Por Yacanto a pura fuerza

Cubrir en bicicleta de montaña el trayecto que va desde Villa Yacanto de Calamuchita hasta Capilla del Carmen, en los faldeos de las Sierras Grandes, es uno de los paseos más atractivos que puedan hacerse, en la provincia de Córdoba, con esta modalidad deportiva.

La travesía, de 37 kilómetros en total, se realiza por caminos de tierra caracterizados por imponentes paisajes, ríos transparentes y extensos pinares, con el cerro Champaquí como azulado telón de fondo.

El periplo inicia en la casita de piedra que la Dirección Municipal de turismo de Villa Yacanto posee a la vera de la ruta 5, a 1.208 metros sobre el nivel del mar.

Desde ese punto se avanza siete kilómetros y medio hacia el sudoeste hasta llegar al vado de El Durazno (910 metros sobre el nivel del mar). Allí, el original puente colgante, que franquea el río, obliga a efectuar una parada para tomar fotografías y dar un vistazo al pintoresco pueblo que se alza en la costa del  curso de agua.

A continuación se inicia un fuerte ascenso en dirección sur, cuya cota máxima alcanza los 1.208 metros, para luego descender hasta los 1.100 metros, altura a la que se encuentra Capilla del Carmen, un virginal caserío serrano.

En el lugar vive una sola familia y en esa soledad sobresale una blanca capilla construida a mediados del siglo pasado.

Se trata de 11 kilómetros en los que se suceden postales con vistas sobrecogedoras. Hay también una pequeña escuela y un arroyo que provee de agua a los lugareños.

Regreso. El regreso se realiza por el mismo itinerario con la posibilidad de explorar atajos por los innumerables senderos existentes.

A la hora del recuento fueron aproximadamente siete horas de excursión.

Quienes decidan efectuar la travesía contarán con excelentes servicios en Yacanto como en El Durazno donde hay buenas cabañas, bares muy bien surtidos y restaurantes para distintos presupuestos.

Entre 200 y 400 pesos por día es el precio por el cual es posible acceder a una cabaña para seis personas completamente equipada.

Se trata de una travesía inolvidable. Una bicicleta en buen estado, cámaras de repuesto y un conductor con ganas de quemar calorías, son suficientes para realizar el recorrido, a pura fuerza.