que se observa desde la calle.

Otro reloj, en este caso “de sol”, puede visualizarse en la pared trasera del mal llamado Oratorio del Obispo Mercadillo, en Rosario de Santa Fe 39.

Esta construcción que data de mediados del siglo XVIII fue el zaguán de ingreso y planta alta con balcón de la casa del comerciante español Pedro Fernando Bravo de la Torre Palacio. Posee un reloj de sol de tipo vertical que fue reparado a mediados de la década de 2010 y hoy marca con exactitud la hora solar, que tiene una diferencia de una hora con respecto a la hora oficial adoptada por la República Argentina.

Un reloj de origen inglés corona la torre sur de la Catedral, y hoy luce completamente restaurado debido a los festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo.

El primer reloj que tuvo la iglesia, hoy desmontado, data del siglo 19 y parte de sus engranajes hoy pueden apreciarse en el museo Juan de Tejeda. Pero a principios del siglo 20 fue reemplazado por el actual que durante varios períodos estuvo sin funcionar.

En 1944 y 1999 fue reparado, en el segundo caso debido a que se aproximaba el segundo milenio y el reloj no marcaría evento tan importante de nuestro tiempo. En 2000 se lo adaptó para que funcione automáticamente pero volvió a descomponerse. A mediados de la década de 2010 su sistema se activaba manualmente cada semana cuando era visitado por un relojero que literalmente le daba cuerda para que la pesa subiese hasta la cima de la torre y diera inicio nuevamente al conteo de las horas.

Afortunadamente los festejos del Bicentenario hicieron que finalmente este reloj fuese completamente automatizado y conectado a las ocho campanas que hoy se disponen en las torres del templo marcando con su ding dong las horas del día y el llamado a la misa.

El último reloj de este céntrico recorrido es el de la torre de la Legislatura, inaugurado para conmemorar el Centenario de la Revolución de Mayo en 1910 y también para prestar un servicio al pueblo, función que compartían los grandes relojes monumentales del mundo.

El 25 de mayo de 1910 fue inaugurado oficialmente este reloj, pero actualmente ya no marca las horas.

Lo que hay que saber

Visita. Según pasan los años
Cuándo. Martes 18 y 25 de enero y 1º; 8; 15 y 22 de febrero a las 18.
Partida. Oficina de Informes del Cabildo de la Ciudad.
Recorrido. Por la Catedral; ex Banco Español; Oratorio del Obispo Mercadillo y Legislatura.
Informes. Teléfonos (0351) 434-2227 y 434-1200.