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Para descubrir símbolos urbanos

Fachada de la iglesia de la Compañía de Jesús, que este año cumple 100 años. El arquitecto Onetto desnudó sus paredes de todo el revoque.
Fachada de la iglesia de la Compañía de Jesús, que este año cumple 100 años. El arquitecto Onetto desnudó sus paredes de todo el revoque.

Muchos que transitan el centro de la ciudad observan detalles urbanos y se preguntan cuándo fueron colocados y cuál es su significado. A través de una caminata guiada, se pueden despejar esas dudas.

Al cruzar la plaza San Martín, pasar frente a la Catedral o al recorrer las peatonales por el Patrimonio Cultural de la Humanidad declarado por la Unesco, los peatones encuentran detalles que en muchas ocasiones los lleva a preguntarse desde cuándo están y cual es su uso. Aquí van algunas respuestas a esas dudas cotidianas.

Uno de los elementos más consultados, desde que el celular desplazó al reloj pulsera, es el reloj de la Catedral cuya fecha de colocación es motivo de desconocimiento. Si bien Córdoba fue una de las primeras ciudades en tener un reloj público mecánico, los cordobeses debieron pasar mucho tiempo para tenerlo en la plaza principal.

La modernidad que el jesuita Hans Roth trajo en 1734 fue casi de uso exclusivo de la orden de la Compañía de Jesús, ya que se encontraba funcionando en una de las torres de su iglesia, mirando hacia adentro de los claustros de la universidad. Fabricado en Suiza, representaba la mayor tecnología vista en estas tierras y sólo los curas tenían la capacidad para hacerlo funcionar por un sistema de pesas y poleas.

Tras la expulsión de la orden de América, buena parte de su patrimonio en Córdoba fue desarmado y repartido entre instituciones, templos y algún que otro particular. La iglesia Mayor (Catedral) recibió, en tiempos de su consagración, algunos ornamentos, como la imponente puerta cancel que conserva hasta la actualidad; un maravilloso tabernáculo tallado en cedro paraguayo con policromados y dorado a la hoja, que hoy puede verse en Villa de Tulumba, y finalmente el reloj, llegado recién en 1853.

No hay muchos datos sobre si funcionó verdaderamente en la Catedral o fue parte del decorado. Lo cierto es que no había en la ciudad nadie con los conocimientos para hacerlo funcionar. Allá por 1930, el padre Pedro Grenón junto con un grupo de especialistas mandaron a hacer los repuestos faltantes, pero aun así no hubo manera de revivirlo. Finalmente, ante la frustración, se compró en Inglaterra el reloj que se observa en la Catedral, el cual se colocó el 28 de febrero de 1944.

En los primeros tiempos funcionó por un sistema de pesas y péndulo, que se accionaba cada cuatro días, y en los últimos años con un sistema automático, que combina con un teclado y una memoria que acciona las melodías de las campanas que suenan en distintos horarios y en eventos especiales de la iglesia.

Aun hoy, profesionales y aficionados que se acercan al Museo de Arte Religioso Juan de Tejeda, ven las maquinarias del antiguo reloj jesuita y se entusiasman con la idea de verlo en acción nuevamente.

Fachada de la iglesia de la Compañía de Jesús, que este año cumple 100 años. El arquitecto Onetto desnudó sus paredes de todo el revoque.
Fachada de la iglesia de la Compañía de Jesús, que este año cumple 100 años. El arquitecto Onetto desnudó sus paredes de todo el revoque.

Iglesia de Piedra

Aunque la iglesia de la Compañía de Jesús es el templo monumental más antiguo de Argentina por su consagración en 1671, el proyecto de la actual fachada de piedra cumple en 2014 sus primeros 100 años.

No fue fácil para aquella sociedad aristocrática y liberal de principios de siglo elegir un proyecto para la renovación de la Compañía de Jesús. Pasaron los planos de Juan Kronfus, Guido Buffo y otros que, infructuosamente, trataron de darle el toque barroco que merecía el monumento de apariencia simple. Hasta que llegó Carlos Onetto, un joven arquitecto con una idea tan sencilla como genial: desnudar las paredes de todo su revoque.

De esta forma, no sólo se vislumbraría el calicanto original, la roca labrada, los cantos rodados y la argamasa de cal y arena, sino también el esfuerzo de los trabajadores que forjaron esas piedras: negros esclavos y aborígenes especializados, junto al hermano coadjutor que aplicaba todos sus conocimientos a esa obra.

El arquitecto Onetto mostró también los mechinales usados para la colocación de los andamios y hoy los huecos cuadrados dispuestos simétricamente parecen una decoración moderna. También descubrió muchas heridas de lo que dejó la expulsión de la orden de la Compañía en 1767, como los espacios de las puertas originales que hoy se encuentran en la iglesia Catedral o las reconstrucciones de la capilla de Lourdes, sobre la calle Caseros, donde el calicanto y el ladrillo muestran dos épocas muy diferentes, y los pináculos triangulares que allá en lo alto exponen las fechas de su construcción.

Reloj y campanario de la iglesia Catedral, antes llamada Mayor.
Reloj y campanario de la iglesia Catedral, antes llamada Mayor.

Rumbo al Bicentenario 

Al cumplirse 100 años de la Independencia, el 9 de julio de 1916, se inauguró en la Plaza Mayor, como en muchos puntos del país, el monumento en bronce del libertador traído de Francia y se le dio el nombre de San Martín.

En el conjunto escultórico hay representaciones en bajorrelieves de distintas escenas épicas del general José de San Martín, como la Batalla de San Lorenzo, el Cruce de los Andes y el abrazo con el general Bernardo O\'Higgins.

Se agregan también al conjunto cuatro cóndores que representan los puntos cardinales; los escudos de la Nación y de la provincia de Córdoba; la apoteosis de la República, y un bajorrelieve al frente donde se observa una imagen de San Martín junto con Juan Martín de Pueyrredón, en la que el “Padre de la Patria” convence al Director de las Provincias Unidas de ayudarlo a preparar un ejército que realice el heroico cruce de los Andes.

Esa escena histórica se concretó en la ciudad de Córdoba, a metros de la plaza, en la actual esquina de 25 de Mayo y Alvear y una placa recuerda el lugar donde se emplazaba la casona donde se llevó a cabo el encuentro.

Frente al monumento se encuentra la lámpara votiva, esa especie de olla que siempre provocó curiosidad entre los paseantes, ya que es raro verla funcionar. Es que ello ocurre sólo una vez al año, cada 17 de agosto cuando se enciende con motivo del recuerdo de la muerte del general José de San Martín.

En Córdoba, el memorándum es doble, ya que el fundador, Jerónimo Luis de Cabrera también murió en la misma fecha, pero hace 440 años.

Cuando falta muy poco para el bicentenario de la Independencia (1816 – 2016), ¿qué se podría proponer para evocar en los espacios públicos la gesta patriótica? Escuelas, instituciones educativas en general, grupos y turistas pueden sumarse a las visitas guiadas que el Servicio ofrece en la ciudad y provincia de Córdoba.

Lo que hay que saber

Otros circuitos ofrecidos: 

  • Centro Histórico y Manzana Jesuítica. De lunes a viernes a las 17. Partida: desde el Cabildo Histórico. Sábados, domingos y feriados con reserva.
  • Córdoba Iluminada. Todos los días a las 19 con reserva.

Tarifas: sujetas a variación.

Servicio de Guías de Turismo de Córdoba, asociación civil, teléfono (0351) 155-931700 y -156-636884.

E-mail: guiasdecordoba@gmail.com

Facebook: guias de turismo