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Pinas: la histórica estancia cordobesa que se transformó en el Parque Nacional Traslasierra

El Parque Nacional Traslasierra se convirtió en uno de los espacios protegidos más grandes del país en cuanto a su biodiversidad y patrimonio histórico.( Pablo Rodriguez Merkel).
El Parque Nacional Traslasierra se convirtió en uno de los espacios protegidos más grandes del país en cuanto a su biodiversidad y patrimonio histórico.( Pablo Rodriguez Merkel).

Pegado a La Rioja, entre los departamentos de Minas y Pocho, aparece este tesoro natural. Si bien no hay precisiones acerca de cuándo se podrá visitar, te contamos de qué se trata.

Hace unos meses, la Estancia Pinas fue elegida como “compañera” del Parque Nacional Quebrada del Condorito, el único que poseía la provincia hasta el momento. El lugar es un enorme latifundio de más de cien mil hectáreas del Chaco Seco, una de las eco-regiones más amenazadas a nivel mundial, y resguarda un importante fragmento del bosque que alguna vez cubrió millones de otras hectáreas en Córdoba.

¿Por qué este nuevo parque nacional es todo un hito? Porque se convirtió en uno de los espacios protegidos más grandes del país, y va a salvaguardar tanto la biodiversidad como el patrimonio histórico de la zona, ya que se estima que posee vestigios de la cultura comechingona.

Especies únicas y valor histórico

Uno de los rasgos más llamativos es que, además de contar con más de 220 especies de aves, 35 de mamíferos y 30 de reptiles, según informes de la Universidad Nacional de Córdoba, en Pinas acaba de ser descubierta una especie que nunca antes había sido detectada en la provincia, y que está catalogada en peligro de extinción a nivel global: el pecarí chaqueño o chancho quimilero. Asimismo, el sitio alberga una de las últimas poblaciones de guanacos de Córdoba, además de osos meleros, lampalaguas y matacos bola. Y entre las aves que alojan sus montes de algarrobos, quebrachos, cardones y chañares se encuentran también algunas en riesgo, como el águila coronada, el loro hablador, el carpintero negro y el cardenal amarillo.

Otra de las características que la distinguen del resto de las regiones cordobesas es que, al estar ubicada en ambientes áridos, limitó la expansión de la producción agropecuaria. De esta manera, sus suelos originales no sufrieron cambios drásticos con la explotación de las tierras.

A la vez, este extenso predio rural tiene un marcado valor histórico, ya que atraviesa la memoria cordobesa desde la época precolombina hasta hoy. Sus dueños originales podrían haber sido los comechingones, para luego pasar por una larga lista de propietarios que llega hasta los más conocidos: el legislador Lisandro de la Torre y luego el empresario Juan Manubens Calvet. En sus inmediaciones se puede encontrar el casco de estancia ubicado al pie del volcán Yerba Buena, que pertenece a los denominados “volcanes de Pocho”. Data de la época colonial, está en excelente estado de conservación y tiene una capilla del siglo XIX.

Un espacio de conservación para los ecoturistas

Si bien el fin principal no sería generar un movimiento turístico que sirva de sostén económico a la región, quienes visitarían el parque en un primer momento lo harían en su mayoría con fines científicos, ecológicos y conservacionistas.

No obstante, la reserva conformaría, junto con el camino de Los Túneles y la reserva natural Chancaní, un interesante circuito para el turismo ecológico que iniciaría próximamente. Por otro lado, también ocupa un papel protagónico en la conformación del corredor de conservación y turismo del norte de Córdoba, junto con el futuro Parque Nacional Ansenuza.