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Qué hacer en Villa General Belgrano en días nublados

Cuando el sol se toma vacaciones, la villa saca a relucir sus circuitos culturales. 

Villa General Belgrano surgió como “Paraje El Sauce”. En la década del ’30, la llegada de inmigrantes alemanes, suizos y austríacos empezó a construir una identidad que, con los años, los viajeros tomaron como atractivo turístico. Hoy, esa tradición centroeuropea se expresa de diferentes maneras.

En la gastronomía, los frutos del bosque cultivados en la zona se disfrutan en mermeladas, helados y postres. Los chocolates –rellenos de frambuesa, cereza, zarzamora o arándano– se destacan en las vidrieras del centro. Las cervezas artesanales, el chucrut, el goulash y los embutidos alemanes son otros productos típicos que todo turista debe probar.

ES COMO ESTAR EN EUROPA: PUESTOS CON ARTESANÍAS, GENTE TOCANDO EL ARPA EN LA PLAZA Y OTROS BAILANDO DANZAS DE ESAS REGIONES

En la actualidad, la historia de los inmigrantes que se radicaron a mediados del siglo pasado aparece reflejada en la arquitectura y en los espacios culturales, ideales para los amantes de la fotografía. Rodeado de pinares, el pueblo también reproduce la magia de los bosques alpinos en los negocios de decoración, entre duendes y llamadores de ángeles.

Todas esas manifestaciones de la cultura local cobran especial protagonismo cuando el sol se toma vacaciones de los turistas y la agenda con actividades por las sierras debe ser suspendida. A continuación, algunos lugares para recorrer a pie por la avenida Julio A. Roca /San Martín, la calle principal de este rincón de Calamuchita:

-¡Pino a la vista! Inaugurada en 2001 junto al Salón de Eventos, la Torre del Tiempo permite ver la localidad y parte del Valle desde los cuatro puntos cardinales. Si a su pareja le gusta sacar fotos, ármese de paciencia. Tras subir casi 100 escalones, la vegetación contrasta con los tejados. La torre mide 23 metros. Si no hay nubosidad, también se observan el Cerro de la Virgen y el pico Alemán, el cerro del Cristo Grande y las serranías de Yacanto. Abre todos los días, de 9 a 20.30. Entrada: mayores, 35 pesos; menores, 20 pesos.

-Reino de golosos. Si es cierto que la cultura implica hibridez, vale la pena abandonar los criollitos para acompañar los mates con una porción de strudel (350 pesos el kilo) de Anneliese (Julio A. Roca 213). Algo más convencional es merendar con rosquitas o clásicas tortas como la selva negra (140 pesos la porción) en Ciervo Rojo (Julio A. Roca 210). El mobiliario de estilo tirolés traslada a Europa, mientras uno de los anfitriones toca el piano. El Camino del Té tiene su parada en Madre (San Martín 17). El lugar se destaca por su línea Sáan, las tartas de manzana y los panes caseros.

-Una vuelta por la historia. Documentos, fotografías y objetos del Museo Histórico y Centro Cultural reconstruyen el pasado local. La Fiesta de la Cerveza y la vida de los inmigrantes aparecen en los paneles. Un sector curioso es el destinado a los marineros del acorazado alemán Graf Spee, hundido por los ingleses en 1939 en el Río de la Plata. Varios de sus tripulantes se radicaron en esta villa serrana. En Uruguay 105 (a una cuadra del centro). Entrada: 50 pesos (menores de 12, sin cargo). Martes a sábado, de 10 a 15.

-¿Chocolates o helados? Si no hace tanto frío, vale la pena probar helados artesanales con gustos típicos de la zona (zarzamora, frutos rojos, frambuesa) o especiales (palta, melón, chocolate con naranjitas). Brunnen Eis (Julio A. Roca 67), Heladería Suiza (Julio A. Roca 11) y Krems (Julio A. Roca 65) son marcas famosas. En días con temperaturas bajas, las chocolaterías toman la iniciativa: Süss Dulzuras (Julio A. Roca 53) y Barrilín (Julio A. Roca 126, local 18) combinan frutos del bosque con distintos tipos de chocolate.

-Cartas centroeuropeas. Cuando el mal tiempo acompaña toda la jornada, nada mejor que levantar el ánimo con una picada alemana (790 pesos para cuatro personas) u otro plato típico (goulash), acompañado de cerveza artesanal (110 pesos la pinta de medio litro) en Tante Leny (Julio A. Roca 173; acepta tarjetas). Al frente, también está Ciervo Rojo. En Villa General Belgrano hay muchas marcas de cerveza artesanal. Algunas, incluso, permiten recorrer su fábrica para conocer el proceso de producción.