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A la vera del Camino Real

En el corazón de San José de la Dormida, el apacible pueblo que acompaña al Camino Real.
En el corazón de San José de la Dormida, el apacible pueblo que acompaña al Camino Real.

La antigua localidad está bendecida por la estratégica ubicación, que facilita su inclusión en diversos recorridos turísticos ligados a la tradición y la historia del norte provincial.

San José de la Dormida se encuentra a 125 kilómetros de la ciudad de Córdoba, en el corazón del sector norte de la provincia de Córdoba y al pie de las sierras bajas de Ambargasta.

Su ubicación resulta estratégica ya que permite la inclusión del área en diferentes circuitos turísticos ligados a la tradición y la historia porque la localidad tiene génesis mucho antes de la llegada de los españoles, cuando los pueblos nativos llamaron al lugar Chipitín (“hombre de río”). Precisamente fueron las comunidades aborígenes las que dejaron numerosos vestigios de su presencia y que hoy engalanan el patrimonio arqueológico de la localidad.

Esta población al igual que otras con la conquista española se transformó en un hito hispánico a la vera del Camino Real al Alto Perú, hasta que en 1857 se fundó oficialmente como Villa San José de la Dormida en homenaje a San José, su patrono.

La actualidad

La fisonomía del pueblo se muestra principalmente en la avenida Juan Domingo Perón la que atestigua una larga data porque es parte del trayecto original del Camino Real al Alto Perú.

En la actual avenida se agolpan los distintos negocios. En esas inmediaciones se encuentra el “Aguaribay Histórico”, añoso árbol que fue sombra y descanso de algunas figuras clave de la historia nacional de esos tiempos.

En el pueblo llama la atención el conjunto de casonas antiguas construidas entre los años 1850 y 1900 que mantienen el linaje de los diseños que siguen en general un estilo neoclásico italiano.

Al caminar las arterias tranquilas que hablan de interior de provincia se llega a la Parroquia San José, templo que resalta por sus imponentes cúpulas. No muy lejos, la Casa Fray Mamerto Esquiú, testimonia el tiempo donde se alojó el sacerdote durante su misión pastoral, en 1882.

En plena zona urbana, a dos cuadras de la plaza, se encuentran Los Morteritos, testimonio arqueológico que representa las huellas plasmadas por los aborígenes que habitaron el lugar.

En el Museo Sanavirón (que funciona en una de las casas más representativas) se exhiben elementos aborígenes; de la etapa gauchesca y de fines de 1800 y principios de 1900.

Para el esparcimiento al aire libre, a sólo ocho kilómetros del pueblo se encuentran la quebrada del Tigre y el dique Pisco Huasi, ambos parajes naturales que ofrecen la posibilidad de admirar la vida silvestre. En esa geografía es ideal para cabalgatas, bicicleteadas y caminatas.

Informes en Secretaría de Cultura y Turismo de San José de la Dormida, teléfono (03521) 49-7277. Correos electrónicos:ladormidaturismo@argentina.com / ladormidaturismo@hotmail.com